Capítulo IX

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Lucy corrió a través del bosque, mirando el suelo mientras corría haber si es que el libro que tanto la introgó estaba en algún lugar. Se volteó un momento, para ver si es que aún la seguían, y así era, detrás de ella venía Natsu tumbando los árboles mientras pasaba. Al haberse dado vuelta Lucy tropezó, y no alcanzó a levantarse porque el pelirosa ya estaba sobre ella. No sabía qué pasaba, pero él la quedó mirando por un buen rato y entra balbuceos intentaba decir algo

Natsu: ¿Lu... cy?

Al oír su nombre ella abrió los ojos, Natsu estaba reaccionando ante ella. Pero después de pronunciar aquello, tomó a Lucy nuevamente y se la llevó a la pequeña casa. Ahora el dragón slayer, procuró no dormirse más.

Lucy: ¿Qué puedo hacer? Ya han pasado dos días desde que estoy aquí y aún no puedo salir a buscar el libro...

Intentó muchas veces huir cuando él estaba despistado, pero nada resultó. Al final, Lucy se dicidió por intentar salir por las buenas, casi como si estuviese paseando a un "perro". Entre juegos, Natsu terminó siguiéndola al bosque, yendo como si estuviesen de paseo pero en realidad la rubia tenía los ojos fijo en el suelo. De pronto divisó una figura café entre el verde pasto y por suerte, era el anhelado libro. Volvió a la casa, y comenzó a leer rápidamente procurando que Natsu no la estuviera observando. El libro contenía mucha información real, científica y comprobada. Hablaba sobre el origen de los dragones, el origen de los humanos y del origen de los hombres mitad dragón.

Lucy: Así que, solamente los dragones slayer se pueden volver dragones, a través se la dragonificación. Pero... ¿Por qué la de Natsu se adelantó?

Lucy miró la gran figura que había tras la puerta cuidándola. Estaba preocupada ya que quizás el destino de Natsu estaba perdido y terminaría como Acnologia, que siendo una vez humano terminó... siendo algo totalmente diferente.

Siguió con su actuación, haciéndose la ama perfecta para aquel "animal". No quiso intentar escapar bruscamente, porque podría salir herida. Pero solo se alegraba viendo que el consejo mágico estaba lejos; pero ella estaba fuera de todo lo que sucedía en Magnolia y con el gremio. Cuando pensó en un modo de comunicarse con el gremio, recordó que el primer día que entró en la casa sólo se fijó en los libros. Ahora si recorrió cada minúsculo rincón, y entre los cientos de papeles que en el suelo estaban tirados hubo un aparato que a llamó a la atención de la rubia. Era una lácrima de comunicación. La encendió, y a pesar del estado en que estaba funcionaba. Intentó comunicarse con el gremio, pero no sabía su localización ni nada, hasta que de repente la lácrima contactó con otra.

Lucy: ¿Hay alguien ahí?

Del otro lado se escuchó un sonido familiar para la maga; fiestas, gritos y alboroto. Al darse cuenta de ello siguió hablando aún más fuerte, hasta que alguien respondió a su llamado

Mirajane: Somos el gremio de Fairy Tail, ¿qué desea?

Lucy: ¡Mira-san, eres tú! ¡Realmente eres tú! Sálvenme, estoy en el bosque, atrapada en una casa custodiada por Natsu y no puedo sa... lir...

Mientras Lucy pronunció aquello con euforia, Mirajane estaba a punto de responder, cuando de repente la comunicación se cortó y al otro lado se escuchó el ruido de la lácrima rompiéndose contra la pared. Sin saber nada más, guiándose por lo que Lucy dijo, salieron en su búsqueda. Recorieron el extenso bosque durante noches y días, hasta que por fin llegaron a la nombrada casita pero al mismo tiempo parecía un castillo de película. Adentro, una aterrada princesa y fuera, un indomable dragón.

No hay princesa sin dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora