Los besos dejaron de surtir su efecto y las cosquillas eran las que calmaban a esa chica que le encantaba decirme gay.
Claro, tengo que proteger mi virilidad de los rodillazos pues me habían tocado dos. Gracias a Dios que fue un poco arriba, aunque el dolor es inevitable.
Cada día siento que me enamoro más de esta chica, a veces me digo que es un sueño. Pero al verla cada mañana y me enseña esa hermosa sonrisa, siento que explotare arcoiris y corazones.
Últimamente me siento junto a Laura durante las clases. A veces la espero en la entrada, cuando nos piden que nos juntemos en pareja o en el receso.
De hecho, desde que comenzamos siempre estamos juntos, no me jactaba de eso pero aun así me gusta. Me estoy convirtiendo en un novio cursi, empalagoso y algo celoso.
Como hoy, la espero pero ya faltan dos minutos y no ha llegado.
—Hey tranquilo, seguro se retrasó en algo—. Mike sonríe ante mi cara sería. Sabe lo enamorado que estoy.
—No me dijo que faltaría, ni que se sentía mal...—
—¡Tranquilo! Será un sufrimiento que no venga, ¿verdad?—
—Si–.
—No tienes remedio, amigo—.
—La quiero mucho, tal vez sea rápido pero, ella saca muchas cosas buenas en mi. Ni siquiera con Berenice sentí esto y vaya que le suplique para que regresará conmigo—.
—Eso es bueno... Oye, me han dicho que tu ex quiere hablar contigo—.
—Si, pero según Mitzy es para pedirme perdón y volver a ser amigos—.
—¿Y tú quieres?—.
—No—. Miro mi reloj de nuevo y cuando alzó la mirada llega nuestro profesor de física favorito: el señor Cantarilla. Realmente ese no es su apellido, pero el olor se parece al de la alcantarilla.
—Buenos días chicos—. Un toque de puerta interrumpe la contestación.
La chica de cabello suelto y esponjoso sonríe.—Buenos días profesor, ¿puedo pasar?—.
—Adelante señorita—
La veo como se sienta, pero cuando el profesor empieza a tomar lista, una expresión de seriedad total se planta en la cara de Laura.
Las horas libres se hacen más largas y eso es aburrido para los demás pero a mi no. Tengo a Laura para hablar y jugar.
Cuando tengo la oportunidad para acercarme y hablar con ella sobre la seriedad con la que estuvo la mañana, está chica la cambia por una sonrisa.
Empezamos a hablar un programa de tv que empezó a salir y fluyó la conversación.
“Mejor no le pregunto por qué estaba tan seria”
Me esta mostrando una regla de madera que había comprado apenas, pues su regla de corazones se la había prestado a Rosa, una chica superficial que solo venía cada tercer día. Es una sorpresa que haya pasado de semestre.
Laura sigue con su regla nueva, yo la veo a ella: su cabello estaba ondulado y largo, algo domado como me gusta decir.
Este semestre dejo de planchar su cabello y solo lo hacía los viernes social cuando llevamos pantalón de mezclilla. Y cuando empezó a llevarlo...“Dios, gracias por traer a... Laura a mi vida.”
Respire ante ese recuerdo, pues se esfumó cuando un golpe en mi cabeza hizo que reaccionará.
—Ups—. responde Laura. Trata de no reírse pero le es imposible.
—¿En serio me pegaste con la regla?—. Se la arrebato en lo que se para y le doy una nalgada con la regla.
—¡Hey!—. Se toca su trasero y se voltea. Lo bueno es que no hay mucha gente por lo cual no nos puede interrumpir.
—¿Qué?—. La risa me ganaba y más porque era la primera vez que puedo defenderme.
Miro que va a mi mesabanco y tomo la cartulina que utilizamos para historia y me da un "cartulinazo" en la cabeza. Para desgracia de ella, rápidamente lo tome y le volví a pegar en la cabeza. Solo que esta vez me pase porque Laura sobo el área.—¡Oh, lo siento!— la abrace y le doy besos en su cabeza. Me gusta que sea pequeña.
—Me dolió un poco—. Dice chiquiada.
¿Porqué no puedo ser malo con ella?
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La otra cara de Laura
Teen FictionLas relaciones de los adolescentes pueden ser intensas como transitorias, idea que Azael no desea. Incluso cuando sus propios noviazgos fueron cortas, su idea de encontrar el amor no se marchita. Empedernido con ese ideal de relación, una chica le...