Capítulo V

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Luego de escuchar los fuertes gritos Lucy se quedó inmóvil. ¿Qué debía hacer? Si bajaba a hablar con Natsu seguro que la convencían de volver al gremio, o sino se la llevarían por la fuerza igualmente. Salió por el balcón de su cuarto, miró hacia abajo y efectivamente hay estaban Happy y Natsu... Moría por ir corriendo y abrazarlo. 

Lucy: ¿Qué es lo que quieren aquí...?

El mago de fuego estaba sentado fuera de la mansión y con aquellas palabras volteó la cabeza. No sabía a quien estaba mirando, si a Lucy o a una princesa dentro de su castillo. Quizás era una rara combinación entre ambos.

Natsu: ¡Venimos para llevarte!

Lucy: Yo no necesito que nadie me lleve a ningún lugar

Natsu de dio cuenta de que no sería fácil sacarla, al menos no voluntariamente. El comenzó a trepar por la mansión, hasta llegar al balcón de Lucy, saltando la pequeña rejilla que lo cubría. Se paró frente a ella y le tomó las manos.

Natsu: No tienes por qué seguir los pasos de tu madre ni de tu padre. Ellos ya cumplieron su plazo aquí, y no tiene el derecho de cargarte sus deseos a ti. Volvamos a...

Lucy: ¡No!

Ella se soltó de las manos de Natsu. No podía dejarse convencer, sus padres, sus recuerdos, su nueva vida debía comenzar allí. Invocó a Acuario y lanzó a Natsu lejos con una gigantezca ola. En cuanto Natsu ya se encontraba lejos, Happy se acercó al balcón volando.

Happy: Lucy... (lanzándose a los brazos de ésta) Ven con nosotros...

Lucy: No puedo...

Happy vio el rostro de Lucy, definitivamente no era feliz. Pero estaba temblando, con miedo, inseguridad, pero lo que decía para ella sí tenía sentido. El gato azul se alejó, sonrió y asintió con la cabeza intentando dejar a la maga más tranquila, y se fue. 

Al día siguiente Lucy se despertó y fue corriendo al balcón, ilusionada con ver de nuevo a Natsu fuera esperándola, pero no estaba. Ese sentimiento de vacío la confundía. Llamó a Virgo, necesitaba hablar con alguien

Lucy: ¿Qué crees que debo hacer, Virgo?

Virgo: Creo que la princesa debería darme una castigo

La rubia rio. Le hacía falta reír, y Virgo siempre le daba un buen momento aunque al parecer no muy buenos consejos. Continuó llamando a Aries

Aries: Es una decisión muy complicada. No puedo responder... ¡Lo siento!

Parecía que la pregunta no tenía sentido para nada; solo ella podía tomar la decisión definitiva, porque si les preguntaba a sus espíritus ellos sólo la apoyarían en todo y si le preguntaba a cualquier persona del gremio le dirían que volviera a toda costa. En ese momento pensó en alguien perfecto, era un espíritu celestial pero una vez fue parte del gremio, Loke. Lo invocó, y supo que Virgo y Aries ya le habían informado de la situación

Loke: La opinión de alguien más solo te confundirá. Debes hacer lo que dicte tu corazón Lucy, no escuches a nadie más, sigue tu propio camino, el que tú creas correcto

Lo que su corazón quería estaba muy claro, pero sin embargo... Simplemente no podía abandonar.

No hay princesa sin dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora