Capítulo II

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Para Natsu no fue un desafio notar la tristeza de Lucy. Quería consolarla, abrazarla, pero no sabía como. No sabía qué pasaba. Lucy permació unos minutos en silencio, tenía pena, tenía un poco de rabia, pero seguiría adelante. Nadie más sabía lo que la carta decía, pero algún sentimiento fuerte contenía. Lucy se acercó nuevamente al tablón, guardando la carta en su bolsillo, como si nada hubiese pasado. Tomó la petición anteriormente viste y sonrió

Lucy: ¿Por qué se quedan así? ¡Vamos! La renta no se pagará sola.

Natsu: (confundido) Eh, ¡sí...!

Los tres magos partieron. La misión consistía en hacer de guardias a una persona que viajaría desde otro reino a Fiore. Llegaron a un castillo donde afuera estaba instalado un coche con varios caballos, todo parecía listo para marcharse. Quién viajaría parecía ser el príncipe de allí, llevaba un vestuario elegante y lucía joven. Su nombre era Hiroki

Hiroki: Oh, magos por fin, ¡pensé que nadie acudiría a la misión! ¿Me podrían decir sus nombres, por favor? Así los llamaré en caso de cualquier cosa. Aún no entiendo como es que no aparecieron personas antes, mandé folletos de misión a varios gremios, y la suma es grande. Al final solo vinieros ustedes, un chico pelirosa, un gato, y una chica... (observa a Lucy de pies a cabeza) linda.

Natsu: Bueno (se gana delante de Lucy) No nos subestimes por nuestra apariencia, viejo.

Happy: Natsu, creo que él es más joven que tú.

Natsu: Pero tiene ojos de viejo.

Hiroki: La experiencia que reunes y aprendes al ver algunas cosas a veces hace tus ojos viejos (sonríe victorioso)

Happy: ¡Creo que Natsu se refería a la lujuria que tus ojos poseen!

Natsu se sorprendió al ver que Lucy no los regañó. Parecía perdida, vagando en sus pensamientos, estaba mirando la gran mansión. Como si tuviese pena, como si le recordase algo

Happy: ¡Lucy! ¡La carroza ya se va! (agarra a Lucy, y vuela con ella hasta el asiento que les correspondía)

Lucy: Sí... 

En la mente de Lucy había una tormenta, difícil de soportar. Sus pensamientos eran un caos, que por más que quisiera ignorar no podía, los recuerdos aparecían por todas partes.

Hiroki: Hey, tú, si tú, rubia. Ven y siéntate en la cabina de delante conmigo.

Lucy: Ya voy (cambiándose de cabina) ¿Es normal en ti tratar a la gente así?

Hiroki: ¿Así como? Solo le doy el lugar que se merecen con las palabras adecuadas
Lucy: Usas un lenguaje muy formal como para hablar tan grosero (ríe) Aunque los demás estén a tu servicio, no significa que sean inferiores. Son personas, con derechos y valores, merecen respeto

Hiroki: ¡Fantástico! ¡Estoy recibiendo consejos de una maga! ¿Qué podrías saber tú, una mujer vulgar y común, sobre los sirvientes y mi vida?

Lucy: (ríe con un poco de pena) Lamentablemente más de lo que crees

Hiroki: (sorprendido) Tus ojos... Hicieron un gesto de pena, lo sentí, lo vi. Yo creí, creí que nadie más podía sentir un sufrimiento verdadero, pero lo vi en tus ojos, ¡lo vi!

Lucy: Hay muchas personas que sufren... A tu alrededor todas deben poseer una sonrisa, ¿no? Todos deben estar a tu disposición con el mejor rostro (se seca una lágrima escurridiza) Lo siento, volveré con mis amigos (se levanta)

Hiroki: No, ¡por favor! (le toma el brazo) Tengo miedo, voy a Fiore... Voy a Fiore porque mañana me caso, pero es con una persona que no conoceré hasta mañana mismo. Ni siquiera recuerdo bien su nombre

Lucy: (abre los ojos) ¿¡Y cómo has podido aceptar tal injusticia!? ¡Casarse sin amor, es, un castigo!

Hiroki: Es un tratado. Así ambos reinos tendrán confianza y un sinfín de beneficios. Me casaré con la princesa, por beneficio del reino

Lucy: Princesa... ¿Hisui?
Hiroki: ¿Le conoces? ¿Cómo es?
Lucy: Ella es una persona cálida, responsable. Te llevarás bien con ella, no te arrepentirás de conocerla, te lo aseguro.

Hiroki sintió la confianza que habían en esas palabras. Soltó el brazo de Lucy y ella se fue hacia atrás, con los demás. La única intervensión que hubo en el camino fue la de unos ladrones que se presentaron, pero Natsu acabó con ellos fácilmente, prácticamente de un golpe. A pesar de Lucy lo regañó porque ella también quería ayudar, Hiroki estuvo agradecido de todos y les pagó una gran suma de dinero. Sin más que hacer, Natsu, Lucy y Happy volvieron al gremio.

No hay princesa sin dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora