Sakura alzó la cabeza, tratando de ver el reloj. Lo consiguió, pero no le sirvió de nada, puesto que lo habían desconectado para que Sasuke pudiera enchufar su guitarra. No era extraño que él siempre llegara tarde a todas partes.
El piso de Sasuke era el horror típico de un músico y poeta. Lo compartía con otros dos tíos, y daba la impresión de que ninguno de los tres había oído hablar de bayetas limpiadoras, aspiradoras, o al menos del descubrimiento del líquido lavavajillas. Sakura cerró los ojos, se dio la vuelta para no ver la suciedad y se acurrucó contra el tibio cuerpo de Sasuke. Sabía que tenía que levantarse, vestirse y acudir a su cita con Naruto —como todos los domingos por la noche—, pero se estaba muy bien allí. Y hoy era el día de la Madre. Un intenso sentimiento de autocompasión se apoderó de ella. Se dijo que solo quería permanecer unos instantes en esa zona gris entre el agotamiento sexual y el sueño. Tras unos segundos volvió a dormirse, y cuando despertó ya se habían encendido las luces de la calle y se dio cuenta de que era muy tarde.
Comenzó a salir de entre las revueltas sábanas con cuidado de no despertar a Sasuke. Pero cuando consiguió levantarse, Sasuke, medio dormido, la cogió con sus largas, largas piernas, y la devolvió a la cama.
—Ven aquí, tú —dijo, y la besó. Olía muy bien, a sueño y masa de pan, y ella respondió, pero después, con un sentimiento de culpa, se apartó.
—Vuelvo enseguida —prometió, y Sasuke murmuró algo y se dio la vuelta.
Sakura, se vistió y fue corriendo a comprar el periódico dominical. ¡Ya eran las nueve y cuarto! ¡Dios! Con razón estaba muerta de hambre. Iría a comprar café, huevos y pan para unas tostadas. Pero cuando pensó en el estado de la cocina de Sasuke, renunció a la idea. Sería mejor que trajera un par de pastas rellenas de queso. Para cocinera ya estaba Ino. Sakura buscó dinero en el bolsillo de la chaqueta. No necesitaba más que unos dólares. Lo que más deseaba, en verdad, era comprar el periódico del domingo y ver cómo había quedado su artículo sobre el día de la Madre.
Era curioso, hacía cuatro años que trabajaba en el Times, pero aún se emocionaba al ver su firma en un artículo. Tal vez por eso continuaba en el periodismo. Sabía que ganaría mucho más si conseguía un trabajo como redactora en Micro/Con o en cualquiera de las otras compañías de alta tecnología de Konoha, pero no le interesaba escribir manuales de electrónica, o anuncios publicitarios. El placer de trabajar en un artículo y verlo publicado —con su nombre arriba de todo— un día o dos después, la tenía enganchada.
Se dirigió al delicatessen más cercano al domicilio de Sasuke. No era muy limpia, ni la comida muy buena pero, como decían del Everest, estaba allí. En la puerta habían pegado un cartel, escrito a mano, que decía FELIZ DÍA DE LA MADRE. Sakura pidió dos cafés y un cartón de zumo Tropicana, pero no cayó tan bajo como para llevarse alguna de las pastas rancias que se veían en la vitrina. Fue a buscar un periódico y dio por terminadas las compras. No pudo resistirse a leer su artículo allí mismo. Lo buscó en la sección donde debía aparecer. No estaba en la primera página. Siguió buscándolo. Tampoco en la página dos de la sección, ni en la tres. Ni en las dos siguientes. Lo encontró por fin en la página seis. Corregido, cortado y abreviado. ¡Trepanado! Lo habían cortado y pegado como al monstruo de Frankenstein. Sintió que se le revolvía el estómago. ¡Joder! Volvió a leerlo. Quizá no estuviera tan mal como le había parecido. Pero lo estaba. Y aún peor.
Arrojó el resto del periódico sobre el mostrador, se dio la vuelta y salió con las páginas del dominical todavía en la mano. Estuvo a punto de arrugarlas y echarlas en el primer cubo de la basura que vio, pero estaba tan furiosa que necesitaba que alguien las viera, compartir su enfado con Sasuke. Regresó al apartamento. ¿Por qué Marcus le hacía esto? ¿Por qué se molestaba en encargarle un artículo, si después él lo iba a reescribir? Estaba segura de que lo hacía para fastidiarla. ¿Cuál era su objetivo? Que ella nunca pudiera utilizar el artículo como muestra de su trabajo. Sus potenciales jefes pensarían que era una tonta. ¿Qué le pasaba a Marcus? ¿Y qué le pasaba a ella, que seguía trabajando con él? ¿Y por qué se molestaba y luchaba por hacer su trabajo lo mejor posible? ¿Por qué no le entregaba a Marcus la primera versión de sus artículos y dejaba que los revisara y corrigiera todo lo que quisiera?
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Bad Boy » NaruSaku [Adaptación]
FanfictionSakura siente una atracción fatal por los chicos malos, casi siempre demasiado atractivos y peligrosos. Naruto, su amigo más querido, es, por el contrario, un chico bueno poco afortunado en amores. A Sakura se le plantea un gran reto cuando su amigo...