Capitulo 1

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El sonido de un estruendo entra por mis oídos martilleando sin clemencia mi cerebro, sin duda algún odio el sonido que hace mi despertador al sonar. Ese sonido solo significa una cosa, empieza otro día que promete ser muy largo y dejarme más agotada que el día anterior.

-Vamos hija, si no vienes a desayunar ya se te hará tarde- Y ahí están los gritos matutinos de mi mamá que solo me rectifican que mi día comenzó, tape mi cara con la almohada y solté toda mi frustración en un grito que quedo ahogado, no quería a todo mi familia entrando como una gran estampida a mi cuarto.

Mi odian reloj decía que eran las 6:13am y la noche anterior no pude irme a dormir hasta las 3:50am, perfecto, solo unas horas de sueño no eran suficientes para mí, sin duda necesitaba LARGAS vacaciones.

– Anastasia, baja ya o tu comida va a enfriarse!- grito mamá sacándome de mi lamento diario, porque si, cada día de los últimos dos años ha comenzado justo así, menos vacaciones que suele ser peor.

– Bajo en 5 minutos.

Me levante de la cama de un salto, salí de mi cuarto rezándole a todos los dioses para que el baño estuviera disponible, cuando pase a toda marcha por el pasillo una de las puertas del cuarto de alguno de mis hermanos se abrió y solo hizo que corriera más fuerte, y para mi deleite la puerta estaba medio abierta y solo podía significar que estaba vacío, al entrar cerré la puerta con seguro, muchos hermanos, al mirarme al espejo veo lo que todo los humanos vende mí, claro que mucho más desarreglada de lo que trato de estar normalmente.

- Vestimentum, dentium, capillum- recito luego de bañarme porque no tengo tiempo que perder, y porque tal vez ya hasta olvide como hacer esas cosas, como dije nunca tengo tiempo para hacer cosas tan simples como vestirme o lavarme los dientes.

Al terminar vuelvo al mirarme al espejo y luzco más como una persona que hace unos segundos.

-¡Mark! No corras alrededor de la mesa.

Ese grito me hace resignarme a abrir la puerta e ir a comenzar mi dia, volví a mi cuarto por mis cosas, teléfono, llaves y mochila, antes de salir miro al despertador, 6:20 am y así salí más calmada de mi habitación al notar que tenía mucho tiempo de sobra hasta las 7:00 am que comenzaba mi primera clase, al llegar al comedor vi la misma imagine de casi siempre, mamá sirviéndole jugo a Nicolás con Rachel en sus brazo que alaba de su cabello, era un milagro que la mujer no estuviera calva, juro que esa bebé tiene algo por el cabello, al darse cuenta mamá que estaba ahí me dio una gran sonrisa.

- Oh nena, buenos días- Se acercó dándome un sonoro beso en la mejilla y me tendió a Rachel -por favor sostén a Rachel un segundo, muñeca.

Rachel es una pequeña y rondada bolita haladora de cabello o mi hermana menor de solo 8 meses y sí, mi casa parecía más una guardería que una casa, al tener 7 hermanos no se tiene mucha privacidad y justo eso era lo que más necesitaba

-Nena sírvete tu desayuno- El grito de mamá se escuchaba desde la habitación de Jaenne donde seguramente la estaba ayudando a hacer una trenza.

-Auch!- Arrugue mi cara por el dolor, porque Rachel ya había comenzado con lo suyo.

– Buenos días, muñeca!- La voz de papá me sobresalto un poco mientras le quitaba mi cabello de la pequeña manita de Rachel, sentí sus labios presionándose en mi cabeza dejando un beso en mi cabello - ¿Cómo amaneces, cielo? ¿Te sirvo?

– Bien papá, por favor- Dije dándole una gran sonrisa que sabía que le encantaban ver, era un gran hombre que amaba locamente a sus hijos y consentía en exceso a sus "chicas" y no hay cosa que adorara más que vernos feliz.

– Ana!- El grito de Katherin hizo sobresaltar a Rachel en mis brazos y que hiciera un puchero muy tierno, en esta casa los gritos y el caos estaban a la orden del día.

Rayo y lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora