Capítulo 15.

368 23 1
                                    


Harley.

Son las 8:30, el camino de vuelta al edificio de departamentos ha terminado junto con todas mis ganas de volver a permitir a alguien irrumpir mi soledad cuando vuelvo del trabajo. Fue tedioso, frustrante y doloroso al mismo tiempo.

Y ahora mismo sólo espero cualquier cosa que a los dioses se les ocurra hacerme para rematar mi tremendo día. Porque bueno, resulta que no les fue suficiente verme humillada luego del patético intento de disculpa de Chris, faltaba la ignominia física, que resultó ser su café caliente empapando mis prendas sin clemencia.

— Lo siento... de nuevo — Susurra con vergüenza una vez que nos encontramos al pie de los escalones, sin subirlos todavía.

— Como sea — Lo cierto es que no puedo evitar mostrarme fría, no quisiera que mirase cuanto me afecta. ¿Cómo es que aún con todas las equivocaciones que me han hecho desvelar la verdad sobre quién él realmente es, no puede dejar de importarme, aunque sea un poco? Y no tengo piedad de mi misma cuando empiezo a creer que esta es una despedida de las tantas que nos dábamos cada vez que me acompañaba a casa, luego de una cita.

Sin embargo, no puedo, no puedo ser tan terca. Él es un idiota.

Una sonrisita se vierte por su rostro, y creo que me he perdido de algo.

— Podemos repetirlo luego, fue agradable. — Algo que siempre me gustó de él es su inocente manera de evadir las cosas, en realidad lograba persuadirme de que todo estaba bien, que todo estaría bien. Ha pasado un largo tiempo desde la última vez que permití convencerme de sus palabras, desde que, con las mismas, me engaño, y termine rota.

— No, Chris. — Hablo severa, asegurándome de mirar sus ojos con determinación. Dichos lucen confundidos, decepcionados.

— Seguiré intentando, lo sabes.

— Pues seguiré negándome. —Su sonrisa se tensa y sus ojos ceden de los míos, hacia el piso. Niega con la cabeza un instante, resoplando en alguna clase de diversión.

— Nos vemos, Harley. — Suelta finalmente, con cierta sátira. Da media vuelta y sale por la puerta principal luciendo arrogante. Sin mirarme una última vez, eludiendo alguna explicación de su extraño comportamiento. Lo ignoro de todas formas, y tan sólo me limito a subir los escalones, sintiendo mi torso entumecido por el líquido que ya se ha enfriado por completo de mis prendas, logrando traspasarlas y contactar mi piel erizada.

Me encuentro con Harry una vez que asciendo a mi piso, me analiza por un instante; pasando sus ojos desde mi enmarañada melena, hasta mis prendas húmedas. Mantiene sus llaves entre sus dedos y una gran maleta de gimnasio sobre su hombro, va de salida. ¿No es demasiado tarde para ir a entrenar?

Nuestros ojos se encuentran luego de examinarnos mutuamente. Su expresión no denota nada, como la mayoría del tiempo.

— ¿Cómo sigue tu ojo? — Rompe el silencio entretanto se acerca un poco más a mí. Esta vez, no me abruma, tal vez sea por el hecho de que ya no podría estarlo más. Siento que he llegado al momento en el que me resigno de toda la frustración que arraiga mi cuerpo. Y sólo, estoy cansada.

— Está bien — Asiento.

Mueve su anatomía hasta que las puntas de nuestros zapatos chocan entre ellas. Sus dedos palpan la zona bajo mi ojo con suavidad, el moretón desapareció hace días. No sé que comprueba, porque claramente ya me he curado por completo. Sin embargo, dejo que sobe mi piel con tersura, y dejo de darle demasiadas vueltas a las cosas.

Lo miro, luce impasible, más de lo que lo había visto nunca. Esta realmente tranquilo. Sus iris verdosas no dan a relucir ninguno de los demonios que he visto ahí dentro antes, y su ceño está completamente alisado. De pronto ya no son sólo sus dedos los que rozan la tez bajo mis párpados, es su palma ahuecando mi mejilla; y yo, suspirando mi irritación fuera y permitiéndome tener un momento sin preguntas ni titubeos, dejándome ir.

