Locura

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Pasaron las horas, días y hasta incluso, semanas. Ninguna señal de vida a decenas de kilómetros, aparte de la mía. Mi ira y falta de cordura iba aumentando por cada minuto que pasaba.

Monté un campamento en la cueva en la que desperté el primer día. He creado flechas, arcos, espadas de madera de diferentes arboles, trampas, lanzas y escudos. Estoy en los huesos debido de que la comida escasea. Salgo a cazar por la noche y duermo por el día, aunque siempre me paso las noches en vela para nada.

Para beber tengo normalmente agua de río, el cual se encuentra a medio kilómetro de le cueva. Es el día número veintidós después de mi desaparición, y mi muerte llegará dentro de otros veintidós días si sigo con tanta escasez de comida.

Es de noche, estoy viendo un pájaro, cual especie desconozco aunque no sería la primera vez que lo veo, es dos palmos de grande y medio palmo de ancho. Color negro con lineas rojas y las plumas de la cola eran blancas, era realmente raro ese pájaro. Cogí una flecha, tenso mi arco, paro de respirar y escupo mi flecha. Al morir, soltó un agudo silbido.

Preparé el animal en un fuego, tras haberle desplumado y quitarle la piel, que tardé un largo rato en encenderlo. Estuve volteándolo con paciencia y cuándo observé que estaba tierno, con una costra crujiente.

Escuché gritos a la distancia de donde yo estaba. Pasos veloces, alientos exhaustos y gritos diciendo que habían encontrado algo, fuera quien fuera. A medida que se acercaban, mis ojos veían caras que yo conocía, caras que yo quería destrozar. Alber y Modesto estaban delante de todos aquellos que gritaban. Preparé mis flechas y mis lanzas, estaba preparado para atacar si fuera necesario. En cuando vieron mi posición defensiva, frenaron su ritmo e intentaron negociar.

--¿Qué te pasa Jon?-Dijo Alber levantando las manos, como si se tratara de un atraco.-
--¡No te acerques más hijo de puta!
--Pero Jon, ¿qué te pasa?
--¡Tu y los demás no pusisteis el más mínimo empeño en buscarme!
--Llevamos semanas buscando tanto a ti como a Guille, el cual encontramos ayer.
--Mientes, me habéis encontrado por pura casualidad en una de vuestras salidas a cazar.
--Jon, ¿Has encontrado rastro de vida durante este tiempo?
--No.
--En ese caso, sabes que estamos lejos de aquí. ¿Tu crees que iríamos tan lejos de nuestro refugio solo para cazar?
--No lo se, por eso desconfío.
--Jon, ven conmigo y quiero que estés tranquilo.-Salió un muchacho, que por su manera de hablar, puedo imaginar que es de ayuda mental.-
--¡Cállate puto!

Lancé una flecha en dirección a su garganta, y acerté. Me siento mal, el primer dia dije que solo mataría por supervivencia, pero, ¿acaso la supervivencia es matar a un compañero tuyo cuando quiere ayudarte? Miento, ese chico que está vomitando sangre mientras su cuerpo se retuerce, no era un compañero mio. Era un bastardo, que si fuera por él, estaría muerto. ¿Qué esta haciendo que no me maten? ¿Puede ser que la puta de Paula les haya dicho que siga vivo? Seguramente querrá que le fecunde el coño y matar después. Sea por el motivo que sea, debo huir de aquí.

--Jon, deja que negocie contigo,-Dijo amigablemente Alber-,después decide que quieres hacer.
--¡Está bien!-Dije tirando el arco al suelo y levantando los brazos mientras le miraba vacilante.-¡Voy a dejar negociar!

Al salir de la cueva miré el cuerpo del muchacho, pálido y con la garganta atravesada. Le arranqué la flecha y le lancé un escupitajo en la cara, la cual estaba impregnada de sangre. Nos dirigimos hasta donde ellos habían montando un campamento. Estaba lejos de las heladas montañas, era en un prado donde había vegetación y animales. En aquel prado tenían hecho una pequeña fortificación de madera, en la cual, se podrían meter la gran mayoría de nosotros.

Me llevaron hasta Paula, la cual me estaba esperando con los brazos abiertos. Ordenó que estuviéramos solos, no quería que nadie nos escuchara.

--¡¿Cómo estás Jon?!-dijo Paula entre sollozos y abrazando mi cuerpo.-                                                                --¿Estás de broma?-Le miraba con cara fría e incompasiva. No le devolví el abrazo.-Suéltame, de lo contrario tendré que usar la fuerza contra ti y a las tuyos.                                                                                             --No te entiendo Jon. ¿Quiénes son ellos?                                                                                                                              --Todos vosotros-Mi voz era suave y fría, como la de un muerto.-me abandonasteis en las heladas montañas, donde me he dado cuenta que estabais conspirando desde el inicio tu y Alber contra mi.      --¿Porqué debería de usurpar tu poder, cuando siempre se me has tratado bien?                                              --Porque eres una puta y una ambiciosa.                                                                                                                             --Soy ambiciosa, cierto es. Pero soy ambiciosa para otras cosas.-Decía con una mirada tímida y una tonta sonrisa.                                                                                                                                                                                     --Por favor, no vuelvas otra vez con esas Paula.-Dije con un soplido, al parecer, mi ira se calma.-Ni se te ocurra volver con el tema de follar, no quiero.                                                                                                               --Pero yo sí. Te haces mucho el maduro Jon, relaja ese estatus tuyo, disfruta de las buenas  cosas.         --Si te dejo preñada dime que haremos con el bebé. Si volvemos a Pesadi, estaremos cerca de salir de aquí, el bebé podría ser un gran estorbo. ¡Por no decir lo que dirían los demás al verte embarazada! Creo que ya tenemos suficiente con las pocas chicas que embarazó Cascos. Además, en el parto podrías morir, no me pienso arriesgar a perderte por un polvo.                                                                                  --Cambiando de tema, hemos encontrado a Guille.                                                                                                          --Quiero saber como está.                                                                                                                                                            --Aterrorizado de todo, pidió que le enceráramos en una habitación oscuro, dice que no quiere ver la luz del día.                                                                                                                                                                                           --Llévame ante él, necesito hablar sobre cómo ha sido su supervivencia.                                                               --¿Te importa que te escolten unos guardias? Creas sospechas Jon. Tú actuación en las montañas con el equipo de rescate se ha proclamado, y algunos piensan que intentarás atacarnos a todos por la noche. Y como creerás lógico, tengo que hacer la cara bonita ante el pueblo en este caso.                         ---No me importa, siempre que tenga su protección ante intentos de asesinatos.                                               --Cuenta con esa protección, pero antes de que vayas a ver a Guille, quiero que comas, bebas y te quites como puedas ese hedor a podrido que desprendes.  






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