Parte 8

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- Hermano! Disculpa la visita, sólo quería conversar con Arthur pero al parecer incómodo aquí.- dijo aturdido el canadiense.
- No me molesta en lo absoluto, pero es muy raro que vengas acá salvo que sea por una razón.- tomó aire, el nombre que iba a pronunciar le sabía a hiel.- Francis.
Agachó la cabeza Mathew, era muy vergonzoso, pues su novio, o mejor dicho su ex novio, había intentado sobrepasarse con el novio de su hermano.
Al ver la reacción de su hermano, Alfred tomó asiento al costado de Arthur, lo que incomodó a este pero intentó disimular.- Y bien, dime que ha pasado.
- Tú lo sabes Alfred, lo del baño...
- Ya, pero él te lo contó?
- No, lo supuse. Pero bueno... No es la primera vez que me es infiel.
- Que?! Ese maldito!.- gritó Alfred, ahora estaba el doble de molesto, y con la misma persona.
Arthur sólo se quedó en silencio, conocía muy bien al francés, pero prefería no decir nada para no malograr.
- Alfred cálmate. Yo acepté las consecuencias. Porque lo amo lo suficiente como para hacerlo.- miró de reojo a Arthur, y este le devolvió la mirada.
- Aún si me dices eso, eres mi hermano, sé que no he sido un buen hermano mayor y es por eso que quiero ayudarte porque nunca lo he hecho! No puedes dejar esto así, él sólo te usa!
- Ya lo sé!
- Entonces?!
- Ya te lo dije, lo amo! A pesar de toda esta basura yo lo amo! Él siempre estuvo ahí para mi, prácticamente me cuidó desde siempre...
Pasaron cerca de tres horas convenciendo al canadiense, le dieron miles de razones para que odiará al francés, le dijeron todos sus defectos e incluso le mostraron otros candidatos.
Era imposible hacerle cambiar de idea, y decidieron dejarlo así.
- Y ahora a donde te irás?
- Regresaré a Canadá.
- Si deseas puedes quedarte acá.- se anticipó Arthur.
- No quiero ser una molestia, además, ustedes deben arreglar su problema.
Alfred y Arthur chocaron miradas, esto era incómodo para ambos. Sin embargo, ambos deseaban hablarse, añoraban los antiguos momentos en donde eran inseparables, y ahora el muro de la vergüenza estaba interponiendose entre ellos. Estaban tan cerca y a la vez tan lejos.

En Francia...
- Seguramente Mathew convenció a cada uno de mis contactos de ignorarme, pfffff, es tan tímido que con las justas puede hablar con su reflejo...- se dio cuenta de que se había pasado el día pensando en el canadiense, no podía explicar lo que le estaba pasando; ahora el ambiente del hogar se encontraba muy frío y solitario.
Triiiiin...-suena el teléfono y Francia va a atenderlo.
- Si?
- Hola soy Marie, me extrañaste?
- No sabes cuanto.
- Oww... Quieres que vaya a tu casa?
- Estaré encantado!
Después de muchos días de abstinencia, por fin iba a Francis a desahogarse.

