El inicio.
—Tonto, idiota, estúpido, cabrón ¡Christian!
— ¿Es muy difícil decir mi nombre? –le pregunto con voz adormilada
—Mi mamá te quiere en el desayunador en cinco minutos
—Es sábado
—Es jueves
—Pero se siente como sábado
—Pues aun no es sábado
—No hay clases en la universidad hoy
—Quisieras ¡Levántate ya! –grita en mi oído de nuevo
Me levanto de golpe y lo atrapo entre mis brazos y comienza una estúpida pelea de hermanos.
— ¡Basta! ¡Mamá!
Mi mamá aparece en la puerta de mi habitación.
—Christian deja ya a Franco y bajen los dos a desayunar ahora mismo
—Bien –decimos al mismo tiempo mientras nos soltamos mutuamente
Él comienza a caminar hacia la salida y no pierdo oportunidad de lanzarle mi almohada que le cae en la cabeza de inmediato. Mi mamá niega con la cabeza mientras recoge la almohada y me la devuelve.
—Son unos niños
—Tus niños ¿No?
—Siempre –dice sonriente— No olvides que tienes cita con el medico hoy
—Mamá estoy bien ¿De acuerdo? Solo he estado cansado
—Nada de eso, ya tienes la cita
Me quejo.
—Bien
— ¿Te acompaño?
—No iré solo, soy un niño grande
—No eres más que un bebé –dice riendo mientras me da un beso en la mejilla— Anda a bañarte que el desayuno se enfría
Ella se va por la puerta sonriendo como siempre. Amo a mi mamá, Linda Forest. Aunque algunas veces siento que me asfixia un poco. Sin embargo la admiro mucho, durante mis primeros cinco años de vida ella sola me sacó adelante ya que bueno mi padre falleció, yo tenía apenas unos meses cuando pasó así que no lo recuerdo. Luego ella conoció a Adam Harrison, él también es viudo, tenía tanto en común con mi mamá que él también tenía un hijo y era de mi edad. Franco. No llevamos por apenas unos meses. Franco se convirtió en mi mejor amigo desde entonces. Aunque con Adam no tengo la mejor de las relaciones no me quejo. El hombre es algo prejuicioso y quiere que todo sea perfecto, incluso nosotros tenemos que someternos a eso. Tiene que mantener una buena imagen siendo uno de los abogados más importantes de la cuidad.
—Buenos días –saludo a todos en la mesa del desayuno
—Buen día –me dice Adam
Me siento y comienzo a devorar el desayuno.
— ¿Cómo va todo en la universidad?
—De maravilla –dice Franco
El régimen de Adam es tan grande que controla hasta nuestros estudios. Franco y yo tenemos que estudiar derecho para poder llegar a trabajar en su despacho. No es algo que quiera pero me dedico solo a no generar más conflictos además que ni siquiera tenía otra opción en mente. No es lo mismo para Franco, él moría por entrar a la academia de artes, es un excelente dibujante, un artista que se quedará atrapado en un traje y corbata para el resto de su vida si no se atreve a contradecir a Adam. Pero bueno aquí nadie lo hace en realidad.
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Una banca en la colina © (Pausada)
Teen FictionElla un desastre visible. Él un desastre oculto. Lo único que tienen en común es Una banca en la colina. Obra registrada en Safe Creative con el código: 1507174649138