-¿Cómo te encuentras?- preguntó su madre girando su cuerpo sobre el asiento del coche para poder mirarla.
-Estoy un poco agobiada por el primer día de clases, pero ya sabéis que lo estoy desde que papá nos dijo que teníamos que volver a mudarnos.- respondió Audrey, apartándose el mechón rebelde de su cabellera rubia, que se había escapado de la cola de caballo que llevaba hecha.- Estaré bien, mamá. Dentro de mis posibilidades.- soltó una pequeña carcajada, intentando así, tranquilizar a su madre y ahora también a su padre, que la miraba desde el espejo retrovisor; ambos, con una mirada que reflejaba preocupación.
Su hermano Ashton en cambio, llevaba escuchando música desde que la familia se subió al coche de alquiler -el que utilizarían en Australia hasta que les llegase el suyo propio desde Londres-, y estaba más pendiente de utilizar sus baquetas sobre el reposacabezas del asiento del copiloto que de la conversación que tenía lugar en el automóvil.
Cuando entraron al barrio en el que vivirían a partir de ahora, Audrey abrió los ojos emocionada y bajó la ventanilla del coche para admirar las vistas que, seguramente, disfrutaría cada día. Cuando su padre paró el coche, la joven supo que habían llegado a su nuevo hogar.
-Hey, Ashton.- llamó la rubia al de pelo rizado, acompañándolo de un ligero empujón para hacerse notar. Éste dejó de tocar la batería que había improvisado durante el camino desde el aeropuerto y se quitó rápidamente los auriculares, mirando a los ojos de su hermana.- Ya hemos llegado, ayúdame a bajar algunas de las maletas, anda.
Cuando tuvieron todas sus pertenencias dentro de la casa, Audrey subió corriendo las escaleras seguida de su hermano.
-¡No corráis mientras subís las escaleras! ¡Os tengo dicho que algún día os caeréis y os romperéis, como poco, una pierna!- advirtió Cassandra desde el vestíbulo. Sus dos monstruítos nunca cambiarían.
Los pequeños de la familia Irwin se peleaban por la habitación que tenía balcón y las vistas hacia la playa.
-Esta habitación es mía, Ash. Retírese de mis aposentos.- los dos intentaban entrar al mismo tiempo en el cubículo, fallando en el intento.
-Soy el hermano mayor. Hay un código que dice que los hermanos mayores se quedan con la mejor habitación siempre.
-Sabes tan bien como yo que ese código te lo acabas de inventar. Es más,- comienza a hablar la pequeña apartándose rápidamente de la puerta, provocando que su hermano casi cayera al suelo.- tú y yo sabemos por qué quieres ésta habitación.
-¿Ah, sí? ¿Y por qué entonces?- preguntó con un tono burlón cruzándose de brazos.
-Porque no quieres que mamá se entere de que fumas a escondidas de ella.- la cara de Audrey estaba siendo adornada por la sonrisa de 'sé algo que puedo utilizar en tu contra en cualquier situación', y pudo notar como su hermano mayor se tensaba al escuchar sus palabras.- Papá puede hacer como que no lo sabe, incluso puede compartir contigo alguno de sus cigarrillos, pero yo no seré tan benevolente contigo, Fletcher.
-Es toda tuya. Además, para tu información, no me gusta para nada el color de las paredes. Puedes quedártela, no me interesa.- respondió rápidamente justamente después de que su hermana terminase de hablar. Salió corriendo de la habitación y Audrey rió acercándose al balcón.
Las vistas desde éste eran increíbles. El enorme océano se extendía a lo largo de cientos de kilómetros frente a ella, y en sus azules aguas, surfistas aprovechando las olas que se formaban. También había algunas personas disfrutando del agradable día que le había regalado Australia a su llegada. Una leve brisa golpeó el rostro de Audrey, y ella cerró los ojos formando una sonrisa con sus labios.
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social anxiety |l.h.|
Fanfiction"La fobia social, o trastorno de ansiedad social, es un miedo persistente e irracional ante situaciones que puedan involucrar el escrutinio y juzgamiento por parte de los demás, como en fiestas u otros eventos sociales." -Chico malo. Buenos labios...