En Inglaterra...
Después de la despedida de Mathew, se creó un incómodo silencio entre la pareja. Rehuían sus miradas, se quedaban quietos, como si un leve movimiento derrumbara todo a su alrededor. Arthur sentado en el sofá y Alfred juntó a la puerta. Inconscientemente tal vez esperan la más mínima señal del otro para poder iniciar algo.
- Quieres agua?.- preguntó el americano.
- Hmn... Sí.
- Bien.- se apresuró a traerlo para el inglés.
Se quedó observando cada uno de los movimientos de su pareja, el dedo meñique levantado cuando cogía el vaso, los ojos cerrados, su expresión seria, el agua que resbalaba por la comisura de sus labios. Todo.
- Deja de mirarme así, asusta.
- No era mi intención, lo siento.- al decir "lo siento" quería también referirse a la fatídica noche. Pero parecía que su boca seleccionaba las palabras que quería expresar.
- No importa...Alfred, quiero decirte algo.
- Dime.- empezó a ponerse nervioso, cada vez que Alfred decía que tenía que decir algo, no siempre era algo bueno. Sus manos empezaban a sudar, su corazón estaba agitado, empezaba a temblarle las piernas, y de vez en cuando le daba escalofríos.
- He estado pensando que debemos divorciarnos.
- Qué?!
- No me siento bien contigo, viviendo bajo el mismo techo, solos... Además, ya sabes a qué me refiero... Ayer..
Alfred se levantó inmediatamente y se arrodilló a los pies de Arthur.
- Yo tampoco me siento bien! Pero esto es mi culpa, me comporté como un imbécil! Sé que no merecido tu perdón, pero por favor: No me dejes! Te he amado desde siempre, no sabes todo lo que he sufrido después de independizarme, es un suplicio estar sin ti, más aún cuando sé que me odias, prometo no molestarte y haré lo que tú me pidas!.- mirándole a los ojos, con lágrimas resbalando en sus mejillas.- Arthur, mi amado eterno, ruego tu perdón.
Sin más, Arthur se agachó a la misma altura que Alfred, besándole.

En Francia...
- Qué estúpido eres! Como es posible esto! Por qué no se te para tu estúpido "amiguito"?!
- No lo sé...
- Acaso no te parezco atractiva?! Soy gorda y fea para ti?!
- No no no no! Estás equivocada Marie!
- A sí?! No siquiera con una mamada se te levanta!
- No sé que me pasa, tal vez estoy enfermo...
- Oh ya veo! Entonces llámame cuando no estés enfermo! Me voy!
"Me voy" me parece haberlo escuchado antes.

Mathew había decido hablar con Francia, de camino a su casa había repasado lo que iba a decir, sentía impulsos de llorar, pero había decido maduramente controlarse.
A pocos segundos de tocar la puerta, sale rápidamente una mujer, que al parecer era una de las "amigas de Francia"
Se quedo frente a frente con la puerta abierta y se encontró con los ojos de Francis. Se le olvidó todo lo que iba a decir, y ya no pudo aguantar más las lágrimas.
Corrió pero fue tomado del brazo por el francés obligándolo a entrar. Luego fue tirado en su cama y apresado por los brazos de Francis.
- No te basta con una? Esa chica que se fue se acostó contigo, no? Eres tan cruel.
- A ti que te importa? Además no es una novedad. Pero aún así tú me amas.
- Te odio Francis; si alguna vez sentí algo por ti, ya se desvaneció.
Sintió una punzada en el pecho al escuchar las frías palabras del canadiense. Era la primera vez, desde que lo había conocido, que Mathew se mostraba así con él; siempre había estado detrás de él, acompañándolo a dónde sea que el desease, nunca de había negado a sus palabras; mas ahora, no.
Forzó las piernas de Mathew para obligarlo a entrar, pero el otro se resistía, tampoco lo permitía besarlo, e intentaba librarse de sus brazos.
Si una mujer u varón se le hubiese resistido (lo que nunca ocurría) lo hubiera soltado; pero con Mathew era diferente, trataba de mantenerlo con él, a pesar de que sintiera un nudo en el pecho.
- Sueltame maldita sea!
- No!
Lo desnudo y se metió entre las piernas de Mathew. Este empezaba a llorar desesperadamente por la repentina intromisión del francés en su interior. Se agarraba de las sábanas para aguantar el dolor. Deseaba salir, sentía dolor físico y emocional; pensar que en esa caña había estado sabe Dios cuántas mujeres.
Las embestidas eran rápidas y fuertes, como si cada una le hiciera recordar que él era sólo una persona más que estuviera en esa cama.
Francis se preguntaba el por qué solo se excitaba con Mathew, y no con Marie, eso nunca antes le había pasado, era como su su cuerpo pidiera solamente a Mathew; pero sus ojos sólo veían la triste expresión del canadiense.

Compromiso arreglado (USUK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora