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Yong Guk amanece en su casa, han pasado tres días desde aquel domingo tan perfecto. No sale de la mente de Yong Guk ningún momento. Mientras se prepara para ir a la universidad, su mente se pierde en los recuerdos. Tal y como ha pasado el lunes y el martes, hoy llega tarde por lo mismo.

Una vez llega a la universidad, puntual gracias a poner en riesgo su vida. Se sienta junto a Him Chan y ve como éste empieza a reírse por lo bajo.


-¿Y ahora qué te pasa? – pregunta Yong Guk de mala gana.

-Es gracioso verte así. – responde Him Chan – Yendo y viniendo corriendo a todas partes.

-Ya... – se limita a decir sin hacer caso al otro.


La mañana es complicada para Yong Guk, es elemental que preste atención en clase, pero su mente viaja a lo que le espera unas horas más tarde. Su cuerpo puede encontrarse en clase, pero su mente y algo más se encuentran lejos de allí.


-Solo una hora. – dice Him Chan mirando a Yong Guk.

-¿Tú no tienes ganas de verle? – pregunta Yong Guk molesto.

-Sí, pero me aguanto las ganas. – responde tranquilo.

-Es un niño... – susurra Yong Guk – ¿Por qué? – pregunta llevando su cabeza a la mesa.

-No te preocupes por eso. – responde Him Chan quítandole importancia.

-Es que, creo que es le primera vez que me pongo tan nervioso con alguien. – continúa Yong Guk. – Es tan bonito, cada vez que sonríe por algo que le digo, que se sonroja, que se queda sin saber qué decir, cuando se supone que hace los deberes pero yo sé que me está mirando. – empieza a narrar Yong Guk acordándose de cada una de esas cosas como si las viviese en este mismo instante.

-¿Te traigo un barreño o un babero? – pregunta Him Chan – Algo que no nos llene de babas.

-Es mi niño bonito... – susurra Yong Guk ignorando al otro.

-Anda corre. – dice Him Chan negando.

-¿Qué? – pregunta Yong Guk sin entender.

-Es la hora.


Según dice Him Chan esas palabras, Yong Guk escucha el timbre que da por finalizadas las clases. Toma sus cosas y como alma que lleva el diablo sale de ahí. Ahora intenta moderarse con la velocidad, pero algo en su estómago no le permite ir más despacio, quiere ver a su niño bonito, ¿cómo es posible que todo sea tan lento cuando están lejos el uno del otro, y tan rápido cuando están juntos?. El espacio también parece alargarse y es como si su destino se alejase de él, pero no, ya falta menos para que llegue. Ante todo, tiene que controlar el frenesí que ha despertado en su interior, esto no se le puede ir de las manos.

Por fin llega, anda despacio hasta la cocina por el jardín, no puede parecer desesperado y efectivamente cuando entra, él ya está ahí.

El rostro de Jun Hong se ilumina con una sonrisa, y el alma de Yong Guk le llena el cuerpo, de tal forma que siente que su felicidad podría notarse a un kilómetro a la redonda.


-Hola. – saluda Jun Hong levantándose para darle un abrazo el cual es correspondido de forma instantánea.

-¿Qué haces? – pregunta Yong Guk intentando frenar algo en su interior.

-Deberes de física y química. – responde Jun Hong – He pensado que si los hago nada más llegar luego puedo estar más tiempo contigo.

Niño bonito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora