You Are Mine. H.S (+18)

◐TRES◐

๑๑๑

-Estás excitada. Te gustó lo que viste. Te gustó verme follar a esa chica ¿no es así? -me quitó el vaso de las manos. -¿Quieres que haga lo mismo contigo, princesa?

Me quedé sin saliva para responderle. Puse gesto enojado y junté los dientes.

-Se... -carraspeé- Señor Styles, me disculpo por haber husmeado en lugares en los que no debí, pero eso no le da derecho para que me hable de ese modo.

Fabricó una sonrisa sarcástica.

-¿Es que te incomoda hablar de sexo, princesa?

-Deje de llamarme así, por favor -pedí. Estaba a punto de explotar. ¿Qué se creía ese hombre?- Y no me molesta el sexo- digo la palabra con trabajo- Pero el modo en el que usted utiliza palabras tan... Tan...

-¿Sucias, princesa? ¿Es eso lo que quieres decir? -me agarró la cintura y se acercó tanto que tuve que arquearme hacia atrás sobre la barra-. Cuando seas completamente mía eso va a parecerte poco comparado con cómo voy a hablarte. Finges que no te gusta, pero en realidad estás húmeda. Te gusta la manera en la que digo «follar».

El estómago me dio un retortijón y no supe el por qué. Sentía un cosquilleo extraño en el pecho y la nuca. ¿Me estaba afectando demasiado la cercanía del señor Styles? Tal vez.

Quité sus manos de mí y pasé de largo, yendo a mi cuarto.

Al acostarme sobre las sábanas tenía la boca seca y la respiración rápida. Estaba indignada. ¿Quién se creyó él para decirme todas esas cosas? Cerré los ojos y recreé la imagen autoritaria de Styles. No parecía un depravado, ni sucio, más bien daba miedo y su expresión seria eran la guinda del pastel.

Al final decidí que no le diría nada a mi madre, pues sin duda ella me abofetearía por haber entrado a una habitación ajena sin permiso.

.

Mamá llegó media hora más tarde. Como dije, fue al supermercado por comida.

Ella se alegró como nunca de que el señor Styles estuviera ahí y preparó pasta y carne de ternera con hierbas para impresionar.

Sentarme a la mesa fue un calvario.

El señor Styles me miraba a veces de forma extraña y en más de una ocasión tocó mi pierna mientras levantaba convenientemente su cuchillo del suelo. Terminé rápido de comer y me retiré tan pronto como pude.

-Gracias mamá, estuvo rica la cena. Con permiso, señor Styles.

-¿Qué tal si vamos por un helado, Lorraine? -dijo él entonces.

-Oh, Harry. Adoraría hacerlo pero la casa está muy sucia y yo debo limpiar.

-Bien... -dijo resignado y se calló. Continúe mi rumbo y entonces mi madre gritó:

-¡Sylvanne, ponte un abrigo! ¡Irás a por un helado!

Hablé con pánico.

-Mamá, no quiero helado. Ya soy una niñ...

-No digas eso, Sylvanne -el señor Styles oscureció la voz-. Tú aún eres una nena.

Me ruboricé a tal punto que creí tener fiebre.

-Yo no... -empecé, pero mamá gritó severamente.

-¡Sylvanne! Sube a tu habitación por un abrigo... ¡Ahora!

Los ojos de mi madre casi se salieron de sus cuencas. Supe que debía hacer caso.

Me cubrí con el abrigo y bajé las escaleras mientras acomodaba mi pelo fuera del cuello y el señor Styles me esperaba en la puerta, con las llaves del auto en mano, y una sonrisa burlona pintada en los labios.

-Listo -murmuré.

-Lo, vendremos en un momento ¿bien? -. Avisa Styles cuando mi madre continúa aseando la cocina.

-Está bien, Harry -responde- A mí me gustaría un poco de nieve de limón, si no es molestia.

-Claro, Lo. Adiós.

Puse la punta de mi zapato fuera de la casa, y mis manos comenzaron a sudar. Tal vez me demoré mucho para salir, porque escuché la puerta cerrarse y en seguida una mano en mi espalda y una voz en mi oído.

-Anda, Annie. Tu helado favorito es el chocolate ¿verdad?

Tragué saliva y me guardé las manos dentro del abrigo, avanzando varios pasos al frente.

-Mi nombre es Sylvanne, señor Styles. Y no, no me gusta el chocolate, de hecho lo odio. A mí me gusta el de fresa.

Él se carcajeó frente a mí, mostrándome sus dientes y orientando su cabeza al cielo, luego súbitamente se detuvo, bajó la mirada, se aclaró la voz y su mano, demasiado rápida para mis pobres reflejos, envolvió mi cuello.

-Estás comenzando a cansarme, Sylvanne. Así que háblame de manera dulce, y mírame con respeto -. Sin soltarme, abrió la puerta del copiloto y prácticamente me lanzó dentro.

-¡Imbécil! -grité tosiendo cuando cerró la puerta y se montó al otro lado.

Sostuve el seguro entre mis dedos, a punto de salir, y él interpuso su brazo.

-No te atrevas, Sylvanne. Por tu jodido y maldito bien no te atrevas -gruñó. -O juro darte el mejor escarmiento de tu vida.

Lo miré indignada.

-¿Me estás diciendo que me vas a golpear?

-Y lo voy a disfrutar como no tienes idea -. Arrancó el auto y pasó de cero a cien en un parpadeo.

-No sé quién te has creído para creer que puedes tratarme como una niña. El que viva en tu casa no te da derecho a...

-Obtuve todo el derecho desde esta tarde, cuando me viste follando. Por Dios, Sylvanne, deja de aparentar que no te gusto. Te hago temblar... Te humedeces al estar cerca de mí.

Mi boca estaba abierta en una "o" perfecta.

-¡Basta, Harry! -vociferé al perder los estribos-. ¡Tengo 17 años, joder! ¿Cómo puedes hablarme así?

Inmediatamente terminé de hablar cuando él puso el volante dramáticamente hacia un lado, haciendo rechinar las llantas contra la grava a un lado del camino.

Mientras, los autos seguían pasando en la carretera, y el señor Styles apagó el motor y se giró hacia mí.

-Pásate al asiento de atrás -ordenó.

-¿Qué?

-Que te pases al asiento de atrás -repite.

-Pero...

-¡Hazlo, carajo!

Apreté la mandíbula, pero hice caso de todos modos, temiendo ante el volumen de su voz.

Una vez atrás, Harry bajó del auto y abrió la puerta de mi lado derecho.

-Súbete la falda, Sylvanne -se inclinó sobre mí y yo encogí las piernas.

-¿Qué? ¡Estás loco!

-Muy bien, Annie. ¿Me vas a dar el gusto de hacerlo yo mismo?

-Si me pones un dedo encima, voy a gritar -amenacé.

-Eso quiero exactamente, bebé, que grites.

๑๑๑

Muuuchas gracias por las más de 300 lecturas en sólo tres capítulos :)

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Gracias por leer.

P.D: Me volví loca al escuchar Drag Me Down :3 Amo a los chicos pero la parte de Harry me mata!!!