Capitulo 6

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Dos meses después~

—¡HYUK!
—¡Estoy preparando el desayuno! —respondió Hyuk al grito que había dado Hae desde la habitación.
—Tráeme tu culo. ¡Estoy solo!
—Entonces trae tú tu culo aquí —gritó Hyuk al pie de la escalera de caracol—. ¡No sólo está mi culo aquí ya, sino que también hay comida!
—¿Cómo me iba a resistir a una oferta así?

Hyuk sonreía negando con la cabeza. Hae era como un niño. Ignoró los tacos que dijo Hae mientras bajaba las escaleras con los pies descalzos, y echó más beicon a la sartén. Aulló al sentir unos largos brazos rodeándole la cintura y el pelo de Hae haciéndole cosquillas en el cuello, y giró la cabeza para darle un beso a su novio.

—Buenos días, holgazán.

Sus ojos recorrieron todo el cuerpo desnudo de Hae.

—Creo que te olvidaste la ropa.

Hae le dio un beso en la espalda.

—No, no la olvidé —le dijo, tirando de él para arrimarle a su desnuda entrepierna.

A Hyuk se le escapó una risita, que por supuesto era muy masculina, cuando Hae le clavó los pulgares en la barriga.

—¡DongHae! —se quejó, a la vez que le empujaba con el culo—. Ve a vestirte. Vas a hacer que se me quemen los huevos, y tengo mucho que hacer hoy.

Ignoró los pucheros de Hae y señaló los vaqueros que estaban en el respaldar del sofá.

—¿Qué tienes que hacer? —le preguntó Hae, sentándose en un taburete junto a la barra americana—. Creía que no teníamos ningún plan hoy.
—Nosotros no, yo sí. —Hyuk puso un plato de huevos con beicon delante de Hae, y después colocó una tostada con mantequilla en un plato aparte—. Seguro que puedes encontrar algo para entretenerte durante unas horas.
—Quiero entretenerme contigo —protestó Hae.

Hyuk se llevó un trozo de huevo a la boca e hizo una mueca al ver a Hae devorar el desayuno.
Todavía no podía creer que aquel hombre tan guapo fuera suyo. A veces le daban ganas de pellizcarse, sólo para asegurarse de que no estaba soñando.
Tras la primera noche juntos, Hyuk se trasladó al dormitorio de arriba y había pasado cada noche desde entonces envuelto en los brazos de Hae. Sentía como si las piezas que le faltaban de un puzle hubieran encajado todas en su lugar. Eso sí, no era el puzle que había planeado montar, pero en su opinión, lo que hubiera pasado antes no importaba. Sólo lo que estaba por venir, allí, con Hae.
Sin embargo, todavía faltaba una pieza. Aunque habían vivido juntos como pareja durante dos meses, y Hae le había llevado a las cotas más altas del placer una y otra vez, todavía tenían que consumar por completo su relación, porque dar ese paso final todavía le ponía nervioso. No es que no quisiera sentir a Hae dentro de él, saber cómo era sentirse conectado a su amante, sentirse completo; simplemente no estaba preparado. Afortunadamente, Hae estaba contento con que Hyuk se tomara las cosas a su ritmo, y le hizo sentirse querido, adorado, amado. Incluso aunque no se hubieran dicho esas palabras, Hae lo era para él y estaba segurísimo de que el sentimiento era mutuo; lo sentía en cada contacto, en cada caricia.

—Vale —dijo Hae sonriendo tras un trozo de beicon—. Ve a tu misteriosa misioncilla. Seguro que me las puedo arreglar jugando un poco al Guitar Hero mientras estés fuera.
—Sí, seguro que puedes hacer el esfuerzo —dijo Hyuk con una risa burlona.
—Las cosas que hago por ti... —suspiró Hae con un toque de dramatismo.

Hyuk sonrió al ver a Hae esquivar la tostada que le lanzó a la cabeza, y se arrepintió al instante, ya que Hae le persiguió por todo el apartamento con un aullido animal; acabaron los dos en el sofá, con las piernas entrelazadas y sus cuerpos desnudos unidos.

Una fe inquebrantable [ADAP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora