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- Hola, y si .- Dije adormilada, en verdad tengo hambre, no porque sea un chico bonito voy a actuar como esas chicas que solo toman agua, mi estómago gruñía como una fierecilla.

El sacó una bolsa con comida de su maleta de mano y me dio un envoltorio de papel y ve que se trata de un sándwich, lo tomé y empecé a comerlo.

- ¿Cuanto tiempo estarás en París? .- preguntó el, vaya chico, hablando con la boca llena.

- Lo suficiente cómo para terminar la lista de cosas que tengo en mente

- ¿ y que cosas tienes en mente?.- Estoy dudando de sus intensiones, no soy del tipo de chica que todos los hombres consideran hermosa, eso está claro, pero también por eso no puedo estar tranquila dándole detalles a un desconocido que quien sabe que quiera de mí, o si quiera algo.

- Pues no se qué más haré en París, pero luego quiero ir a Ámsterdam, tu sabes, para andar en bici, pasear en sus canales y por supuesto drogarme un poco.- le respondí.

- Claro! primero la droga .- ríe, su risa es linda, ¿Pero que estoy diciendo?!

- No solo eso, es bien sabido que en Ámsterdam no hay esa distinción social, aunque hay calles que son conocidas por ser de clase alta pero toda la gente luce igual, la diferencia es que tienen bicis más costosas.- dije burlona, quería darle a entender que me interesa más la cultura.

- ¿Y que piensas acerca de la legalización de drogas?.-se cruzó de brazos.

- Pues que es genial ¿no?

- Posiblemente las calles estén llenas de drogadictos y eso sea peligroso ¿ No lo haz pensado?.- a caso ¿me está retando?.

- Yo pienso que lo malo no son las drogas, sino la responsabilidad social de la gente que lo consume, hay sociedades más civilizadas y digo, por algo en Holanda han estado sin reos lo que demuestra que la mayoría de los crímenes eran menores.- Trato de sonar sensata.

- Entonces ¿vas a ir a que te arresten?

- No, solo digo que es como dicen, que cuando algo se prohíbe se despierta un tremendo deseo por aquello, y pues cómo lo pueden hacer supongo que ya puede haber desinterés.

Continuamos debatiendo, teniendo una buena platica , de esas en las que no te aburres hablando de algún tema, en las que terminas hablando de otro totalmente diferente, de esas que pasan solo con algunas personas rara vez en la vida, comenzaba a agradarme.

Llegamos a la estación de París, pensé que sería el adiós pero me contó que un amigo iría por el y que habían quedado en ir a cenar , me pidió que lo acompañase y accedí. Bajamos del tren y me ayudó con mi maleta, caminamos hasta la calle, el clima estaba cómo me gusta, era el fresco aire de Septiembre en nuestros rostros.

- ¡José Miguel! -gritó alguien unos metros atrás.

El volteó hacia atrás y vio a su amigo.

- Es el ______ , vamos a saludarle.

- ¿José ?.- reí por lo bajo, creí que tendría un nombre que le hiciera honor.

- Venga hombre! Bienvenido a París.

Lo saludó y me presentó a su amigo Bryan, un tipo español-francés , de unos 21 años, delgado, castaño y de ojos claros. Me contaron que se conocieron en el colegio en Toledo que era el origen de José Miguel, ambos eran encantadores. Fuimos a cenar y tal, les conté un poco de mi historia:

-¿Qué hay de ti ______?-Preguntó Bryan, acomodandose con los codos sobre la mesa.

-Pues soy una chica de 19,estoy hmmmm se podría decir huyendo.-Dije insegura.

-¿De que?.-dijo José.


Me quedé callada por unos segundos y justo cuando José iba a decir algo...

Sin regreso ® - Jos y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora