Capítulo VIII

4.2K 350 3
                                    

Lucy se quería bajar de la carroza, quería lanzarse sobre Natsu, hacerlo reaccionar. Pero Gray la detuvo, sujetándola e impidiendo que se bajara

Gray: Es muy peligroso para cualquier persona

Lucy: Pero, él está ahí, me está esperando... ¡Tengo que bajarme!

A pesar de los intentos de Lucy por bajar Gray la seguía sujetando, diciéndole que primero debían pasar por el gremio e ir todos juntos a por Natsu, así estaban más seguros. Pero Lucy siguió con la idea de bajarse, pegándole una patada a Gray para que la soltara. Abrió la puerta y antes de bajarse se sacó los zapatos altos que llevaba, no le importaba ensuciarse los pies ni quemárselos, no era una princesa sino una maga. La emoción de poder ver a Natsu era tal, que el dolor no lo sentía.

Lucy: Natsu... ¡Natsu! (gritaba mientras corría

Natsu, envuelto en llamas se dio la vuelta. Lo que sus ojos veían era digno de llamar su atención y dejar el proceso de quemarlo todo. Por el momento veía una figura de color rosado acercándose, con pasos firmes y rápidos, pero frágiles al mismo tiempo; pronto el color rosado fue tomando forma y se fijó que era un vestido. Y dentro de aquel abultado vestido, estaba Lucy. Con el rostro lleno de preocupación gritando su nombre. Cuando ella ya estuvo lo bastante cerca, se lanzó a los brazos de Natsu tumbándose con él al suelo. El ardiente pelirosa, la quedó mirando con una cara de interrogación. Luego de un tiempo, Natsu levantó un brazo y rodeó el cuerpo de Lucy, sacó sus alas ocultas y volaron hacia el bosque de Magnolia. 

Lucy: ¡Eh, ¿qué haces?!

Volaron sobre altos árboles, hasta que en medio de todo aquello vieron un pequeño lugar vacío donde había una pequeña y rústica cabaña. Natsu bajó y dejó a Lucy dentro, quedándose el delante de la puerta

Natsu: Tú... nunca... saldrás (hace un rugido)

Lucy dio un largo suspiró y sonrió. Donde fuese que estuviera, estaba con Natsu, y él estaba lejos del consejo mágico. La pequeña casa tenía tan solo una cama, una librería y una mesa rodeada por dos bancos. Ella se acercó al estante lleno de libros, viejos y húmedos, comenzó a mirarlos y al instante se fijó en unos de los títulos.

Lucy: El hombre... mitad dragón (leyó)

Estaba apunto de abrir el libro, pero Natsu entró a la casa y tomó el libro. Lo miró con indiferencia y lo tiró fuera de la casa, muy lejos. Lucy intentó salir a buscarlo, pero el pelirosa se interpuso con autoridad entre ella y la puerta. Lo único que se le ocurrió, fue esperar a que él se durmiera y así poder salir, pero las horas pasaban y el sueño no aparecía. Hasta que por fin la criatura cayó en los brazos de morfeo.

La maga estelar se levantó de su cama y dando pasos de puntillas se acercó a la salida, abrió la puerta pero al salir pisó un montón de hojas que allí estaban, emitiendo un ruido lo suficientemente fuerte como para despertar a Natsu. Lucy comenzó a correr ya que nada importaba, sintiendo detrás de ella la persecución de unos grandes pasos, el monstruo que una vez fue humano ahora la seguía.

No hay princesa sin dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora