-Bueno, cuéntame algo sobre tí.
Me quedé en blanco. ¿Qué quería que le digese?
-Mmm... No hay mucho que contar la verdad. Mi padre nos abandonó a mi madre mi hermana y a mi cuando yo solo tenía cinco años, y mi hermana seis. A mi madre nunca le ha importado ser soltera. Cuando tenía catorce años, me regalaron a mi gatita. Es la única amiga que he tenido. Desde lo de la fuga de mi padre, me volví fría y muy tímida. Mi hermana y yo nos llevamos muy bien. Bueno, ella era la única amiga de verdad que tenía.
Hice una pausa. No creo que le estuviera interesando. Pero me equivoqué. Me estaba mirando con la cara más exagerada de intriga que había visto en mi vida.
-Mi madre y yo siempre llevamos una disputa. Ella quiere que haga lo que ella quiera. Pero yo no. ¡Tengo dieciocho años!
-Yo tambien, y mi madre me sigue tratando como un niño de diez.Empezó a llover. Yo empecé a temblar. Me moría de frío.
-Anda toma.
Me dio su chaqueta. Nadie había hecho eso por mi. Le miré a los ojos.
Me abrazó. Sentí su respiración en mi garganta. El corazón me latía a mil. Me miró a los ojos y me dijo:
-Me enamoré de ti, de ti y de tus ojos.