El miércoles de la semana siguiente Naruto se encontró con Sakura para resolver el muy hablado problema del corte de pelo. Abrieron la puerta de vaivén del salón de la peluquería, se oyó la música del interior, y Naruto retrocedió instintivamente.
—Vamos, que un corte de pelo a la última no es para los débiles de espíritu —le dijo Sakura, y cogiéndolo de la mano lo obligó a entrar—. No te preocupes, que Stefan se ocupará de ti.
Por primera vez en su vida, Naruto dudó de las palabras de Sakura. No creía que lo que ella decía fuera cierto, a menos que estuviera utilizando la expresión «ocuparse» de alguien con el mismo sentido que los matones de la mafia. Bueno, qué diablos, si de todos modos ya se sentía medio muerto.
¿Era necesario todo esto para ligarse una chica? Llevaba tanto tiempo, tantos esfuerzos y energía. ¿Acaso no era la relación lo que había que cuidar, no el vestuario y el peinado? Naruto se encogió de miedo mientras atravesaban la recepción, una sala brillantemente iluminada, decorada como el garito de una mala película y donde sonaba la música tecno a todo volumen. Había un momento en que un hombre tenía que decir no, que poner el límite, y se imaginó que para él ese momento había llegado... hasta que una mujer de piernas larguísimas y una dorada melena larga hasta la cintura pasó junto a ellos. Saludó a Sakura con un gesto y le sonrió a él. ¡De verdad que le había sonreído! Era la mujer más hermosa que Naruto había visto jamás.
—Hola, Ellen —le dijo Sakura con tono indiferente, como si no se diera cuenta de que la diosa del amor había descendido entre los mortales.
—¿Quién es esa? —susurró Naruto.
—¿Qué dices? —respondió Sakura en voz muy alta, sin detenerse y arrastrando a Naruto con ella.
—¿Quién es esa chica? —volvió a preguntar él, y esta vez lo hizo gritando. Se había enamorado. Esa chica era un sueño. Si no hubiera sido por aquella música infernal, habría pensado que estaba en el paraíso con ella—. ¿Quién es? —repitió.
—¿Quién, Ellen? Es Ellen —respondió Sakura, como si eso lo aclarara todo.
Habían atravesado la recepción, pasaron luego por una sala llena de sillones y espejos, y ahora Sakura lo llevaba por un pasillo mucho más vacío, pero donde la música continuaba sonando a un volumen ensordecedor. Y Naruto estaba cada vez más lejos de su diosa. Se cruzaron con otras dos mujeres. A pesar de ser realmente hermosas, no lo eran tanto como Ellen. Saludaron con una inclinación de la cabeza, y Naruto, con la esperanza de que el saludo hubiera sido también para él, les respondió de la misma manera. Ninguna de las dos sonrió ni hizo ningún comentario. Daba la impresión de que lo normal era que él respondiera a los saludos, y que ellas lo saludaran primero. Naruto pensó que tal vez Sakura supiera algo de todo eso. Pero lo sucedido no le hizo olvidar a Ellen.
—¿Y quién es Ellen? —insistió cuando las dos ninfas estuvieron lejos.
—La mujer de Stefan —dijo Sakura sin darle importancia, como si no se diera cuenta de que estaba destruyendo el paraíso soñado por Naruto.
Pasaron junto a una docena de puertas, y ella abrió la que les llevaba al gran altar de aquel templo de la belleza.
—¿Pero Stefan no es gay? —gritó Naruto, todavía ensordecido por la música tecno.
Pero cuando la puerta se cerró tras ellos, el estrépito acabó de repente. Naruto se encontraba en una pequeña habitación, cuadrada, pintada de blanco y silenciosa, amueblada solamente con una silla de barbero tipo La guerra de las galaxias en el centro. Y detrás de la silla había un hombre alto que lo miraba fijamente.
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Bad Boy » NaruSaku [Adaptación]
FanfictionSakura siente una atracción fatal por los chicos malos, casi siempre demasiado atractivos y peligrosos. Naruto, su amigo más querido, es, por el contrario, un chico bueno poco afortunado en amores. A Sakura se le plantea un gran reto cuando su amigo...