Parte 5

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- Arthur si tú quieres puedo dormir en la bañera.- señaló el gran baño que por cierto tenía una gran bañera.
- Tonto! Yo dormiré en el baño.
- No! Yo dormiré en el baño.
- Arthur, eres mayor que yo y necesitas un trato más especial. Por eso yo dormiré en el baño.
- No soy un anciano, idiota.
Estuvieron cerca de media hora exponiendo sus argumentos de por que debían de dormir en el baño.
- Ya! La cama es muy grande, podemos dormir los dos.- dijo Alfred.- pero si tú no quieres...
- No importa.- se sonrojó Arthur.- pero tienes que respetar mi espacio!
- Tsundere...- dijo por lo bajó el americano.
- Qué has dicho?
- Que espere! Porque estoy... Eh... Decidiendo que lado de la cama escoger!!
- Oh bueno.
Al final acordaron que Alfred dormiría del lado izquierdo y Arthur del lado derecho.
Nunca antes Alfred había tenido tantas ganas de pasarse al lado derecho. Era cómo si algo quisiera empujarlo. La razón era simple: Arthur se encontraba allí, estaba durmiendo con un camisón blanco y los botones que cerraban su cuello estaban abiertos y por lo tanto dejaba al descubierto uno de sus rosas pezones. Su boca se encontraba entreabierta y la expresión que daba era tan pacífica! Alfred no podía dejarse verlo. Parecía una novia a la espera de un beso.
Tenía tantas ganas de tocarlo, él podía hacerlo! Podría aprovechar que estaba dormido. Una de las cualidades de Inglaterra es que posee un sueño profundo.
"Es ahora o nunca" esa idea cruzo por la mente de Alfred. Alargo su brazo y con la llema de sus dedos bordeó los labios de su acompañante. El corazón del americano estaba a mil. Al ver que el inglés no reaccionaba, decidió tocar su rosado pezón. Era una sensación increíble, parecía una gomita, suave y carnosa. Estaba rodeándolo con los dedos cuando de repente Arthur soltó un gemido. Automáticamente escondió su brazo e intento hacerse el dormido. No podía creer lo que sus oídos habían apreciado, el gemido de Arthur había encendido su miembro.
Se levantó lentamente y se dirigió al baño. Se bajó los pantalones y empezó a masturbarse. Mientras se masturbaba recordaba la sensación de los labios de Arthur y la textura de su pezón; rememoró incontables veces aquel gemido. No aguantó más y eyaculo en su mano. Se lavó y volvió a dirigirse a la cama. Se quedó profundamente dormido.

Por la mañana...
Alfred no podía mirar a la cara al confuso Arthur, este se había dado cuenta de que el americano estaba evitándolo. Se sentía culpable. "Debe ser porque esta molesto, pues lo he obligado a casarse conmigo y no con quien ama" se golpeaba mentalmente. Decidió ir a conversar con él sobre esto.
Llevó como disculpas té y scones en una bandeja; encontró a Alfred sentado leyendo un libro en la biblioteca.
- Alfred!
- Ah! A-a-art-t-turr que haces aquí??
- Yo.. Yo!!.- su frase fue detenida ya que el té se había caído y del susto cayó con las piernas abiertas sentado encima de Alfred, esto hacía que su trasero estuviese rozando el miembro del americano. De por sí, América ha estado todo el día excitado, y aquel roce fue la gota que colmó el vaso. Arthur pudo sentir en su trasero el duro y levantado miembro de Alfred.
- Lo siento!.- exclamaron ambos al unísono.
- Esto es mi culpa.- dijo Alfred.- yo me haré cargo de esto.- dicho esto se levantó y se dirigió por enésima vez a calmar sus deseos carnales. Dejando a un muy confundido Arthur.

Arthur no sabía que pensar. Todavía recordaba aquella dureza en medio de sus nalgas y no podía evitar sonrojarse. "Alguien se puede poner duro  por sorpresa?" "Tal vez fue el contacto que tuvo con mi trasero" "yo éxito a Alfred" miles de pensamientos pasaban por la atolondrada mente del inglés. No podía negar que el también tuvo sueños pervertidos con el americano. Pero eran lo que eran: sueños.
Lo que acababa de ocurrir era lo más próximo a sus sueños pero... no podía esperanzarse sólo por eso. Después de todo Alfred no lo amaba.

Estuvieron evitandose durante días, cada vez se hacía más difícil para ambos. Querían hablarse, verse, pero su timidez lo evitaba. Alfred fue el primero que no pudo más y corrió hacia su habitación, allí se encontraba Arthur.
- Arthur! Salgamos a pasear!
- S-s-si!!!
Empezaron a caminar por el enorme jardín. Se produjo un silencio incómodo. Sin embargo ambos se habían decidido que esto se acabaría.
- Yo..- dijeron al unísono.
- Creo que.- volvieron a hacerlo.
- Primero tú.- dijo Arthur. Estaba nervioso y no era mala idea que Alfred comenzara.
- Bien.- empezó Alfred.- Arthur. Sé que esto tal vez  suene tonto para ti pero... Estoy enamorado de ti. Me casé contigo estándolo. También quiero arreglar un antiguo problema entre tú y yo: el motivo de la Independecia. Arthur, quiero que sepas que yo no me aleje de tu porque te odiaba; lo hice porque quería que dejaras de verme como un niño. Quería que me vieras como el hombre que soy y te enamorases de mí. No sabes cuanto sufrí ante tu rechazo, pero ante todo te sigo amando, como cuando lo hice de niño. Lo que pasó ayer en sí es mi culpa. Desde qué estamos viviendo juntos no he podido dejar de tener pensamientos pervertidos sobre ti. Así qué no te sientas mal. Pero Arthur, quiero que me des otra oportunidad: quiero que te enamores de mi. No tienes que hacerlo ahora. No me importaría esperar por ti mil años solo para tenerte juntó a mi.- confesó por fin todo lo que había estado aguantando en su interior.
- Alfred.. Lo siento mucho! Todo este tiempo te he enjuiciado mal.- sollozaba Inglaterra.- pero... No puedo responder ahora...- acto seguido lo abrazó fuertemente.
- No te preocupes, me tomaré mi tiempo para enamorarte. Te lo prometo!
"Tonto, ya lo estoy"

Compromiso arreglado (USUK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora