¿Qué fue de la pequeña Gerda cuando Kay desapareció? ¿Y dónde estaba éste?
Nadie sabía nada, nadie supo dar noticias suyas. Lo único que sus amigos
pudieron decir era que lo habían visto enganchar su pequeño trineo a otro, grande
y magnífico, y que internándose por las calles habían salido de la ciudad.
Nadie sabía dónde podía encontrarse y todos los que le conocían quedaron
profundamente afectados por su desaparición, en especial la pequeña Gerda, que
lloro y lloró durante mucho tiempo; poco después, se empezó a decir que Kay
había muerto, que se había ahogado en el río que pasaba junto a los muros de la
ciudad. ¡Oh, qué largos y sombríos fueron aquellos días de invierno!
Por fin llegó la primavera y con ella los cálidos rayos del sol.
-Kay ha muerto y ya nunca volverá - decía la pequeña Gerda.
-No lo creo- dijo el sol
-Ha muerto y ya nunca volverá - les dijo a las golondrinas.
- No lo creemos -respondieron ellas; al final, también Gerda terminó por creer que
Kay no había muerto.
- Me pondré mis zapatos nuevos - dijo una mañana -, los rojos, que Kay nunca
llegó a conocer, me acercaré al río y le preguntaré por él.
Salió muy temprano de su casa, dio un beso a la abuela, que dormía todavía y ,
calzada con sus zapatitos rojos, salió sola de la ciudad dirigiéndose hacia el río.
- ¿Es cierto que te has llevado a mi amigo? Te regalaré mis zapatos rojos si me lo
devuelves.
Le pareció que las aguas le hacían una señal extraña; cogió entonces sus
zapatos, lo que para ella era más querido, y los arrojó al río; cayeron muy cerca de
la orilla y las aguas los llevaron de nuevo hacia tierra, el lugar en que Gerda se
encontraba; parecía que el río, no teniendo al pequeño Kay, no quería aceptar la
ofrenda que la niña le ofrecía; como pensó que no los había tirado suficientemente
lejos, se subió a una barca que había entre las cañas y desde allí los arrojó de
nuevo. Pero la barca no estaba bien amarrada y los movimientos de Gerda lahicieron apartarse de la orilla. Cuando se dio cuenta de lo que ocurría, quiso volver
atrás, pero ya era demasiado tarde: la barca se encontraba a varios metros de la
orilla y se deslizaba río abajo impulsada por la corriente.
La niña se asustó y echó a llorar; sólo los gorriones podían escucharla, mas no les
era posible llevarla de nueva a tierra; los pajarillos volaron a su alrededor y
trataban de consolarla cantando: "¡Aquí estamos! ¡Aquí estamos!"
La barca seguía avanzando, empujada por la corriente; la pequeña Gerda se
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La reina de las nieves
FantasyUna historia de Hans Christian Andersen (1805 - 1875) Que narra a Kay y a Greta, dos niños que viven en casas contiguas y que son muy unidos pero son separados por una desgracia, la reina de las nieves. Greta se niega a aceptar lo que todos dicen y...