Lucero.
La alarma hizo su trabajo como todos los días, y me despertó. Me coloqué el uniforme, até mi cabello en una coleta y fui por el desayuno.
- Hola mamá.
- Hola, ¿cómo amaneciste?
- Bien.
- Me alegro. Oye, el desayuno está casi listo. Puedes esperar a que el café termine de calentar y servirlo.
- Bueno.
- Me tengo que ir, te amo.
- Yo también.
Caminé a la cocina y calme el hambre que ya sentía. Cepillé mis dientes y salí de la casa a la escuela.
La primera clase del día era inglés, por lo que caminé, casi corrí para llegar a tiempo, pero Maureen me detuvo.
- Oí que esta noche vienes a la vasa de Maia.
- No sé.
- Hmm. - susurró y miró para ambos lados- No sé, esto no es ambiente para ti.
- Lo sé.
- ¿Y aún así vas a ir?
- Maureen, se me hace tarde. - suspiré conteniendo mis ganas de callarla.
- ¿Entonces te veré allá? -rió.
Di media vuelta y me fui.
Maureen me estresaba como nadie nunca lo había hecho.Su forma de hablar, la manera como coquetea con los hombres, su forma de vestir, de peinarse... En fin, decir que con ella había hablado dos veces en todo el año, era mucho.
El día transcurrió con completa normalidad, excepto porque Alba nunca llegó a clase.
Caminé a mi casa asegurándome de no tener ningún pendiente, y al llegar encontré a Alba en MÍ sofá, comiendo MÍ comida, mirando MÍ televisión.
- ¿Puedo saber qué haces en mi casa?
- No, no puedes - rió.
- ¿Cómo entraste? ¿A qué hora llegaste? ¿Por qué no fuiste a clase?
- Haces muchas preguntas, mujer. Pero mira, te traje esto.
- ¿Qué es?
- Para saber qué es, tienes que abrirlo. - contestó haciendo que mi pregunta sonara muy estúpida. Alcancé la caja de sus manos, y de su interior saqué un teléfono móvil.
- Te lo regreso- dije depositándolo en la caja.
- No puedes hacerlo, los regalos no se regresan.
- Puedes hacer una excepción.
- No lo creo. - dijo con fingida dureza.
- No me lo voy a quedar, y lo sabes.
- De acuerdo, de acuerdo. El celular no.
- Gracias.- dije y me dirijí mi cuarto para cambiarme.
- ¡NO, NO, NO, NO! ¿QUÉ HACES? - exclamó al verme con una sudadera gris y zapatos de correr.
- Me visto cómodamente para estudiar.
- No vamos a estudiar