Capítulo 14

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Me di una rápida y caliente ducha. Me puse mis pantalones favoritos, unos jeans pitillos claros que me hacían un bonito trasero, una camiseta blanca básica y mis converse.

Cojí mi bolso y bajé.

-¡Ya estoy! - Grité esbozando mi mejor sonrisa.

- Pues vamos ya. A ver si tenemos suerte de cojer mesa pronto.

Nos dirijimos a la cafetería nueva. La verdad es que el café era delicioso y servían unas tostadas maravillosas. Me gustaba tener ese lugar cerca de casa.

- Bueno chicos, me despido aquí. Que tengo que pasar por casa a poner todo en orden - Dijo Kate mientras me miraba.

- Bien cariño, llámame si hay noticias nuevas. Te quiero mucho.

- Y yo también. Adiós Dan, adiós Aly.

- Adiós - Dijimos los dos a la vez mientras observábamos como se alejaba por la ventana. Miré a Dan y dije:

- Bueno y, ahora qué ¿Qué te apetece hacer mi vida?

- Ahora ya verás amor, te tengo una sorpresa preparada que no te vas a esperar. Estuve trabajándola con Jake ayer. Ya verás, te va a encantar.

- ¿Una sorpresa?

- Así es.

- Ummmm, y, ¿qué tipo de sorpresa es cariño?

- A... Es un secreto por ahora. Termínate el desayuno y te la enseño que vas a necesitar muchísima energía mi vida.

- ¿Muchísima energía? - Dije levantando las cejas y sonriendo pícaramente.

- Mucha energía. - Respondió.

No tenía ni idea de que tipo de sorpresa se trataba. Solamente sabía él estaba muy emocionado por enseñarmelo pero, que antes tendría que terminarme la tostada de chocolate y el café y, así lo hice.

Nos fuímos de Amazing! , la cafetería nueva y nos dirigimos a mi casa. Cuando nos acercamos a la puerta, busqué las llaves en el bolso.

- No necesitas entrar en casa amor, ven, sube al coche. Te voy a llevar a un lugar mágico.

Le sonreí y me monté en su coche. Tenía ganas de saber a que lugar me iba a llevar.

- Te va a encantar.

- Lo sé.

Encendió la radio y empezamos a cantar y a hacer tonterías mientras él conducía. Lo estaba pasando tan bien que no quería llegar al lugar. Hacía muchísimo tiempo que no me reía tanto con él. Al cabo de varios minutos cantando y bailando en aquel asiento, comencé a cerrar los ojos y finalmente terminé durmiendo.

- Buenos días otra vez.

Escuché mientras abría un poco los ojos. Le miré y llevaba puesta aquella sonrisa tan preciosa. Estrechó su mano y agarró la mía.

- Jo, me he dormido.

- Sí! Mejor así cojes más fuerzas.

No llegaba a entender para que quería que cojiera tanta energía. Miré por la ventana y, no conocía la carretera por la que íbamos. Se veían muy pocos coches, montañas y árboles. El paisaje era precioso. De repente, me di cuenta de que tenía una manta sobre mí. La observé.

- No quería que te enfriaras. El tiempo aquí en las montañas es algo más frío.

Sinceramente me sentía tan afortunada de estar con un hombre como este en mi vida.

- Ya estamos llegando, quedan 5 minutos.

- ¡Qué bien! Me apetece estirar un poco las piernas.

- Aly, hazme un favor.

- Sí, dime.

- Toma, átate esto a la cabeza.

Cogió un suave pañuelo negro de seda y me lo extendió. Le hice caso y me lo até. Tenía muchas ganas de llegar. Al ponerme el pañuelo sentía aún más ganas y no dejaba de pensar en como sería aquel misterioso lugar.

- Ya hemos llegado cariño. No te muevas y no te quites el pañuelo.

Escuché un cinturón de seguridad soltarse y una puerta abrirse y cerrarse. Desobedecí y me moví para soltarme también el cinturón. Mi puerta se abrió.

- Bien, dame la mano y cuidado con la cabeza al bajarte del coche.

Me extendió la mano y salí con un poco de miedo del coche. El suelo no parecía muy firme, como si fuera tierra. Se escuchaba el viento y a algunos pajarillos a lo lejos.

- Ya puedes soltarte el pañuelo.

En mis venas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora