Capítulo 4

272 22 0
                                    

Me quedé dormida mientra me abrazaba aquella tierna mañana de Abril. Cuando desperté, estaba feliz,me esperaba recibir millones de besos y mimitos, sin embargo, cuando estiré el brazo para tocarle no había nadie en la cama. Abrí los ojos y miré la habitación. Toda la ropa estaba recogida y todo estaba bien ordenado. Me asusté. No podía haberse marchado. No. Después de lo de anoche no. Estaba destrozada. Me puse el primer pantalón de pijama que vi y bajé rápido las escaleras. No se escuchaba ningún ruido. No se notaba ninguna presencia en casa. Me derrumbé. Se había marchado y me había vuelto a abandonar. Me senté en el sofá y busqué un punto donde mirar. Mientras lo miraba, algunas lágrimas recorrían mi cara. No sabía cómo reaccionar. No quería hacer nada, solamente quedarme en casa encerrada y llorar. Volver a llorar su abandono. No sabía que había hecho mal ésta vez. No entendía nada. No había ninguna razón. Anoche no hablaba totalmente en serio. No podía marcharse.

Estuve varios minutos mirando aquella alfombra sin moverme. Ni pestañear casi. No podía estar pasando lo que realmente esta imaginando.

Sonó el timbre.

Me limpié las lágrimas de la cara, y me dirigí a la puerta.

- Buenos días mi amor. - Me dió un dulce beso. - Me he despertado esta mañana con hambre y como no había nada en el frigo fui a comprar.

Solamente había ido a hacer la compra y yo había montado un drama.

- ¿Por qué me miras con esa cara? Cariño, ¿has llorado? A ver, mírame.

- Solamente creía que... Tu... Me... - No sabía cómo decírselo, qué gilipollez. Me daba hasta vergüenza decirlo en voz alta.

-Sh, sh, sh. ¿En serio? - Dejó las bolsas en el suelo y me abrazó. - No quiero que vuelgas a pensar esas cosas nunca, ¿me estás escuchando? Nunca más. Acaso, ¿no has visto la nota de la cocina?

Me había dejado una nota para que no me preocupara y ni siquiera la había visto. Sólo había montado una horrible película en mi mente. Cuando me soltó me volvió a besar.

- Me imagino que no habrás desayunado, ¿no?

- Te imaginas bien. - Respondí

- Bien, pues no te preocupes, he hecho la compra cielo. Cocinaré algo bueno para ti.

Me dió un piquito y llevó la compra a la cocina. Rápido, intenté cambiar mi actitud. Solamente había sido un susto. Nada más. Debía olvidarlo. Debía dejar de imaginar esas cosas.

Llevó las bolsas a la cocina mientras yo seguía observando la puerta mordiendome el labio como una completa idiota. Finalmente, me dí la vuelta y me dirigí hacía él.

En mis venas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora