seven.

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Audrey's Point of View

Me moría del frío. ¿Quién iba a decir que haría frío en Australia, aunque fuese de noche? Me castañeaban los dientes, lo que hizo que Luke se girara a verme.

-Toma, lo necesitas más que yo.- se quitó su cazadora y me ayudó a ponérmela.

-Gracias, Hemmings.- me sonrojé.- ¿Por qué estás vestido?

-¿Qué?- río- Si quieres que me quite la ropa solo tienes que decirlo.- dijo con voz seductora.

-No... Yo no...- comencé a tartamudear por la vergüenza.

-Tranquila, France.

-Me refiero a que estás vestido cuando deberías estar en pijama como yo.- me quedé observando su perfi iluminado por la luz de la luna.

-No me la he quitado en ningún momento.

-¿Por qué?- ¿estaba siendo demasiado pesada con las preguntas? Creo que sí.- Lo siento, siempre he sido muy curiosa.- me disculpé.

-No te disculpes. Como normalmente suelo despertarme como esta noche muchas veces, y algunas de ellas estoy en una casa que no es la mía, decido no desvestirme por si tengo que salir al igual que ahora. Ya sabes, para no molestar a las demás personas.

El resto del camino pasó en silencio. No había prácticamente nadie por el barrio tan tarde, así que ni las náuseas ni los temblores aparecieron.

-Tendremos que saltar.- dijo Luke sacándome de mis pensamientos.

-¿Saltar?- carcajée.

-Sí, saltar. Además, no hay mucha altura y yo estoy aquí para ayudarte.

-Si hay que saltar significa que no hay un acceso abierto para ir dondequiera que vayamos, por lo que deduzco que lo que estaríamos a punto de hacer sería ilegal.- excusé. Si saltaba esa valla sabía lo que ocurriría: o me caería, o rasgaría mis pantalones, o no podré pasar al otro lado. Resumiendo, haría el ridículo y Luke se reiría de mi.

-¿No?- preguntó inocente.

-Hemmings.

-Vale, solo un poco, pero ya he hecho esto antes miles de veces. No tienes de qué preocuparte.- dijo orgulloso. Volví a echar un vistazo a la valla.

-Lo siento, no puedo hacerlo.- negué con la cabeza.

-Claro que puedes hacerlo, Audrey. Puedes con esto y con cualquier cosa.- tomó mi mano y nos acercamos más a la valla.- Venga, yo te doy impulso.- se colocó de forma en que yo pudiese subir a sus manos juntas y, por increíble que parezca, no lo pensé dos veces. Cuando me di cuenta ya estaba en el otro lado, y la superficie que pisaba era mucho más densa que el asfalto de la calle.

-Bienvenida a mi refugio, Audrey France.- dijo Luke cuando saltó sin dificultad alguna, colocándose a mi lado. Caminamos unos pasos hacia delante y entonces supe dónde nos encontrábamos.

-¿Una playa?

-Una playa privada, Irwin.- apuntó.- No todo el mundo tiene el privilegio de pasear por este lugar maravilloso.- hizo una breve pausa y continuó hablando.- Subamos a esa roca, las vistas te van a encantar.- dijo emocionado. Luke no parecía ser del tipo de personas que se emocionan, o sienten algo, prácticamente.

Subimos juntos la enorme roca -con algunas dificultades por mi parte, como no- y cuando estuvimos arriba no pude evitar quedarme asombrada por las vistas que tenía delante de mi.

-Hemmings, esto es precioso.- el mar era iluminado por la luz que irradiaba la luna llena esa noche, dándole un aspecto mágico al océano que se vislumbraba al horizonte. Al mismo tiempo, se podía escuchar el sonido de las olas rompiendo contra las rocas y el olor que desprendía el agua salada impregnaba mis fosas nasales.

-No más precioso que tú, Audrey France.- habló Luke, pillándome desprevenida. Me sonrojé al instante.

-¿Y por qué tienes la necesidad de venir hasta aquí?- pregunté, intentando evitar sentirme incómoda por el cumplido que Luke me hizo.

-Es complicado.- contestó, retorciéndose en su sitio. Sus ojos no dejaban de mirar al horizonte.

-Lo siento, he sido demasiado entrometida.- me golpeé mentalmente por ser tan curiosa.

-¿Qué he dicho antes sobre disculparte?- me incriminó con la mirada.

  Decidí recostarme sobre la enorme roca en la que estábamos, y Luke imitó mi acción a los pocos segundos.

-Este también es un buen lugar para ver las estrellas.- comentó.

-Estoy de acuerdo. Es el lugar perfecto para compartirlo con alguien especial, ¿no crees?- dije admirando los puntos brillantes sobre nuestras cabezas.

-Sí, Audrey France, lo creo. Por eso estás aquí conmigo.- volteó la cabeza para regalarme una de sus sonrisas y volvió a mirar el cielo.

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⏰ Última actualización: May 31, 2016 ⏰

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