Capítulo X

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Los chicos del gremio miraron la situación, pensando en cómo rescatarían a Lucy sin alterar a Natsu. La casita no tenía ventanas, tan solo la puerta principal y eso lo hacía aún más difícil. Tendrían que interactuar con el pelirosa, sin importar el método que utilizaran; por el momento, se quedarían cerca del lugar procurando no llamar la atención. Gray, que traía consigo el equipaje que Lucy dejó en la carroza cuando salió a buscar a Natsu, se puso a revisar el bolso curiosamente. Al fondo de éste, vio un pequeño reflejo brillante; metió la mano hasta el fondo y sacó las llaves de Lucy. Comenzó a mirar cuidadosamente las llaves doradas, pero se detuvo mirando una en especial, la llave de Virgo, y fue donde se le ocurrió cómo rescatar a la rubia.

Gray: ¡Si no podemos por tierra, lo haremos por debajo de ella!

Juvia: ¡Ah! Gray-sama es tan inteligente~

El primer paso a seguir, era entregarles las llaves a Lucy ya que nadie más las podía utilizar. Levy escribió un diminuto papel y lo unió a la llave de Virgo mediante un pequeño hilo; el papel decía "Utilízame para salir". Luego, con mucho sigilo,  Wendy sopló las llaves hasta dentro de la casa. Media dormida, la rubia recibió las llaves con un golpe y las agarró, evitando dar un grito de felicidad

Lucy: ¿Un milagro?

Tomó el papel que estaba atado y lo leyó. Llevó las llaves hasta su pecho y luego las besó, los del gremio estaban ahí, intentando salvarla como siempre, y qué si otra vez estaba causando problemas, su familia la protegería siempre. 

Lucy: Ábrete puerta de la doncella, ¡virgo! -diciéndolo lo más bajo posible-

Virgo: ¿Es hora de mi castigo, princesa?

Lucy: ¡No! Sácame de aquí, por favor, ¡pero silencio!

Virgo: A sus órdenes, princesa.

Tal como Lucy dijo ella cabó un hoyo en el suelo. Procurando ser lo más sigilosa posible, tomó el libro que antes les había explicado qué le sucedía a Natsu y se lanzó por el túnel que Virgo había hecho para que ella pudiese escapar. Una vez afuera, no hizo nada más que mirar desde lo lejos al monstruo que seguía cuidando de la entrada

Lucy: Espérame, Natsu. Esta vez no seré yo la que caiga sobre ti, ¡yo te salvaré!

Sus manos comenzaron a temblar, y el vestido todo rasgado comenzó a preocuparle extrañamente. ¿Dónde había quedado la honorable princesa, que dejó todo para irse a su castillo? Sintió detrás de ella una manos familiares, esas manos se apoyaron en su espalda y temblaban más que las de ella; como si quisieran expresarse pero algo se lo impedía

Levy: Lu-chan...

Lucy: Levy... 

Fueron un reencuentro tembloroso, lleno de tensión. Cana se acercó, y para terminar con la incomodidad las abrazó a ambas juntas. Y el abrazo que comenzó siendo de a tres, terminó con todos los del gremio sobre Lucy.

Juvia: Juvia admite que era aburrida no tener a mi rival de amor cerca...

El momento fue tan emotivo que se estaban olvidando de algo... Lucy alzó el libro que traía entre sus manos para que todos lo pudiesen ver. El maestro lo observó detenidamente y lo comenzó a leer; cuando terminó explicó la situación que Lucy había descubierto.

Makarov: El estado de Natsu es crítico. Si esto no se resuelve rápido, terminará completamente convertido en un dragón

Lucy: Yo me di cuenta de eso, pero... El libro no parece contener información de cómo solucionar el proceso de dragonificación

El maestro asintió dándole la razón a Lucy; se sentó en una piedra y bajando la cabeza se puso a pensar. Pasaron minutos en silencio, con la atmósfera más pesada que antes. Lucy se dio cuenta de que el maestro estaba intentando recordar algo, hasta que por fin levantó la cabeza con los ojos brillando

Makarov: Si Natsu está enojado, solo hay que hacerlo sentir una emosión mucho más fuerte que esa... Una sensación nueva, única, debemos despertar algo nuevo en él.

Casi por instinto, la mayoría de las miradas de dirijeron a Lucy, y dijeron al unísono: "¡Un beso!"

Lucy: ¿¡Eh!?

No hay princesa sin dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora