Crecimiento

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Estoy dormido en mi cómoda cama tan tranquilo y un ser enmascarado me saca de mis sabanas. Arrastrándome por las escaleras de mi casa y al bajarlas, me lanza contra la pared del recibidor. Me puedo fijar que su mascara es de un payaso.

--Tu no debes vivir.-Me dice con voz tranquila-Tu familia no debe vivir. Todos tenéis que morir.
--Vete a la mierda.-Le escupo en la mascara-
--Pues tu te vas a otro lado.

Le dan una pistola y me dispara en un riñón.

--Ahora, por tu estupidez, quemaremos a tu madre entera y a tu padre le secuestraremos.

Ahora estoy en otro mundo gritando como un histérico. Ha sido una pesadilla.

--¿Que pasa Jon?-Me dice Paula dulcemente-
--Una pesadilla, nada más.
--Ven pícaro-Cogió mi cabeza y la puso entre sus pechos-mientras tu cabeza esté aquí, nunca tendrás pesadillas.

Nos despertamos poco más tarde del amanecer. Amarré a nuestros caballos a la fuente y nos dirigimos hacia águila, el nombre que le pusimos al edificio con sistema de poleas. Al llegar a la azotea divisamos algo de lo más espeluznante. Un conjunto de cuerpos, estirados en el suelo de una calle, que escribían lo siguiente. "Tú no debes vivir."

Nos ayudamos entre nosotros a ponernos los arneses y nos lanzamos al punto más cercano de los cuerpos. Las cuerdas de los monos estaban algo desgastadas. Estaba aterrado.

--Esperad,-Les dije-nos pedirán información sobre este sitio.
--Improvisar.-Dijo Paula dándome un empujón-

Me siento vivo. El viento matutino me acaricia la cara. Abro los brazos como si fuera un pájaro que planea. Cierro los ojos y me transporto lejos de aquí. Donde no existen las pesadillas ni los espejismos. Abro los ojos, veo una cama elástica, de color negro, atada a una farola. Puse mi brazo derecho delante de mi cuerpo.

Reboté bruscamente contra la red. Me desato el mono y muevo un poco la cuerda, en señal de que ya puede bajar el siguiente. La cuerda era de frío hierro, el cual me hubiera gustado tocar todo el día. La siguiente en bajar fue Paula. Observé que se quedó unos segundos estirada en la red, mirando al cielo. Subí a ayudarla. En las zonas que su piel estaba al descubierto, le quedaron marcas en rojo del mono.

--¿Te duele?-Le pregunte mientras con las yemas de los dedos acariciaba esas zonas-
--No, antes de que toques la cuerda te tengo que preguntar, ¿como has dormido después de la pesadilla?
--Muy bien, gracias.
--Vale, ya puedes balancear el hierro.

Alber gritaba a pleno pulmón, hasta incluso cuando chocó contra la red, maldecía a pleno pulmón. Mientras bajaba nos miró con una traviesa mueca. No dijo ningún comentario, pero sé que de ser por el, hubiera soltado más de uno.

Tuvimos que girar una calle a la derecha, dos manzanas rectas y a nuestra izquierda estaban ellos. Habían doce chicos y catorce chicas entre once y dieciséis años.

Les fuimos despertando dulcemente con una frase. "Buenos días, te deseamos un buen día. Ponte en pié, ayudamos a seguir despertando o espera a nuestro mensaje."

Al despertarse todos, nosotros tres nos subimos al segundo piso de una casa. La cual no había pared que nos tapara. Yo me puse en medio de los tres, Paula a mi derecha y Alber a mi izquierda.

