Capítulo 7

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Naruto tenía un problema. Le contaba a Sakura todo, o casi todo, y eso estaba bien. Pero lo que ya no estaba tan bien era quedar como un idiota, como un cretino integral, como un tío patético. Necesitaba la comprensión y el consejo de su amiga, pero temía que se compadeciera de él. Así que siempre se burlaba de su propio dolor. Ahora, alzó las manos como un atleta recibiendo los aplausos, y dijo:

—He aquí al representante de Estados Unidos, campeón del mundo de la peor vida social...

—Bueno, con el día de la Madre sería...


—No, lo que más duele son los desastres anteriores al día de la Madre.


Sakura arrugó la frente y entrecerró los ojos en un gesto exagerado, como si estuviera haciendo un grandísimo esfuerzo por recordar algo. Estaba muy graciosa cuando ponía esa cara.

—¡Dios mío! ¡Cuánto lo siento, pero lo había olvidado! ¿La cita a ciegas no funcionó? —Sakura suspiró—. ¿Y qué pasó con la otra, el gran encuentro?

Molly volvió con más café, le llenó la taza a Sakura con un gesto de desaprobación y se alejó. Sakura se inclinó para estar más cerca de Naruto y bajó la voz.

—¿Qué pasó? ¿Qué es lo que no funcionó en la cita a ciegas? —Una expresión de horror apareció en su cara—. No te habrás puesto la chaqueta de cuadros, ¿no?

—No —respondió él—. Llevé el blazer azul.


Sakura casi se ahoga con el café.


—¿Te pusiste un blazer para una primera cita con una chica que no conocías?

—Sí, yo...


—Nunca hay que vestirse formalmente para esa clase de encuentros. Lo importante es que todo parezca desenfadado, casual... —Sakura suspiró, frustrada, como otras veces en quejón no había hecho caso a sus instrucciones—. ¿Qué pasó, pues?

—Bueno, yo entré en el bar y ella me hizo señas con la mano. Era muy delgada, pelirroja, atractiva en su estilo. Así que me acerqué y le di las flores...

—¿Le llevaste flores? —exclamó Sakura, agitando las manos con exasperación—. Por Dios, eso es propio de alguien que no se ha comido un rosco en años.

—Bueno, tal vez por eso la cosa solo duró once minutos. Apenas habíamos empezado a hablar cuando ella dijo que se había dejado la ropa en la secadora y no quería que se le arrugara.

—Esa chica no es muy hábil para inventar excusas —dijo Sakura, y ambos reflexionaron sobre el horror de lo sucedido. Después, como de costumbre, Sakura volvió a ser la misma chica alegre de siempre, y Naruto tuvo la certeza de que su optimismo era congénito—. No importa, Naruto. Olvídala. Estoy segura de que era pelirroja de bote. —Naruto se las arregló para sonreír casi tan alegremente como Sakura— . ¿Y qué pasó el sábado por la noche? Ya sabes, aquella cita que tenías con tu compañera de trabajo. Esa que te hace babear, como un adolescente. ¿Cómo se llama?

—Sam. Samantha —le recordó Naruto. Por un momento se preguntó por qué él siempre sabía el nombre, el apellido y hasta el apodo de todos los novios de ella, y Sakura en cambio... Suspiró—. Eso fue todavía peor —reconoció.

—¿Cómo puede ser aún peor que una cita a ciegas que duró solo once minutos y medio?

—Bueno, para empezar, no teníamos que encontrarnos en un bar, sino fuera. Para seguir, estaba lloviendo. Y para terminar, ella ni siquiera acudió.

Sakura abrió la boca realmente sorprendida. Y después exageró el gesto, para disimular sus auténticos sentimientos.

—¿De verdad que te dio plantón? ¿No sería que fue más tarde? Quiero decir, ¿la esperaste un buen rato?

Bad Boy » NaruSaku [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora