Pesadi infestada

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No voy a seguir escribiendo ¿para que hacerlo? Paula ha muerto, Alber cojo y Pesadi tomada por zombis. Moriremos todos dentro de poco, mi plan ha fallado. Busqué a Roberto, teníamos que planear algo.

--Estaremos muertos, si no es dentro de unas horas, será dentro de unos días.-Comenté de manera optimista.-
--Estoy de acuerdo contigo, todo ser humano muere en un tiempo u otro. Pero ahora yo te pregunto Jon, ¿por que quieres morir ya?
--Porque mi vida ya no tiene sentido.
--¿Puede saber el motivo el cual ya no tiene sentido tu vida?
--La mujer de mi vida ha muerto y no he podido hacer nada por evitarlo.
--Nada te confirma que haya muerto.
--La palabra de un buen amigo.
--Ese buen amigo no la ha visto morir. Piensa por un segundo que tu fuiste el primero en despertarte, ¿crees que fue pura casualidad?
--Entonces, ¿que debo hacer?
--Ahora levanta tu cabeza, coge a tus mejores hombres y acaba con esos que te arrebataron la felicidad.

Me tuve que fiar de un par de muchachos de Alber, Guillermo y Adrián. Antes de irme, fui a despedirme de Alber, posiblemente la última. Le estaban curando y limpiando la pierna. Les ordené a un par de muchachos que le hicieran una pierna de madera.

Nos dirigimos al refugio. Durante el trayecto no nos encontramos a nadie. Al estar a dos manzanas del refugio, podemos ver zombis salir de allí. Las palabras de Roberto me resonaban en la cabeza "¿que te confirma que hayan muerto?". Tenía que encontrarles, sabía que siguen vivos. Ordené disparar a los zombis, los cuales, raramente se fueron. Miramos a nuestro alrededor, no nos creíamos que se fueran con tanta facilidad.

Entramos en el refugio y no había rastros de vida ni de muerte. Era extraño. Fuimos registrando la ciudad, seguíamos sin encontrar a nadie. Al llegar a la plaza, descansamos.

Cuando ya descansamos lo suficiente, vimos unos zombis en una calle. No se movían, estaban petrificados. Optamos por ir a otra calle, pero aparecieron más zombis petrificados. En las siete calles llegaron muertos vivientes y dentro de los edificios que rodeaban la plaza también. Nos vimos rodeados, ahora los muertos íbamos a ser nosotros.

Eramos cinco personas y once flancos que cubrir. No teníamos escapatoria, disparamos a todos los zombis que podíamos, pero nunca era suficiente. Matábamos a uno, salían seis detrás de ese, íbamos a morir por ir a buscar a unos muertos.

Entre los agudos chillidos al morir de los zombis oigo la cuerda de Águila y pasos a la distancia. ¿Estamos salvados? ¿Tenemos refuerzos? Sin importarme mucho esa idea, veía acercarse más a esas hordas. Estaban tan cerca, que ya me llegaba la sangre a la cara de aquellos monstruos.

Un zombi me saltó encima, pero alguien me lo quitó. Les di las gracias, pero me confirmaron que nadie de ellos había sido. Los refuerzos habían llegado. Pude ver a gente disparando desde los tejados de los edificios y escucho disparos detrás de los zombis.

Poco a poco el camino se fue despejando y pudios ver a nuestros salvadores. Ahora sí, los zombis se retiraban. Pude ver las caras de nuestros rescatadores, Alber, Roberto y algunos más estaban allí. Seguía sin haber rastro de Modesto y Paula, aunque no sabíamos quienes fueron los que estaban en los tejados.

A los pocos minutos de estar buscando otra vez, encontré a Paula. Estaba sucia hasta donde podía verle, tenía un fusil en una mano.

--¡Paula!-Dije mientras iba hacia ella.-
--No me hables.-Dijo mientras alzó el arma apuntándome.-Un paso más y te vuelo la cabeza.-Su voz era fría como el hielo.-
--¿Que te pasa?
--¡Nos abandonasteis!
--Eso es mentira y lo sabes.
--No deberíamos haberos salvado.
--Frena, muchacha.-Modesto apareció de su espalda poniéndole un cuchillo en la garganta.-Suelta el arma.
--Si no la suelto ¿que pasa?
--Se hará un juicio por intento de asesinato a un líder. Además, les debemos nosotros más a ellos que ellos a nosotros.
¿Por qué le debo yo algo a alguien que casi me deja morir?
--Te corrijo, una persona que arriesgo la vida por ti y casi la pierde.
--Vale, voy a bajar el arma-Dijo en un tono vacilante.-pero tu quitame tus sucias manos de moro de mi cuerpo.

Modesto le soltó de mala manera y ella le dio el arma. Y después Modesto le disparó en la cabeza a Paula.

--¡Que haces bastardo!-Le grité con toda mi ira.-
--Era un espejismo.-Contestó serio.-La autentica Paula no tiene ira contra ti, además esta en la base con el resto de los que huimos del búnker antes de tiempo.

Reuní a todos para que siguieran a Modesto hasta los demás. Que alegría ver a la autentica Paula dandome una recibida con los brazos abiertos. Alber también fue recibido por Andrea con los brazos abiertos. De manera menos reservada que Paula y yo.

Fuimos contando nuestras aventuras de esa mañana, pues ya era mediodía sin darnos cuenta. Andrea casi se puso a llorar, cuando Alber explicó como perdió la pierna.

Estaba triste y alegre a la vez. Triste pensando que casi muere Paula, pero alegre por verla viva y sonriente.

Tras estar de cháchara un rato viene muchacho con un trapo andrajoso. Nos miramos todos, ¿es lo que creemos? Creo que tú también sabes lo que es. Otra piedra, la tercera. Con el numero tres grabado y escrito "habrá agua,". No supimos como reaccionar ante eso.

Tras esa parada para recuperar fuerzas, volvimos a nuestros trabajos planeados de ese día. Nosotros en exploración, íbamos a ir a recoger armas en el oeste de Pesadi. Nuestros suministros de armas se habían visto bajo mínimos

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