Capitulo 12

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Capítulo 12: Entrenamiento / Marcas

El profesor de Genética hablaba monótonamente mientras Higurashi Kagome garabateaba su cuaderno sin prestar atención. Sin pensarlo dibujó un chibi Inuyasha que graciosamente se rascaba con una de sus patas la espalda. Sonrojada recordó al hanyou, la noche anterior no había podido resistirlo, pensó en no hacer nada en su habitación por temor a que su familia la escuchara... pero su compañero ardiente de pasión la había hecho ceder, y lo admitía con gusto... adoraba ceder a las tentaciones que le provocaba su Inuyasha.

Flash back

- Kagome...Kagome...- gimió Inuyasha, sus fuertes manos recorrían febrilmente cada curva del cuerpo de la chica– te gusta enloquecerme ¿no mujer? – le preguntó antes de besar hambrientamente sus labios.

Kagome, sin poder resistir a los encantos del hanyou, correspondió a sus besos con la misma pasión. Con deseo acarició su espalda, recorriendo con avidez su bien formado cuerpo. Una de sus manos estudió su pecho pellizcando sus pectorales suavemente, lo deseaba intensamente, y debía admitirlo, parte de la culpa era suya por provocarlo tan descaradamente con su vestimenta, al apretarse contra él, pero diablos... que importaba eso ahora, con las caricias tan deliciosas que el medio demonio le propinaba, no podía pensar en si debía o no, ella sólo quería..

El muchacho deslizó una de sus manos lentamente por la espalda de su mujer atrayéndola más contra su cuerpo, deseaba sentir de nuevo sus suaves pechos contra su torso y cada parte de su cálido cuerpo rozandose contra el suyo. - Kagome...- le susurró sensualmente al oído mientras bajaba sus manos hasta el trasero de la mujer, lentamente comenzó a presionarlo y a masajearlo con suavidad - ...pensé que no haríamos nada esta noche...- le dijo mirándola con deseo mientras la jalaba más hacia él para hacerle sentir su ya algo excitado miembro.

- Inuyasha... – susurró agitadamente Kagome. – No podemos hacer el amor por completo... no hasta que me entere de los resultados... pero... – se interrumpió para mirarlo traviesamente y murmurarle de forma coqueta – podemos jugar un poquito... Inuyasha.-

Él le sonrió seductoramente antes de tumbarla de espaldas sobre la cama quedando recostado sobre ella. Despacio comenzó a besar su cuello, formando un camino de besos que pasó por sus pechos, vientre, hasta llegar a su intimidad. Subió su rostro para mirar sensualmente a su mujer, quien estaba totalmente roja y agitada.

- Inu.. yasha.. sigue... – gimió la joven deseosa de que el hanyou continuara con su recorrido. Necesitaba de los labios del chico para sentirse completa. El calor de sus labios acariciando su piel, sus manos deslizandose fogosamente entre sus muslos...con cada caricia la atrapaba en una red de placer y ansiedad en la que ella deseaba quedarse para siempre.

El joven suavemente separó sus piernas, despacio acarició con sus labios la parte superior de sus muslos; el aroma de su piel, su suavidad, sus reacciones a cada una de sus caricias lo excitaban poderosamente; febrilmente comenzó a lamer los alrededores de su ía como el cuerpo de su mujer temblaba y como esta se movía con excitación sobre la cama. La intensa fragancia de su excitación y sus delirantes quejidos hacían arder cada vez con mayor fuerza su sangre.

Lentamente deslizó su lengua subiendo y bajando por los bordes de la intimidad de la chica una y otra vez, hambriento de ella, deseoso de impregnarse de su excitante aroma, y de su delicioso sabor, deseaba poseer por completo y por el resto de su vida a esa mujer, ser el dueño de sus caricias, de sus besos, ser el único capaz de hacerla temblar de placer entre sus brazos por siempre.
Vió como la muchacha levantaba un poco sus caderas deseosa de mayor contacto, excitado la tomó por las caderas acercándola aún más hacia él, sus labios besaron, presionaron y chuparon una y otra vez su intimidad; se movieron siguiendo el compás de la agitada respiración de la mujer, de sus jadeos y gemidos que le exigían que no se detuviera.
Despacio comenzó a lamer el centro de placer de su mujer, haciendo que está se retorciera y jadeara de placer con más fuerza. Ansioso volvió a dirigir sus labios hasta su intimidad penetrando lentamente con su lengua en sus profundidades femeninas; saboreando deseoso su calidez y humedad.
La joven sintió una fuerte tensión en el bajo vientre, un revoloteo que recorrió su cuerpo y que la hacia ansiar más mucho más. Al borde del orgasmo apretó fuerte las sabanas con sus manos, mientras gritaba el nombre del hanyou. Luego se relajó completamente, soltando poco a poco las sabanas, desvaneciendose en brazos del inmenso placer.

Ai wa yasei da!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora