Capítulo 3

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Narra Damian

Si hubiera pensado hace unos minutos que el chico estaría con su cabeza en mi regazo durmiendo plácidamente le hubiera golpeado hasta morir por burlarse.
Pero lo cierto es que es justo lo que esta pasando ahora, y las cosas son demasiadas extrañas para sentirme bien, aunque al parecer, finalmente, confía en mi.

El chico lloro tanto y ni siquiera sé porque, solo sé que cuando me dijo que podía tocarlo lo menos que podía hacer era abrazarlo, si exacto, ni yo me reconozco ¿que se suponía que hiciera?

Intentaba decirme algo pero con el llanto solo parecía como si se ahogara. Logre calmarlo cuando lo abrace, le cure la herida de sus manos y nos sentamos en el sofá, luego simplemente se quedó dormido.

Ahora mismo estoy preguntándome ¿como demonios he llegado a esta extraña situación?
De pronto suena el timbre de la puerta. Lo cual es extraño. Tomo la cabeza de Javier delicadamente y la coloco sobre el sofá luego de deslizarme debajo de él.

Es extraño que estén tocando la puerta ya que los únicos que conocen mi dirección por desgracia, son mis padres. Salgo a tomar de vez en cuando y termino con algún chico pero nunca he traído a nadie a mi casa por lo que los únicos posibles visitantes son...

-¿Papá? -pregunto sorprendido. Un hombre de baja estatura pero figura imponente, cabello negro, ojos azules oscuros estaba parado en mi puerta llevando un traje negro con camisa blanca y corbata azul clara -¿Que demonios haces aquí?

-Hola hijo, también me alegro de verte -dice con intención de entrar pero se lo impido. -No te he visto en más de un año, ¿podrías al menos dejarme pasar?

Me quedo mirándole, ¿no se da cuenta que esa es justa la razón por la cual no lo dejo entrar? ¿que demonios pretende?

-Escucha -dice de pronto. -Tengo que hablarte de algo muy importante.

-¿No pudiste llamarme o mandar a alguien? Quiero decir, es lo que hacías siempre, incluso dentro de la misma casa cuando era niño -digo con un tono que deja claro todo el rencor que le tengo.

Mi padre suspira, hace eso justo cuando esta a punto de perder la paciencia, supongo que de ahí saque mi mal genio.

-De esto no, se trata de tu madre -hace una pausa estúpida, la verdad no sé si espera que ponga cara de preocupación o qué. Me le quedo mirando con molestia. -Esta enferma hijo... y puede ser que no le quede mucho.

-¿Que es lo importante? -en mi rostro no hay emociones.

-Hijo...

-Pap.. Señor Denver, no sé para que ha venido a verme si va a decirme algo de lo cual no puedo hacer nada. Tú y tu esposa dejaron claro lo que yo significaba en sus vidas... a partir de lo que paso -trago seco. -Por lo que yo solo cumplo mi parte del trato, ahora lárgate de mi casa.

La expresión de papá era indescriptible, sinceramente no sabia si al menos se daba cuenta de su cara tan sorprendida, ya que es muy raro que papá descontrole su pasivo rostro, pero aquí fue la excepción, solo por un segundo...

-Cuida a ese chico que tienes en el sofá -ahora soy yo el sorprendido, volteo para ver si Javier se había despertado pero al parecer seguía recostado, miro a mi padre, nunca se le escapa nada. -No vaya a ser que lo mates también.

Con esto mi padre camina de vuelta al ascensor. Cierro la puerta con un terrible estruendo.

"Es un maldito hijo de..."

-¿Es-estas bien? -pregunta una voz débil detrás de mi.

Doy la vuelta y veo a Javier parado al lado del sofá.

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