Mis ojos ceden a cerrarse ante su tacto.

— Harley... — Exhala mi nombre con anhelo, su aliento mentolado chocando contra mi boca. Lo pronuncia como quien suplica por una gota de agua, al borde de la deshidratación. Y es ese mi llamado de vuelta. Retrocedo de él y de su toque con brusquedad, luzco asustada y no me importa mostrarlo. ¿Qué demonios estaba haciendo?

Él reacciona de igual forma, él también está asustado. Lucha en mantener su escudo intacto, sin éxito. Sus ojos arden en sentimientos que no he podido descifrar aún, su lenguaje corporal es torpe y tenso. Ninguno de los dos sabe que hacer a continuación.

— Lo siento. — Me atrevo a pronunciar, temerosa.

— ¿Qué sientes, Harley? — Parece luchar con mantenerse estático y alejado de mí. Ha vuelto la carcasa a su sitio, dejando nada más que curiosidad escapar por su tono.

Sacudo la cabeza en negación. No sé, no sé por qué he dicho eso.

— No voy a lastimarte. — Promete.

— Lo sé. — ¿Lo sé realmente?

Me siento tan aturdida y perdida que me es difícil concentrarme en un pensamiento concreto. Todas las oraciones atraviesan mi cabeza sin atreverse a salir por mi boca, y lo único que se me ocurre es huir. Sin embargo, mis piernas se niegan a despegarse de suelo y mis rodillas amenazan con desplomarme si lo intento.

Harry ya se ha recompuesto de su pequeño desliz de emociones desenfrenadas. No sé cómo lo logra tan fácilmente, es cómo si un ser totalmente indiferente y frío se adueñase de su piel de pronto.

— ¿Quién era aquel chico que vino contigo? — Su impertinencia me hace fruncir el ceño. Pero al menos se molesto en añadir cortesía a su pregunta, por lo que me replanteo responderle.

— ¿Chris? ¿Cómo lo sabes? Apenas vas de salida.

— Olvidé mis llaves y tuve que regresar. Los vi charlando en la entrada. — Se encoge de hombros casualmente.

— Ah. — Suelto, tomándole poca importancia. He vuelto mi cuerpo hacia mi puerta, rebuscando en mi bolso las llaves e ignorando la mirada penetrante del chico y sus irises jade.

Le escucho suspirar con pesadez a mis espaldas cuando giro el pomo y entreabro la puerta. Sus dedos palpan mi hombro, llamando mi atención. Me giro hacia él, mi cuerpo bajo el umbral, sosteniendo mi hombro contra el marco.

— Ódiame, eso no hará que me arrepienta. — Sus pupilas brillan con osadía al decir aquello. Arrugo el entrecejo y estoy a punto de preguntar. Pero su brazo atrayéndome hacia él me deja muda, y más aún el roce descuidado de sus labios contra los míos, húmedos y suaves. Me dispongo a empujarlo lejos, pero él se aparta antes de que pueda hacerlo.

Mi cuerpo frígido y mi expresión estupefacta es lo único que puedo discernir. Sin embargo, la ira no tarda demasiado en sumergirme y manchar mis ideas. ¿Quién se ha creído? Abro la boca para comenzar a blasfemarle, pero no consigo que mi lengua pronuncie ninguno de los insultos. Harry intenta reprimir la estúpida sonrisa de suficiencia, sin conseguirlo.

Entonces tan sólo le cierro la puerta en la cara con fuerza.

Ni si quiera puede llamársele beso a eso, sólo ha sido un soso roce. Irónicamente, mis piernas tiemblan, y mi respiración titubea, me siento acabar de correr un maratón.

═════════

Hola ¿Cómo están?

Lamento la demora. :/ No tenía inspiración, traté varios días a la semana escribir el capítulo, pero no conseguía ni un párrafo. Bueh, aquí esta :) Espero que les haya gustado, si no, romperán mi corazón :'C xd

Ya pues, los quiero <3

Y nos leemos luego ;) 

(Si tienen alguna duda, o si no he sido demasiado clara al momento de narrar pueden preguntar en los comentarios, nada que implique spoilers ewe)


The Boxer [H.S. au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora