Capítulo 2

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—¿Estás segura de que no seré una molestia para ti? —preguntó Ino, agachada con el trasero en pompa y la cabeza metida en el cajón más bajo de la cómoda que Sakura había vaciado para su amiga. Estaba guardando sus camisetas. Sakura siempre había admirado el modo de doblar las camisetas de Ino. Claro que cuando se las ponía, en cinco minutos estaban tan revueltas como su despeinado y rubio cabello.

Mientras la miraba, Sakura se dio cuenta que realmente había echado de menos tener una amiga íntima. Se llevaba muy bien con Tenten y con otra compañera del trabajo, pero solo eran relaciones laborales. Naruto era su mejor amigo, y aunque lo quería muchísimo, era muy agradable tener de vuelta a Ino.

—Estoy segura de que sí, de que lo serás. No es nada cómodo vivir en un apartamento de una sola habitación con una amiga, y eso sin contar a un novio que viene muy a menudo. Pero eso no significa que no me encante que estés aquí. Será muy divertido.

Ino daba unos abrazos muy cariñosos. Sakura solía pensar que había conseguido salir adelante gracias a la paciencia de Ino, de su oído siempre dispuesto a escucharla, y sus abrazos. Se habían conocido cuando cursaban séptimo, y durante los seis años siguientes habían pasado menos tiempo separadas que la mayoría de los matrimonios. En todo ese tiempo jamás se habían peleado ni discutido, sin contar la vez en que Ino quiso comprarse un vestido con una chaqueta de imitación piel para el baile de fin de curso, claro. Sakura se lo había prohibido (aunque sin explicarle claramente la razón), porque Ino parecía un gorila.

Sakura pensaba que se habían hecho tan íntimas porque en aquella época ambas tenían las mismas imperiosas necesidades, a pesar de ser tan diferentes. Ino era alta y Sakura era baja. Ino era corpulenta (su peso era un secreto de estado) y Sakura era delgada (cincuenta kilos, pero no más ataques de bulimia desde que le prometiera a Ino no vomitar más). Sakura parecía un muchachito, casi no tenía pecho y llevaba el pelo corto. Ino era una tremenda rubia de grandes tetas y una larga cabellera imposible de domesticar. A Ino siempre le había gustado guisar, mientras que Sakura ni siquiera estaba segura de que en su casa de Encino hubiera cocina.

—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Siempre que no hagas pasteles, claro —le dijo Sakura a su amiga cuando se separaron tras el abrazo—. Creo que deberías mudarte definitivamente a Konoha. Pero hagas lo que hagas, no vuelvas con Sai.

—Sai el Caníbal le comió el chocho a la vecinaaaaa —canturreó Ino.


—¿De verdad estaba haciendo eso cuando los pillaste?


—Claro. Y no sé por qué, pero era mucho peor que si se la hubiera estado follando —dijo Ino. Dejó de acomodar la ropa y se sentó en el borde de la cama de Sakura—. Un tío puede follar con una chica que no le gusta, pero no le come el... — Ino hizo una pausa y luego exclamó—: ¡Por Dios, si a mí no me lo hacía casi nunca! —Suspiró, y se agachó para coger de su maleta otra camiseta impecablemente doblada.

—No tiene importancia —le dijo Sakura—. No volverás a verlo, y él te echará de menos.

—No sé cómo me sentiré yo, pero estoy segura de que él echará de menos mis chuletas guisadas con repollo, y mi tarta de manzanas y mango. Pero ya hemos hablado demasiado de Sai, y estoy ansiosa por conocer al famoso Sasuke.

Sakura movió las cejas en una chapucera imitación de Groucho Marx.

—Bueno, no tendrás que esperar mucho tiempo. Termina de deshacer tus maletas mientras yo trabajo en este estúpido artículo. Después cenamos alguna cosa, y te llevo a Cosmo, a que conozcas a Sasuke.

—¿Qué es Cosmo?

—Es más fácil llevarte allí que explicártelo —le dijo Sakura—. Ya lo verás esta noche.

Bad Boy » NaruSaku [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora