sólo bennoda

Sweet love; 7

Bueno, hasta el capítulo anterior tenía casi todo completamente escrito en mi lindo cuaderno de facfics n.n pero ahora nope así que... ni yo sé que nos/les depara abajo.

Ah, y corregí un error fatal. Es del acertijo, es corroe, no corrompe. El auto corrector hiso de las suyas (¿).

* * *

La señora Bennington corría de un pasillo a otro, buscando con vehemencia entre las multitudes a sus hijos mayores. Con ayuda del hada jefe, habían logrado poner en orden la situación, dentro de lo posible, al deshechizar a toda la gente del baile. Luego de haber realizado una junta de emergencia masiva en el salón principal, la mayoría de reinos que no estaban involucrados en el conflicto se irían, declarándose "Neutrales". No era el caso de los reinos de Chocolate, Algodón de Azucarlandia, Caramelo, Mazapán, Bombonia, Café con Chocolate y Marshmellowlandia. Y por alguna razón Lord Paul y sus amigos tampoco se habían querido ir.

La Ex Reina paró un momento a observar la turba que salía sin prisa del castillo, ajenos a la historia original. Jared despedía y se disculpaba a la salida, viendo como todos salían prestando si quiera atención al Rey, hablando del glamuroso baile y su extraño fin. De igual manera, tenían el baile del cumpleaños del Príncipe Mike, era mejor que se empezaran ya a preparar. Era sábado y el cumpleaños del joven Príncipe era el viernes, disponían de un tiempo muy limitado.

—¡Jared! ¡Deja de jugar y ve a la sala de juntas, cariño! —gritó por sobre el ruido de la multitud la mujer, llamando la atención de varios nobles curiosos. Jared bufó y resignado fue a la reunión con su madre.

Se podría decir que Jared estaba aún en shock. Cuando lo despertaron lo primero que hizo fue preguntar por su hija, quien dentro de todo estaba bien, luego cuestionó que entonces cual era el problema y se llevó una mirada reprobatoria de su madre y de su hermano mayor. Luego miró a Mike sentado en el balcón mirando el horizonte perdido y volvió a observar a su familia. Volvió a Mike. Inspeccionó la sala.

«¿Y Chester?» Había preguntado luego de un rato mirando para todas partes. Todos los presentes lo fulminaron con la mirada y unos cuantos rodaron los ojos. «AhhHH». Claro que no lo podían culpar, bajo los efectos del deshechizo, todos se comportaban así de alguna manera.

Mike seguía sentado en el balcón de la sala de juntas, inmóvil, reflexionado el paradero de Chester. Por dentro se encontraba destruido. Debía haber sospechado algo con que los únicos hechizados que siempre mencionaba Talinda, Adam y Perry, mas, nadie lo hizo y se llevaron vaya sorpresa. Prefería no gastar sus pensamientos en lo que la bruja estaría haciendo con SU prometido secreto, tratando de maquinar una solución y darle un paradero a los fugitivos y su rehén.

Suspiró frustrado. Nadie tenía la remota idea de dónde podían estar y ¡ni siquiera tenían pistas! La bruja había sido inteligente y elaboró un plan sin fallos en cuanto a huída. Anna y Jason estaban inconscientes al momento de la salida de los príncipes, al contrario de la Señora Bennington, quién si bien estaba consciente, no logró ver la dirección en la cual se escapaban. Mejor dicho, no se encontraba ni cerca del lugar de los hechos, sólo vio como tomaban el cuerpo de su hijo y desaparecían de su campo de visión.

Jared había hablado recientemente con los actuales reyes de Acidolandia y de Vainilla, quienes casi se desmayaron al enterarse de las atrocidades de sus hijos. No comprendían mucho de la situación y la información reducida tampoco ayudaba mucho, aún así, no habían dudado ni un segundo en enviar tropas especializadas a el centro de "La Catástrofe".

—Ojalá tuviera un hada madrina —murmuró Mike entre dientes tomando un mapa de la sala, con los reinos cercanos y posibles lugares de escondite. Brad se acercó a él con una taza de chocolate caliente y unos panecillos, lo cual sólo entristeció un poco más a Mike. Eran los panecillos que Chester solía hacer en su tiempo libre, de canela con azúcar. Mucha azúcar.