Lucero.
El timbre sonó anunciando el final de la clase, guardé mi libro de matemáticas, mis utencilios escolares y esperé a que Alba hiciera lo mismo.
- ¿Estás bien? - pregunté al verla un poco frustrada.
- Sí, es sólo que... Los ejercicios están complicados.
- Están muy sencillos... Si quieres te puedo explicar.
- No. No voy a entenderte nada... ¿no me podrías ayudar a... Ya sabes.... Hacerlos?
- Alba, aún no termino el proyecto de ciencia. No creo poder ayudarte esta vez.
- ¡Vamos, Lu!
- ¿Y si los intentas hacer tú? Si no puedes, te ayudo... Pero tienes que intentarlo.
- suspiró - De acuerdo, lo intentaré. ¡Oh, oye! Mañana hay una fiesta en la casa de Maia... ¿Quieres venir?
- No me gustan las fiestas. - respondí con completa convicción. Es más, detesto las fiestas... Me gusta escuchar música, pero sigo sin encontrarle gusto a ver gente sudorosa restregandose con desconocidos. Simplemente no es lo mío.- Además, la próxima semana empezamos los exámenes finales, y necesito estudiar.
- Pierdes demasiado tiempo estudiando... Tienes que darte tiempo para ti también, Lu. Mejorar tu apariencia - señaló de arriba a abajo mi vestimenta. Lo cual fue absurdo, puesto que teníamos el mismo uniforme pero ella lo portaba diferente a mí.
- Me gusta vestirme así.
- No quiero criticar tu forma de vestir, es solo que sugiero que debes mejorarla. - Tal vez tiene razón, pero me gusta ser como soy, vestirme como me visto, y actuar como actúo. - ¡Es más! ¿Por qué no vienes esta tarde a mi casa y escoges un vestido para que puedas usar mañana?
- Ya te dije que no voy a ir, Alba. No me gustan las fiestas.