Capítulo 1

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Hace 9 años

Escuchaba música muy fuerte para no captar las peleas de su madre y su novio, observaba las 4 paredes con pintura desgastada de su habitación en el segundo piso mientras intentaba imaginar que lo que sucedía abajo en la sala no era realmente cerca suyo. Pero sabía lo que pasaría, siempre sucedía de esa manera, podría rezar pero hace mucho dejo de creer que había alguien que pudiera escucharlo. Aún así tenía las esperanzas de que Raúl, no se enojara demasiado porque sino entraría a su habitación... y no quería eso.

Se quite los audífonos lentamente después de un tiempo. Se encontraba sentado en su cama, de forma recta, con los pies tocando el suelo, esperaba no escuchar nada, pero Justo luego de ese pensamiento escuchó las pisadas fuertes en las escaleras rechinantes, luego recorriendo el pasillo y finalmente deteniéndose en su puerta. No pudo evitar estremecerse cuando el asqueroso novio de su madre, Raúl, abre la puerta con un fuerte estruendo contra la pared y la cerraba de igual forma.

Raul lo miraba de forma despreciable desde la puerta, observó su habitación rápido, con igual cara de despareció. No se había acercado a el pero ya empezaba a llorar.

N-no por favor —un sollozo se le escapo al chico de tez pálida.

Tu madre me enoja demasiado —dice. ¿Con quien crees que puedo hacerla pagar? Ademas, eres un maldito mocoso de 15 años, te hace falta educación.

El chico no podía evitar que las lagrimas salieran descontroladas. Se levantó lentamente de su cama con piernas temblorosas y alzó los brazos en señal de que se detuviera y no avanzara más hacia el.

Por favor m-mi es-espalda.... Aún du-duele.

Me importa mierda, aún no logras aprender nada, gagueas como un maldito maricón -para entonces ya esta justo frente a mi. -De rodillas.

-Y-yo...

-DE RODILLAS JODER O TERMINARE ROMPIENDO TU ESTÚPIDA CARA.

Ni siquiera termino de hablar cuando ya estaba sobre mis rodillas, con la cabeza gacha. Quería que acabara de una vez, cerré los ojos fuerte mientras lo sentía caminar a mi alrededor.

-Quítate la camisa.

Con dedos temblorosos tome los bordes de mi camiseta y la levantaba por encima de mi cabeza para quitármela.

-Para de una vez de llorar -dijo mientras se colocaba detrás de mi. Me estremeci cuando lo escuche justo a centímetros de mi oído mientras que se quitaba el cinturón del pantalón. -Un verdadero hombre aguanta y maneja el dolor.

Grite cuando sentí el primer golpe, la hebilla quedo enterrada en mi espalda antes de que él la quitara con fuerza, luego sentí la reconocida picazón en el lugar dando paso al dolor y olor a sangre.

-No te escucho contar Javier -decía Raúl con cólera en su voz.

-U-uno -dije como pude mientras temblaba de pies a cabeza.

Ahí sentí el siguiente.

-Do-dos.

-Raúl detente -era la voz de mi madre fuera de la habitación golpeando la puerta fuerte. Me sorprende que no estuviera drogada -No lo lastimes Raúl por favor -se le oía llorar. -¡Basta por favor!

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