Capítulo 25

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Cuando Sakura por fin se quedó dormida, sus sueños fueron muy angustiosos. A las seis y veintidós minutos de la mañana se despertó empapada en sudor. En el sueño estaba con su viejo perro Tippy y descubría, sorprendida y feliz, que él estaba vivo. Pero luego, no sabía por qué, empezaba a pintarlo de azul. El pequeño cocker spaniel aguantaba con paciencia que ella lo cubriera de pintura azul con un rodillo, hasta que solamente le quedaban los ojos sin pintar. Y el perro la miraba inseguro y triste. Ella por fin terminaba y, cogiendo el bote con la escasa pintura que quedaba, se lo echaba en la cabeza y le cubría los ojos. Tippy empezaba a correr en círculos, ladrando, y luego le mordía en los tobillos. Él mordía una y otra vez, y cuando Sakura se despertó, gritando, su sangre, muy roja, se mezclaba con la pintura azul. Era un sueño horrible y no quería volver a dormirse. Puede que hubiera soñado eso por la ansiedad que le provocaba no haber visto a Naruto el domingo por la noche. Esperar a que él le informara sobre sus «progresos» la estaba volviendo loca. De modo que se dio una larga ducha y luego se secó el pelo con el secador. Lo tenía demasiado largo y necesitaba un corte. De camino a la puerta cogió dos de los pastelillos de chocolate que habían hecho con Ino el fin de semana, comió uno y guardó el otro en su bolso para más tarde. Después de todo, era lunes. Los lunes eran siempre un rollo porque Marcus se reunía por la mañana con los jefazos, y por la tarde se desquitaba en la reunión que tenía con el resto del personal. Pero este lunes Sakura no tenía su acostumbrado nudo en el estómago. Estaba ansiosa por escuchar el informe de Tenten. Y cuando Marcus pasó junto al compartimiento que ella ocupaba y la miró, sorprendido de que ya estuviera allí, Sakura se dio cuenta de que la vida social de Naruto iba a ayudar en más de un sentido a su propia carrera periodística. Sakura le dirigió una sonrisa despectiva a su jefe y le dijo «buenos días» con voz cantarina.

Cuando él ya estuvo lejos, sacó el pastelito de chocolate y el café que había comprado y los dejó sobre la mesa. Al menos no era una tarta de nata. Con Ino y sus deliciosas comidas, y los nervios por la vida sentimental de Naruto, estaba comiendo bastante más que de costumbre. No le iba a bastar con las sesiones del gimnasio para mantener a raya tantas calorías. Pero ahora estaba hambrienta.

Sentía tanta curiosidad, y estaba tan preocupada, que no podía con su alma. ¿Dónde estaba Tenten? Se subió a la silla y miró por encima del tabique a todos los demás compartimientos, para ver si Tenten andaba por allí. No se la veía por ninguna parte, y Sakura bajó de la silla a tiempo para que Marcus, que volvía a buscar algo, no la pillara. No tenía sentido provocarlo y pagar luego las consecuencias en la reunión semanal.

Llamaría a Naruto, puesto que no podía contar con el informe de Tenten. No lo encontró, y marcó la extensión de Tenten. Sin respuesta. Bebió unos sorbos de café y mordisqueó con remordimientos el pastelito y, cuando la bebida ya estaba fría y no quedaban más que migas del pastel, vio los chongos de Tenten por encima de un tabique.

Antes de que Tenten llegara a su despacho, Sakura ya la estaba esperando en la puerta. Tenten la saludó con una sonrisa, y Sakura la siguió al interior del compartimiento.

—¿Qué, no vas a contarme nada? —le preguntó.

¿Estaría Tenten furiosa por la cita que ella le había arreglado, o tendría que enfadarse ella por lo mal que su amiga había tratado a Sakura?

—Sabía que ibas a estar aquí. Lo he pensado esta mañana, cuando me duchaba. De acuerdo, de acuerdo. —Se sentó, cogió un peine del bolso y se arregló el pelo.

—De acuerdo, ¿qué? —preguntó Sakura.


—De acuerdo, tenías razón en todo.


Sakura se quedó un instante callada, realmente confundida.


Bad Boy » NaruSaku [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora