Prologo

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-Hola mamá,hola papá- hoy estaba tan agotada por mis clases de baile más intensas por la próxima presentación de navidad que en lo único que podía pensar era en la deliciosa ducha y luego la cama que me esperaban escaleras arriba por lo que solo salude para avisar de mi llegada y seguí derechito a el cielo.

-Hola cariño, ¿cómo te fue? - grito de vuelta mamá desde (supongo) la cocina.

-Bien mama, voy a tomar un baño- grite de vuelta desde la puerta de mi habitación, cerrándola antes de seguir alargando la conversación, fantaseaba con una relajante ducha para calmar mis a doloridos músculos y relajarle pero mis pies agotados y mis párpados pesados solo me permitieron llegar a mi cama, cerré los ojos prometiéndome que solo sería por un segundo para recuperar fuerzas pero unos segundos después caí profundamente dormida.

12am 4-12-2017

Sentía una fuerte corriente eléctrica cruzar todo mi cuerpo, y con mucho horror note que no podía abrir mis ojos y que estaba arrodillada en lo que imaginaba que era el suelo, aun con los párpados cerrados no podía ver o sentir nada de luz por lo que me aterraba sentirme sumergida en una gran oscuridad, cosa que no duro más que unos segundos porque comencé a notar un pequeño destello de luz a través de mis aun cerrados parpados.

-Vamos hija mía, abre los ojos- era una voz cálida pero firme de hombre, que hablaba con mucho cariño, cosa que me hizo relajar, solo por un segundo, me volví a tensar casi de inmediato porque me había llamado hija y esa no era la voz de mi padre.

-Deja que se acostumbre a la sensación, Thor, ya abrirá sus bellos ojos cuando esté preparada- esa era otra voz de hombre, pero una voz más dulce que la otra y casi sentí como me acariciaba y parecía un poco emocionado.

-Ella es mi hija, ¡es fuerte!- eso último lo grito y escuche un fuerte rayo caer a pocos centímetros de distancia de donde me encontraba, helándome la sangre por completo.

-Thor! La asustaras- reprendió el hombre más empalagoso -controla tus rayos, ella aún no está acostumbrada a estar tan cerca de ellos- aunque para aparentar tanta dulzura cuando habló por primera vez ahora estaba haciendo un buen trabajo reprendiendo a el tal Thor, aunque eso era algo que podría hacer cualquier psicópata que secuestra chicas.

¿Dónde diablos estaba? ¿Y porque esos hombres me habían secuestrado y llevado a un lugar que estaba tan cerca de donde había tanta electricidad circulando en el aire y rayos? Mi familia no era excesivamente rica por lo que dudaba que se tratara de secuestro por rescate y pero podría ser por cualquier otra razón, ambos hombres se quedaron en silencio por un momento en el que solo me rebane los sesos pensando en lo que había pasado y lo que podría pasar. Lo último que recordaba era haberme quedado dormida en mi cama y al despertarme estaba arrodillada sintiendo electricidad recorrer todo mi cuerpo, pero lo extraño era que no me producía nada de dolor, solo se sentía extraño y por otro lado estaba el hecho de no poder abrir los ojos eso me aterraba ¡¿Y si más nunca los volvía a abrir?! ¡¿Y si los locos me habían cosidos los párpados?! Aunque sería muy estúpido hacerlo y luego pedirme que los abra y no sentía dolor así que opción fuera por ahora.

-Tiene que hacer algo Maní, no se mueve ni abre los ojos, acércate tu primero y mira que este viva.

Al escuchar que Thor decía eso sentí unos pasos acercarse a mí y luego una mano tocando mi cuello como intentando ubicar mi pulso. Instintivamente trate de alejarme pero para mí aún más grande horror comprobé que no podía mover ni un musculo.

-Siento su pulso y es normal, así que esta niña está viva.

-Uff, entonces ¿qué tiene? ¡¿Por qué no se mueve ni abre los ojos?! Sabía que las brujas harían alguna de sus jugarretas- otro rayo cayó muy cerca de donde estaba y esta vez di un respingo, para mi gran alivio, por lo menos pegaba una.

-Thor la asustas!- el hombre llamado Maní ahora parecía más molesto por el tono de voz pero en ningún momento grito, solo alzaba la voz para reprender.

Luego de otro silencio, este más largo que el anterior, donde mi terror solo crecía pensando que mis padres y hermanos también pudieron haber sido secuestrados, pero no se escuchaba a nadie más y debíamos estar en algún lugar al aire libre para que los rayos se escucharan así, trate de calmar mi mente que corría a mil por segundo por cada posible escenario y concentrarme en abrir mis ojos, sentí un hormigueo en ellos y poco a poco los abrí.

Era un lugar como una plataforma rodeada solo por un cielo totalmente oscuro, sin ni una solo estrellada, iluminado por cientos de relámpagos que caían hasta desaparecer debajo de la plataforma donde me encontraba y otros que atravesaban el cielo de forma horizontal, tan largos que no podía observar su fin, de forma intermitente se alternaban para aparecer pero nunca sin dejar de iluminar ni por un segundo el que debía ser muy oscuro espacio.

-Pero mira que ojos más lindos que tienes hija mía- Frente de mi había un hombre muy muy grande y musculoso que tenía la voz de él que habían llamado Maní.

-Claro que son hermosos, pero serán más hermosos cuando le demos su alma- ¡¿Su alma?! ¡¿Que se suponía que quería decir con eso?! Ya yo tenía un alma. Así que estos eran de los que secuestraban solo para matar, torturar o sabe dios qué atrocidades, comencé a hiperventilar y tratar de encontrar una salida pero lejos de lo que supuse era un circulo (ya que no se atrevía a darles la espalda para mirar hacia atrás) todo lo que se veía era un vacío oscuro solo interrumpido por los relámpagos, nada aterrador, por supuesto.

-Vamos hija- dijo Maní estirando su mano supongo que la idea era que la tomara pero no, chico, o señor, eso no iba a pasar, parecía muy alegre y emocionado aunque podría estarlo por haber estrado una víctima, aunque no tenía apariencia de un psicópata o secuestrador, pero claro, era guapo aunque era un señor sin duda, pero que iba a saber yo como lucía un secuestrador, no tenía mal aspecto pero eso no significaba nada, porque aquí estaba en un lugar que no conocía y era súper raro con dos hombres que absolutamente no conocía, y a uno de ellos no lo podía ver con exactitud porque el tal Maní estaba inclinado de tal forma que ocupaba casi todo mi campo de visión ocultado parcialmente a el tal Thor que estaba detrás de él y solo podía ver su muy rubio cabello y hombros alucinantemente anchos.

-Toma mi mano hija, tienes que levantarte del suelo, ese no es un lugar para alguien como tú- su voz era muy suave y lo un momento me perdí en ella, no sabía cómo había llegado a este extraño lugar o si ellos me habían traído pero mi cuerpo me traiciono y se movió por si solo sin importarle que el perfectamente podía ser un lunático que me podía asesinar, tome su mano y me ayudo a levantarme, dándome una sonrisa que lo hizo ver mucho más guapo.

-No tienes que temer de mi hija mía, nunca te lastimaría- eso rompió el hechizo en el que me tenía su dulce voz alterándome, otra vez, retire mi mano de la suya muy rápido. Otra vez estaba de nuevo me había llamado "hija" y él no era Víctor, mi padre.

-Thor, esta alterada, hay que explicarle todo, otra vez - dijo frunciendo el ceño.

-Eres nuestra hija- dijo Thor con una voz muy seria, ruda y tajante, como si eso fuera todo, así de simple, sin duda más que una explicación suficiente.

Rayo y lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora