Capítulo 7

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-Dígame como esta mi hermano... ¿él está bien? –El menor lo miro con angustia y poco a poco fue cerrando los ojos-

-El....-comenzó a hablar el médico- ha soportado la cirugía pero es muy poco probable que sobreviva. Lo mantendremos en cuidados intensivos.

-Doctor, cree que pueda pasar a verlo –pregunto el español algo atónito y con una gran duda en su pecho-

-Lamentablemente, ahorita nadie puede pasar a verlo. Ni mucho menos quedarse con él por lo tanto les recomendaría que se fueran a sus casas a descansar –el doctor veía al menor de los italianos con la sangre de este y sobre todo al español- ¿Qué ha pasado?

-Bueno... -comenzó a hablar el menor de los italianos-

-Lo han asaltado... nosotros estábamos con él, pero al único que han atacado fue él –desvió la mirada para dirigirse a ver la puerta de quirófano-

El menor de los italianos se sorprendió al ver como mentía, como podía ser tan fácil mentirle a un médico de alto rango... sobretodo en su ciudad. Lo último que vieron fue a un médico retirarse y poco a poco volver a la "normalidad".

-España-nicchan, porque has...-no pudo terminarla frase interrumpiendo este-

-No era necesario decir que querías matar a tu hermano Feliciano –no le dirigía la mirada, de alguna u otra manera estaba deshecho- cómo pudiste... -susurro suavemente cayendo lágrimas en sus ojos-

-Como pude hacer que –le miro algo confundido-

-Cómo pudiste matar a tu hermano, más bien casi lo matas si es que sobrevive. Él en la mañana salía de mi casa para ir a informarte que había pedido los papeles para tu independencia –lagrimeaba tristemente el español-

El menor de los italianos se sorprendió y comenzó a lagrimear de sobremanera. Ahora entendía porque su hermano había ido hasta su casa, no era para enfrentarlo... era para dejarlo libre. En ese preciso instante se sentía la peor persona de todo el planeta, iba a matarlo... y apoderarse de toda Italia.

-Lo siento...-lagrimeaba el menor y poco a poco sentía que el peso de sus actos le caían en sus hombros- lo siento tanto Roma... perdóname...

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Cuidados intensivos.

-Quiero que revisen al paciente en todo momento, ha tenido una operación a corazón abierto y tenemos que estar prevenidos para todo-mencionaba el jefe de enfermeras-

Lovino reposaba en una cama de hospital aun dormido, su corazón había sido dañado a menor medida pero su cuerpo era el que poco a poco comenzaba a resentir aquella operación. Se quejaba de manera baja, jadeaba y sobretodo presentaba síntomas post-operatorios: fiebre, dolor y delirios era lo más común.

-Si...Signoria.... –mencionó este recostado aun en la cama-

-En que le puedo servir señor Vargas –sonreía la enfermera de turno-

-Puede cum... cumplir con algo muy importante –se mordió el labio-

-Por supuesto, ¿Qué necesita? –Se acercó un poco más la enfermera a este-

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Sala de espera.

Un italiano dormido en las piernas de un alemán, y un español rezando por el su amada pareja; era como se podía presenciar la sala a las 3 de la mañana... tres personas únicamente, con la soledad y el tiempo encima.

-Señor... ¿Carriedo? –Menciono la enfermera para ver como el español levantaba la cabeza-

-Soy yo –se levantó y se acercó lentamente- ¿Qué pasa?

-Solo salga un momento por favor, será por unos segundos –menciono la enfermera abriendo la puerta-

El español salió tímido, mientras que el alemán rezaba porque no fuera una mala noticia.

-Algo le ha pasado a Lovino –menciono preocupado aferrándose a su crucifijo con fuerzas-

-Ha despertado, pero falta ver cómo se desarrolla por la noche... pero esa no es la razón por la que estoy aquí señor Carriedo –de su bolsillo saco una hoja-

-¿Q-Que es esto? –La tomo después de que la enfermera se lo ofreciera-

-El señor Vargas se lo manda –sonrió tiernamente la enfermera- También me ha mandado para ver a su hermano y mandarlos a piso... pero veo que no será necesario –miraba al español que poco a poco abría la carta viendo la letra del italiano- Lo dejo señor Carriedo, si me necesita llámeme.

El español yacía atónito, preocupado pero sobretodo algo feliz. Podía ver la letra de aquella persona que tanto amaba, aquella noticia le había alegrado... pero sobretodo que le legara una carta de su pareja.

"Querido Antonio..."

...Continuara~

El incio del finWhere stories live. Discover now