Volví a casa acompañada de Izan, pero, ni siquiera me acuerdo cómo sucedió. Me lo encontré y me siguió sin más. No intercambiamos palabra durante el camino, mas no se hizo incómodo, sino agradable.
Al llegar a la puerta nos despedimos.
-Mañana me pasaré por tu casa para devolverte el vestido- es todo lo que dije.
-No te preocupes- me tranquilizó, limpiándome una lágrima que rodaba por mi mejilla (recuerdo aún de la discusión con Dani).
Después de un silencio perturbador en el que no pude apartar la mirada de sus ojos ámbar, añadió:
- Tienes unos ojos bonitos.
Se dio la vuelta y deshizo el camino que antes habíamos recorrido juntos. Cuando lo perdí de vista y el sonido de sus pasos se fundió en la oscuridad de la noche, entré en casa preguntándome que habría querido decir con eso.
Unos murmullos provenían de la habitación de mi madre. Apostaría cualquier cosa a que era papá el que hablaba con ella. Por lo menos, pensé, si la mantenía ocupada, no tenía que vérmelas a estas horas con El Dedo Fulminador. Le di las gracias a mi padre mentalmente y me dirigí a mi habitación.
Antes de dormirme, le mandé un mensaje a Megan para que supiera que estaba SYS (sana y salva). Era una costumbre que habíamos cogido desde los once años ya que los padres de Megan y Traian se peleaban tan habitualmente como los míos.
Aquella noche me costó dormir; la voz insatisfecha de Dani persiguió mis sueños hasta convertirlos en pesadillas.
Él y yo nos encontrábamos de nuevo en su coche. No. Dani estaba dentro el coche y yo fuera de él. Al principio no vi lo que ocurría. Me fijé bien y distinguí dos cuerpos muy juntos. La Post-it manoseando a Dani y Dani manoseando a La Post-it.
Tenía que ser un error. Yo debía estar con él, no esa.
Intenté abrir las puertas del coche, pero estaban bloqueadas. Grité y chillé su nombre hasta quedarme sin voz, pero nadie me oía.
Ni siquiera podía apartar la mirada de esas dos figuras que se fundían en una. Sentí en mi pecho la impotencia infinita; y lloré.
Sus respiraciones aceleradas traspasaron los cristales del coche y la voz de Dani, esta vez satisfecha, llegó a mis oídos.
-Te quiero, Emma.
...
Por la mañana me dolían todos y cada uno de los músculos del cuerpo. Entre el baile, lo que no fue baile y la pesadilla que prefería no recordar, me sentía destrozada. El dolor de cabeza por el alcohol no hacía otra cosa que empeorar la situación. Y por si fuera poco, se me repetían algunas frases de la noche anterior. Llámame cuando seas una adulta. Te quiero, Emma.
Hice un gran esfuerzo.
Era sábado y tenía un inquebrantable plan que cumplir. Era el siguiente.
Fase 1: Devolver el vestido azul.
Fase 2: Comprar pizza para comer con Dani.
Fase 3: Solucionar las cosas con él.
La tercera fase iba a ser con diferencia la más complicada. Pero no me desanimé.
Después de tomar un mini desayuno -pastilla contra el dolor de cabeza incluida- y lavarme los dientes, me di una ducha rapidísima. Luego, me coloqué unos vaqueros y una blusa blanca. También cogí mi sudadera gris favorita (que me había regalado Dani) puesto que el día estaba nublado. Ya éramos dos.
Salí escopeteada de casa dejando una nota para que nadie se preocupara y corrí hasta la casa de Izan. Eran las 12:00 cuando llegué.
Toqué el timbre y me abrió una señora que, sin duda, debía ser la madre de Izan. Esos ojos ámbar tenían que venir de algún lado.
-Hola, señora Klaus. Soy Rebecca Levis, una amiga de Izan y vengo a traerle una cosa que me dejó ayer- dije demasiado rápido debido a los nervios. ¿Por qué estaba nerviosa? En parte porque el vestido era suyo.
Se extrañó al verme, pero lo disimuló con una sonrisa.
-Pasa, pasa- me ofreció- Izan está en su habitación.
Subí las escaleras a toda pastilla y entré en su cuarto sin llamar. Tenía mucha prisa.
Para mi sorpresa, Izan estaba totalmente dormido en una figura muy extraña, con media boca abierta. Era muy gracioso verlo así, sin su habitual mirada penetrante, ni su sonrisa perfecta. Decidí no despertarle. Situé la bolsa con el vestido en su escritorio. Me dispuse a dejarle una pequeña nota, pero tuve una idea mejor, que, obviamente, no se ceñía al plan. Con un rotulador negro en la mano escribí "gracias" en la frente del chico. Qué cruel. Lo sé. Pero no me pude parar de reír pensando en la cara que pondría al mirarse al espejo. Aún riéndome, salí sigilosamente de la casa, murmurando un "adiós, gracias".
Fase 1 finalizada con éxito.
Me encaminé a casa de Dani parándome antes para comprar su pizza favorita (margarita). Fase 2 completada con éxito.
Conté hasta tres y timbré...
Nada.
Esperé un minuto que se me hizo eterno y volví a llamar...
Oí cómo unos pasos se acercaban y se abría la puerta.
-Traian te dije que no vinieras que estoy con... -empezó Dani, pero se quedó mudo de asombro al verme- ¿Rebecca? ¿Qué coño haces tú aquí?- ahora parecía enfadado.
Pasé de aquella innecesaria pregunta. Yo era su novia.
-¿Con quién estás?- me asomé a la puerta abierta con curiosidad.
No podía creerme el paisaje que se mostraba ante mí.
Cuando Dani me cerró la puerta en las narices yo ya había visto todo lo que tenía que ver.
Un bolso rojo en el suelo. Un envoltorio brillante. Unas piernas con las uñas de los pies negras que sobresalían por encima del sofá -que colocado de espaldas- me impedía ver a quién se tumbaba en él. Ni falta que me hacía. Solo podía ser una.
La mirada de Dani se ensombreció de frustración.
Me había engañado.
Se había acostado con otra; ¡con La Post-it nada más y nada menos!
Esto no me podía estar pasando a mí. No era real. Solo era otra pesadilla. Solo era...lo que era. Traición y engaño.
Sin pararme a pensar, cogí la pizza y se la estampé en toda la cara. Aquella falsa máscara de la que me había enamorado, lucía mucho más sincera cubierta de queso y tomate.
-Hijo de puta- es todo lo que me salió.
No le di tiempo a reaccionar. Empecé a correr cuando la primera lágrima cayó. Sin mirar atrás. Nadie me siguió, por lo que supuse que me dejaba marchar, tal vez para siempre.
Dani me dijo una vez que los sueños se hacían realidad, pero se le olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños.
Fase 3 finalizada sin éxito.
***Siento si este capítulo os ha resultado algo deprimente. Pero la aventura está cada vez más cerca.
No os olvidéis de recomendar "Perdida" a vuestros amigos.
Pasado mañana publicaré el capítulo 6, que vendrá cargado de acción y respuestas.
Muchas gracias a mis lectores, ¡os quiero mucho!
Besos, Angxe.
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Perdida
RomanceEsta no es una historia de amor cualquiera. En ella te perderás, pero también te encontrarás, y cuando lo hagas, todo habrá acabado. Atrévete a perderte. Atrévete a vivir. Todos los derechos reservados. Prohibida la copia o adaptación. Besos, Angxe.