Capítulo 4
-¡oye ten más cuidado!- proteste hacia unos chicos de un grado menor que habían pasado corriendo y me habían tirado todo al suelo.
-lo lamento-respondió ya a lo lejos sin dejar de correr. Levante rápidamente mis cosas para que no se perdieran o dañaran entre las pisadas de los diferentes estudiantes del colegio, continúe mi camino hacia mi casillero.
Digite la clave de seguridad "0000" súper segura esa combinación, pero al fin y al cabo quien querría robarse unos libros escolares y unos tenis para deporte, sinceramente yo no. Abro con cuidado la vieja puerta y deposito adentro mi muy odiado libro de matemáticas y biología y suspiro. Me quedo mirando por unos instantes unas fotografía que tengo pegadas a la puerta de mi casillero, en una de ellas estamos sebastian y yo comiendo palomitas de maíz, en otra aparecemos también ambos parados frente a la gran casa del padre de sebastian en los ángeles, y en la tercera aparecemos mi madre con mi hermano en brazos, mi padre y yo. Paso mi dedo índice brevemente por la fotografía que ya se encuentra un poco arrugada y echo un vistazo a la mirada de mi padre. En aquel entonces todo era alegría, el hecho de estar más pequeña me acarreaba menos preocupaciones que ahora, y los horarios de ambos padres eran más flexibles por lo que pasábamos gran parte de los tiempos juntos, o al menos más que ahora. En ese entonces vivíamos en Boca ratón, florida y mi padre solía llevarnos a diferentes parque acuáticos que yo amaba.
-¿recordando viejos tiempos?- preguntó una voz a mis espaldas que me sobresaltó. Voltee lentamente y me encontré con una nariz grande y curva, cabello oscuro y una gran sonrisa la cual le devolví.
Suspiré.
-tiempos que no volverán.-admití y cerré mi casillero luego de sacar mi merienda de la mañana.
-extrañas a tu padre- afirmó y lo mire incrédula.
-¿eso es una afirmación o una pregunta?
Miró hacia el suelo sin saber que responder.
-no sabes cuánto- repuse ante el silencio incómodo respondiendo a su pregunta.
La directora caminaba por el césped con un chico a su lado, parecía que hablaban sobre algo importante, ella hacía gestos con las manos como recalcando o puntualizando algo lo que me impedía verle la cara al chico. Alcance a ver que tenía el cabello despeinado y caminaba con aire despreocupado mientras que el andar de la directora era recto, pulcro y sofisticado.
Olvide por un momento que Max me hablaba y sacudí un poco mi cabeza para regresar a la realidad haciendo que la coleta en mi cabello se moviera a cada lado.
-que duro, pero ya sabes, son etapas. Además ni que tu padre lo fuera todo.
Levante una ceja ante su imprudencia.
-lo siento ¿Qué?
-siempre me he preguntado por qué no eres una chica más libre, ¿sabes? Es obvio que no eres virgen.
-oye.- lo corté- ¿Qué te sucede? No tienes derecho a tratarme de ese modo y mucho menos a meterte en mi vida privada.
-oh vamos, por aquí todos dicen que eres una boba que se corta las venas luego de la muerte de su padre. Debes superarlo. Y sobre lo de la virginidad, quizá yo pueda ayudarte con ese asunto.
No pude evitarlo y antes de que me percatara mi mano ya estaba estrellada contra la mejilla de Max creando un gran estruendo ante el golpe. Aleje mi extremidad de su piel lo más rápido posible y pude notar mis delgados dedos marcados en la mitad de su cara junto con un intenso color carmesí que advertía que más tarde se convertiría en un gran hematoma. Max tenía la mandíbula fuertemente apretada y sus ojos desprendían una llama intensa de furia, sus pupilas dilatadas y sus puños cerrados con fuerza me indicaron al instante que lo siguiente no sería bueno y me había metido en un lío.
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puntos suspensivos #Wattys2016
Teen Fiction#Wattys2016 "Emilia nunca podrá poner punto final a su historia. esta siempre se vera marcada por unos puntos suspensivos." Emilia tiene 16 años y acaba de mudarse a parís con su familia. luego de una decepción amorosa, ella decide empezar una n...