Llovía. Era otro de esos días grises en lo cuales te entristecía hasta quedarte en casa. No valía ni una película en el sofá, ni tu serie favorita, ni hablar horas y horas con tu mejor amiga por teléfono. Era de esos días que quitan las ganas hasta de pensar. Pero bueno, en mi caso, todos los días eran iguales. El sol hacía mucho que no salía en mi vida, y aunque resplandeciese el cielo, mi mundo se había apagado ya hace mucho tiempo. Había creado una capa protectora que no me dejaba salir de mi universo, pero tampoco es que tuviese nada esperando fuera. Mis amigas seguían llamando, seguían esperando que quedase con ellas algún día, que saliésemos de fiesta como antes, que tomásemos unas copas, que bailáramos hasta las seis de la mañana en cualquier discoteca de moda y que conociésemos a alguien, esperaban pasarlo bien. Como con nuestros 18, cuando todo daba igual, cuando nada era imposible, cuando yo era yo, cuando yo era feliz. Seguían esperando a la Su sana de hace dos años, lo que ellas no sabían es que esa yo ya no iba a volver nunca. Lo que no me había atrevido a explicarles era que mi sonrisa ya no era ni sonrisa, que me costaba la vida levantarme por las mañanas, porque sabía que nada me esperaba ahí fuera. Que llevaba toda mi vida perdida en un tsunami, que nunca había encontrado mi lugar. Que nada me detenía aquí, pero era demasiado cobarde para querer irme. Que la vida no me había aportado nada, que alomejor la muerte no estaba tan mal. Que nunca creí en el cielo, quien sabe si tampoco tendría sitio allí arriba. Quien sabe si el problema era yo.
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Hasta siempre corazón
Teen Fiction¿Como puedes pasar tus días en una constante tormenta, en un naufragio? Aferrándote a la vida porque ya no te queda de otra. Sin unos ojos que te digan con miradas "sonríeme", sin una risa que te anime a ser más fuerte. Pues decírselo a ella, a la c...