Sin regreso ® - Jos y Tú

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=NARRA JOS=

Era 20 de noviembre y éstas ultimas semanas ______ era oficialmente mi chica y yo suyo completamente, tal vez más de lo que ella misma pudiese imaginar. Me encantaba estar cada minuto del día con ella, me hacía sentir más amado que nunca, me mimaba, en tan poco tiempo se había convertido en la mujer que más he amado, aparte de mi madre, sencillamente ella era más de lo que hubiera deseado y tenía la certeza de que me amaba tanto como yo a ella.

Esa noche era el tradicional "Turn on the lights" , la noche de encender las primeras luces de navidad en Ámsterdam.

-¿Estás lista?.-Pregunté golpeando la puerta del baño.

-Si, estoy lista Jos.-Dijo abriendo la puerta y dejándome disfrutar de su sonrisa.

-Muy bien señorita, nos espera una gran noche.-dije ofreciéndole mi brazo para que se enganchara de el.

Llegamos a Plaza Dam y ya había iniciado la cuenta regresiva.

-5...4...3...2...1.- Contamos simultáneamente.

-¡Te amo!.-Grité cuando el cronómetro se detuvo en cero y toda la gente comenzaba a gritar. Se dio la vuelta y sonriendo sólo pude leer sus labios que decían "Te amo Jos", a pesar de no poderla escuchar me llené de emoción y nuestros cuerpos se acercaron, uniéndose en un beso hipnótico.

Nos separamos, ______ me abrazaba por la cintura mientras yo la rodeaba por los hombros, caminamos así para tener mejor vista de el show callejero que suelen hacer. Me gustaba ver como se concentraba, como estudiando cada movimiento de los bailarines, no podía ocultar su emoción cuando algo le gustaba. Sentí como vibraba mi teléfono dentro de mi bolsillo, lo saqué y era otro mensaje del mismo número privado, esta vez decía "Sé donde y con quien estás, ¿Creíste que huyendo ibas a ser feliz?, cuídate José Miguel, cuídala."

Lo único que me faltaba, era el segundo mensaje que recibía, el primero había sido "Sé donde estás Canela Jr.". Es mi mala suerte, lo que tengo que pagar por ser el hijo de uno de los más buscados. Me tensé un poco y mi _____ lo notó.

-¿No te está gustando?.- dijo aún con una sonrisa suave.

-Si, pero me duele la cabeza ____ (diminutivo de tu nombre).-dije sonriendo un poco para que ya no se preocupara.

-Pues vamos a casa para que tomes algo y duermas un poco.-dijo tomándome de la mano y jalándome para salir de la multitud.

-Oye, es nuestro día de salir, no es justo.- hice pucheros para luego besar su mano que aún sostenía.

-¿Seguro?.-Solo asentí con la cabeza.-Bien, vamos a un lugar más tranquilo ¿Te parece?.

-Claro que si señorita.- Nos dio risita.

Tenía miedo, tal vez debí haber aceptado ir a casa, se daría cuenta que estoy bien pero no quería asustarla, tenía miedo de que nos estuviesen siguiendo así que decidí invitarla a un restauran italiano algo costo, tiene seguridad y al menos así podía estar más tranquilo.

-José Miguel ¿Estás seguro de cenar aquí?.-dijo mientras estábamos de pie frente al restaurante.

-Claro que si, mi novia lo merece.

-¡Gracias novio!.- me abrazó tiernamente, de esa forma en la que esconde su cara en mi cuello, me dio un pequeño beso.

-Hey! Así no juego.- dije riéndome, solo ella sabía hacerme perder el control.

-Llorón.-dijo burlona, nos separamos y dirigimos a la puerta y entró primero.

Entramos, nos asignaron una mesa, le abrí la silla a _____ para que se sentara y luego yo hice lo mismo.

-Y ¿A qué se debe la invitación?.-dijo apoyando su codo en la mesa, poniéndose la mano en la barbilla como analizando todo.

-¿Qué no puedo invitar a la chica más maravillosa a un buen lugar?

-Ya dime que quieres Canela.-Dijo con sonrisa triunfante y mirada dulcemente seductora.

-Oye, te estás pasando de la raya! Yo también quiero estar contigo de la manera más inocente, no seas pervertida.- dije fingiendo llorar, comenzó a reír mientras yo le tomaba las manos por encima de la mesa.

Ordenamos, pedimos lasaña y un poco de vino tinto, me encantaba como sus labios tomaban ese color rojizo del vino que le hacía ver mas pálida.

La cena había terminado y por poco me olvidé de los mensajes, sigo con la duda, no se quién es pero estoy seguro que no es mi papá pues nunca volvería a llamarme hijo suyo y lo más probable era que se hubiese referido a mi recordándome a mi madre como si nunca la hubiera amado o siquiera conocido.

Traté de actuar normal al salir del restaurante, estábamos a 4 cuadras del apartamento, la cercanía de todo era una ventaja aunque ahora ya no estaba tan seguro, la concurrencia de la gente y turistas al ser el corazón de Ámsterdam, estábamos tan cerca de todo que era ley andar a pie. Tomé su mano comencé a andar mas rápido, me excusé con que debía ir al baño. Entramos al edificio rápidamente, en verdad pedía a Dios no no estuvieran vigilando , aparte de que supieran donde vivía, me preocupaba que con ella estaba mi hogar.