--Buenos días, una vez más. Estaréis confusos y desorientados, no os preocupéis. Es normal. Yo soy Jon, ella es Paula y él es Alber. Yo os haré una introducción, Paula os explicará las normas y Alber os distribuirá. Empecemos con la introducción. Nosotros tres nos despertamos ayer, yo fui el primero, Alber segundo y Paula la última. Aún desconocemos este lugar. Por ahora sabemos que aparecen espejismos. Seres con sed de sangre y que están dispuestos a mataros de cualquier manera. También sabemos que estamos rodeados por norte, este y oeste por un un río y al sur hay un mar. Ahora Paula os explicará las normas.
--Para empezar, nosotros seremos quien llevemos a cabo las decisiones importantes. Si encontráis a una nueva persona, llevarla ante nosotros. Ser respetuosos y cooperadores. Tener empatía y tolerancia hacía los demás, vivir en este sitio no es fácil. Para acabar, si alguien no cumple las normas, llevarlo ante nosotros. Alber, te concedo la palabra.
--La distribución es muy simple. Yo me encargaré de llevar al grupo de gente que recolectará víveres frescos en un bosque más allá del río. Paula estará con un grupo de pesca y Jon explorarán. Los que tengáis doce, o menos años, conmigo, trece y catorce años con Paula y el resto con Jon ¿alguna pregunta?
--¡Aquí!-Era una chica de doce años-¿Si no valemos para nuestro trabajo?
--¿Me puedes permitir que sea yo quien te responda?-Le dije-Esta noche, nosotros tres nos reuniremos y hablaremos de vosotros. Variaremos vuestras tareas en función de vuestras capacidades ¿algo más?
--¿Como se llama este lugar?-Esta vez fue un chico de mi edad-
--No le hemos puesto nombre.-Saltó Alber con voz de ser muy maduro-Pero lo desearíamos consensuar más adelante con todos vosotros ¿Alguna pregunta más?
--¡Los de expedición conmigo!-Grité enérgicamente saltando del piso al ver que se había hecho el silencio absoluto. -

Salimos corriendo cuatro chicos y una chica. Les iba diciendo hacia donde girar en las calles. Llegamos exhaustos al río. Bebimos agua y recuperamos el aliento, de mientras, estuvimos charlando.

--Hola a todos, se que hemos ido muy rápido y se, que apenas os ha dado tiempo a meteros toda la información en la cabeza. Quiero que nos conozcamos entre todos. Mi nombre ya lo sabéis, ahora quiero saber los vuestros ¿quien quiere empezar?
--Yo deseo ser la primera,-Dijo la chica, sus ojos eran verdes y grandes, cabellos pelirrojos y lacios, más baja que yo, una nariz alargada y una boca fina-mi nombre es Atenea y encantada de estar en este grupo.
--Yo me llamo Modesto.-Un muchacho de piel morena, pelo negro y rizado, ojos pequeños y marrones, labios hinchados, cejas pobladas y de mi estatura.

Se fueron presentando uno a uno. Otro muchacho que se había teñido el pelo de color verde, ojos azules, un poco más alto que yo, labios finos, orejas acabadas en punta y blanco de piel. Su nombre era Gabriel. El chico más joven, un año mayor que yo, se llamaba Fidel. En su rostro se podía ver tranquilidad y amistad. Pelo negro y corto, pero lo suficientemente largo como para que no se le viera el cráneo. Ojos de color azul oscuro, pecas en las mejillas y siempre que podía, sonreía, hablaba con una voz calmada y sosegada. Para acabar estaba Adrián, muchacho con pelo negro que le tapaba la frente y las cejas, ojos de color verde muy oscuro, boca poco carnosa. Notaba como si no tuviera energía, estaba apagado.

Una vez hechas las presentaciones, les hice una explicación de lo que íbamos a hacer es día.

--Para empezar, hoy es un gran día, por el hecho de encontrar más gente y saber que no estaremos solos. Como gran día que es, hay mucho que hacer a partir de este momento. Nosotros nos encargaremos de conocer este sitio. No nos vale solo con verlo, también hay que conocerlo. Hoy iremos más allá del bosque.
--¿Si no hay nada más allá del bosque?-Quiso saber Fidel-
--En ese hipotético caso, os haré una guía por el trozo descubierto de la ciudad. Perdonarme, se me había olvidado una cosa, por la noche surgen seres entre las oscuridades y algún grupo tendrá que hacer de patrulla. Alber, Paula y yo echaremos a suertes que grupo hará la guardia. Una vez dicho esto ¡vámonos todos!

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