Pasaron los años, tal cuál, ya había pasado al tercer año de secundaria y ya no faltaba mucho para graduarme.
El año anterior fue muy pésimo con respecto a notas, el segundo año. El primer lapso de ese año, me había tocado una loca en la materia de castellano y literatura, ¡de verdad! No estoy exagerando, ni quiero parecer grosera, pero es qué era así. Incluso recuerdo un hecho qué pasó en nuestro salón una vez, va así:
"Estábamos en clases, en su clase, y ella asigna una actividad y nos dejó hablar para hacerla; de un momento a otro sonó el lápiz fuertemente golpeado en la mesa y una voz que decía:
-¿Quién los mandó a hablar? -dijo la profesora.
Todos quedamos cómo "WTF?!" e incluso, regañó a una compañera sin razón y ahí fue donde se formó el verdadero lío.
-Jovencita -dijo la profesofa -Por favor cállese y siéntese aquí adelante.
Mi amiga hizo caso, aunque estaba ardida por la situación puesto qué no había hecho nada.
La sentó frente a todos, apartada y ella comenzó a llorar, de impotencia.-Isa, ¿por qué lloras? -preguntó
la profesora, que había cambiado su posición ahora a la de profesora preocupada.Al principio mi amiga no cedió, pero debido a la insistencia de la profa. ella explotó, y de verdad, ¡explotó!
-¿De verdad no se imagina profesora? -dijo mi compañera en su intento en no ahogarse con sus lágrimas- ¡Todos la odiamos! ¡Es usted una puta! A todos nos cae mal, dice que hagamos algo y al instante se arrepiente o nos regaña. Es una bipolar. ¡Y ustedes son unos falsos, hipócritas! ¿por qué no le dicen que no la quieren? -nos gritó a nosotros.
La profesora se quedó pasmada y no era de menos. Luego se volvió a nosotros y nos dijo:
-Levante la mano el qué piensa igual que ella -dijo.
Al ver que nadie levantaba la mano se volvió a Isabela y la miró, pero antes de que dijera algo, la misma se apresuró a decir:
-Ah, ahora yo soy una mentirosa, ¿por qué no se atreven y dicen la verdad? -dijo, con su cara que ahora lucía realmente roja, mientras brotaban lágrimas de sus ojos.Y cuando dijo esto, mi amiga Vanessa levantó la mano aunque con una lentitud realmente impresionante. Cuando lo hizo, la seguí yo, y así se fueron sumando todos, era impresionante, una ola de brazos arriba se iba expandiendo en nuestro salón.
Después de esto para resumir el cuento, hicimos que despidieran a la profesora. Y todos fuimos felices y comimos perdices.
Y así es como pronto llegué al tercer año. Este año fue el año de los amores, de las ilusiones, de descubrimientos, de todo. Fue uno de los mejores a pesar de los pesares.
Este año habían 2 compañeros nuevos, eran morochos, aunque de parecido no tenían nada. Eran nuevos para mi porque para los demás, no; porque habían estudiado juntos años atrás.
Uno de ellos me gustaba, mucho, realmente. Su nombre era Manuel Hernández.
Era alto, no era musculoso, pero su contextura, para aquel tiempo me parecía perfecta. Su cabello de un rubio medio y siempre con un aire despeinado que lo hacía ver sexy a su manera, su piel blanca, y siempre tras de una pelota, jugaba Fútbol, era como su pasión y no dejaba de ser uno de los mejores en la clase. Pero había un problema. Como todo, siempre hay un pero.
Él había sido novio de una de las que se convirtieron en mis mejores amigas. Su nombre era Vicentt, ella era hermosa, realmente hermosa, tenía el
cabello lacio castaño oscuro, sus ojos eran grandes y marrones con sus pestañas perfectamente negras y rizadas, que constractaban perfectamente con su palidez y su lindo cabello. Ella era un poco mas delgada que yo, y cabe destacar que eramos muy delgadas, (causa, durante un tiempo, de mis complejos).
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Never stop dreaming.
Teen FictionMuchas veces me pregunté porqué la vida era tan dura a veces, o porqué el camino era tan difícil de caminar. Y me di cuenta de que ningún arcoiris sale sin un poco de lluvia. Y qué a veces algunas lágrimas caen para sembrar algunas semillas para lue...