Capítulo 18

101 9 0
                                    

Me subí al coche. Él me esperaba dentro, con el motor encendido. Por lo visto, tenía ganas de irse.

Ninguno de los dos nos miramos y tampoco hablábamos de nada, nos limitamos a mirar la carretera y a disfrutar del paisaje, que a diferencia de nosotros, parecía mucho más animado. Pasaron varios minutos así y cada vez el viaje se me hacía más y más pesado.

- Ya hemos llegado. - Dijo - Te sacaré tu bolso.

El sonido de su voz interrumpiendo el silencio me sobresaltó, haciendo así que abriera los ojos y me despertara. Otra vez me había dormido.

No le respondí. Salí del coche, cogí mi bolso y comencé a andar. A los pocos pasos me giré. Él seguía ahí parado y mirándome en espera de algo que jamás llegaría.

- Ya nos veremos... Supongo - Dije.
- Vale, bien, nos vemos... Supongo yo también.

No sé si se quedó allí por mucho tiempo pero yo no me volví a girar.
Por desgracia o por fortuna, aquella escapada me había cambiado, no sé en qué momento pero lo sentía.

Entré en casa, cerré la puerta y me quedé ahí apoyada. Poco a poco empecé a sentir como mis rodillas se doblaban, deslizándome hasta quedarme sentada. Seguía mirando hacia la nada, sin fijar la vista en ningún lugar, igual que si estuviera ciega, pero no precisamente de amor.

Busqué otro cigarrillo y lo encendí pero continué haciendo lo mismo por varios minutos.

- Joder cariño, cualquiera que te vea... - Escuché de pronto. Era Kate.
- ¿ Cuánto tiempo llevas ahí?
- Lo suficiente como para que me imagine tu triunfadora escapada.

Sonreí, me imaginé que buscaba hacerme reír.

- La he jodido, supongo. No sé que me ha pasado.
- Tranquila, seguro que no es para tanto.
- Me temo que te equivocas. Si es para tanto y dudo que se arregle. Bueno, si teníamos algo que arreglar.
- Supongo que necesitas comer algo, una ducha y dormir un rato. He quedado en seguida  para comer así que no te molestaré y te dejaré tranquila. Si necesitas algo sabes que puedes contar conmigo pero te conozco y en estos casos sé que lo que te gusta en estar sola.

Se acercó, me dio un beso en la frente y me extendió un brazo. Me apoyé en él para levantarme y dejar de obstaculizar la puerta.

- Gracias. Aquí te espero y... ¡disfruta! Que lo necesitas
- Te quiero y, hazme caso que te ayudará.
- Así lo haré, anda, vete que seguro que te esperan.

Y la puerta se cerró y me quedé allí otra vez, apoyada, sin nada que hacer ni nada a lo que mirar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En mis venas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora