Capítulo-3

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24-12-2013
Hacía muchos años que no lloraba. Me había tocado madurar rápido, es lo que tenía. Hoy había vuelto a llorar. A llorar como si fuese esa niña pequeña que nunca se había ido del todo. La que se asustaba con los fantasmas por la noche y llamaba a su madre, porque entre sus brazos todo se veía más bonito. La que temía caerse cuando se subía encima de su pony, la que cogía de la mano a su mamá hasta para salir a la calle porque le daba seguridad. Pues había vuelto a llorar, y necesitaba a mi madre. Pero ella ya no estaba, ella era el motivo entero de mis lágrimas. De el río se agua congelada que ahora mismo bañaba mis mejillas, sonrosadas por el frío de diciembre. Estaba cansada, cansada de aguantar y de ser fuerte. Me dije a mi misma que nada valía la pena ya. Fui tonta, porque no se como la oí. No se como, pero la escuché. Me dijo que su fuerza era yo, que mientras yo estuviese en pie ella estaría siempre a mi lado. Y puede parecer una tontería, pero la creí. Porque si había alguien que nunca me había fallado era ella. Nunca me dejaría sola, y eso lo tuve siempre muy claro. Así que, me armé del valor que nunca tuve, y prometí vivir lo que me quedaba, por las dos.

15-12-2015
Y hoy, casi dos años después, he vuelto a llorar. A llorara simplemente porque ella no está aquí, conmigo. Y esa que sonaba de fondo ya no era mi favorita, era su canción. Pero me hice la fuerte, porque ella lo fue.

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Quería dedicar este capítulo a todas esas personas a las cuáles les falta alguien especial en su vida, porque soy consciente de que es muy difícil. Me gustaría animarles a ser fuertes, porque nadie se va del todo. Hay personas que nunca serán recuerdo porque siempre estarán ahí. No olvidéis, tenéis que ser felices porque es lo que esperan de vosostros.
Gracias a todo aquel que se moleste en leerme.

Hasta siempre corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora