Capítulo 2

92 18 8
                                    

Narra Damian

Vale el chico ha aceptado, y yo trato de controlar mis pensamientos pervertidos, pero al mirarlo de nuevo es imposible. ¿Que hace un chico tan frágil y lindo por esas calles y a esa hora? Incluso yo podría secuestrarlo, por lo que me concentro estrictamente en el camino frente a mi.

Llego a mi casa, es un alto edificio con estacionamiento subterráneo. No soy rico, ah pero mis padres si lo son, tanto que pueden controlar a quien se les antoje, igual no recibo ni un solo centavo de ellos y no es precisamente porque ellos no quieran dármelo.

Al menos mi trabajo me permite vivir cómodo, soy empleado en el departamento de informática de una compañía, mi trabajo es básicamente arreglar las computadoras por si se averían, recibir los correos generales de la compañía, y verificar la protección del sistema. Es un departamento pequeño de solo 3 personas para todo el edificio, lo cual es perfecto porque no debo interactuar demasiado con nadie, ni siquiera con mis compañeros pues cada cual va a lo suyo.

Estaciono en uno de los lugares cerca del ascensor. Para cuando volteo finalmente el chico a mi lado tiene los ojos cerrados y su pecho sube y baja en una respiración lenta. