Sweet Love; 3

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Capítulo 2: Hechizado... otra vez.

Dos días antes.

Lord Paul de Macarronia era un joven de nobles modales, largas piernas e inigualable talento. Solía pasar las tardes con su amigo John Limón, aunque este día andaba solo por los animados, pero fríos pasillos. Era uno de los encargados de la parte salada de la comida para el gran baile y banquete del cumpleaños de la princesa.

Estaba un poco molesto por no haber sido invitado al picnic de los demás jóvenes. De seguro se habían olvidado de que él y su pandilla andaban por ahí. No es que le importase, pero estaba un poco celoso. Aunque, pensándolo bien, ¿Para qué ir a la playa en pleno invierno? No quería coger un resfriado ni pasear en la arena sólo en cuanto podía tocar guitarra y hacer otras cosas que realmente le interesaban.

Suspiró y bajó los escalones hacía la entrada, donde el mismo rey en persona recibía a los invitados que iban llegando. Pasó entre los nevados jardines en búsqueda de la caballeriza. Debía hablar con un empleado de allí cuanto antes, para conseguir transporte a la ciudad de Villa Delicia.

Pasaba por debajo de unos arcos florales vacío cuando le pareció escuchar unos susurros que captaron su atención. Asomó su cuerpo en dirección a las voces por unos densos arbustos misteriosamente secos. Logró ver las siluetas de una mujer y de un hombre.

—¿Terminaste de colocarlo? —preguntó entre susurros la voz femenina que logró reconocer como... —¿LO HICISTE? —definitivamente Perry de Acidolandia.

La figura del hombre se movió decidida y energética.

—¡Claro que sí! —murmura fuertemente, casi gritando.

La mujer le pega un guantazo y le regaña— ¡Estúpido! ¿Quieres que nos descubran?

Paul agudizó aún más su oído y se acercó un poco más, capturado por la escena.

—No —dice el hombre que definitivamente era Adam L'Vaine—Illa, intimidado por la mujer—. Al parecer la amiga del Chef príncipe se dio cuenta de que lo habíamos hechizado recién ayer. Lo deshechizó completamente.

—¿Bromeas? —cuestiona cansada Perry dándose un facepalm—. Menos mal que Justin los hechizará en la playa. Vaya que fue fácil convencerlos de ir, cayeron redonditos.

—¿Los hechizará también? —pregunta Adam.

Para Lord Paul la cosa se tornaba cada vez más interesante y confusa. Por un momento agradeció no ser invitado al picnic, pero temía por los príncipes. Debía hablar con el Rey lo más pronto posible.

—Si —asiente—. Los pondrá bajo el polvo detonador de shock, y se activarán cuando ataquemos .—¿Ataque? Ayayai.

—Nadie se lo esperará, y el rey Jared... ¿Los Polvos controladores por detonación durarán hasta ese día? No sería chistoso verlo pelear por...

El ruido de una caravana de carrozas a toda velocidad desconcertó a todos y Lord Paul de Macarrones fue obligado a huir en el momento. Tenía que alertar al rey de inmediato.

* * *

Fue la ida a la playa más aburrida de la historia. Antes de que pudieran sacar la comida, o empezar a dejar líneas en la arena, empezó a llover torrencialmente. Llovían dulces y agua, y todos los jóvenes estaban pegotes y con frío. Se tuvieron que retirar rápidamente.

Cuando llegaron al castillo, cerca de la una de la tarde, todos tenían sueño (habían salido a eso de las 8 AM), hambre y frío. Jared se encargó de normalizar la situación enviando a los nobles a sus habitaciones, informando que en 15 minutos los cocineros pasarían entregando un menú por habitación. Terminó de delegar tareas a los cortesanos, cansado de tantos contratiempos, y se dirigió caminando a una junta para ver los últimos detalles del baile de su pequeña.

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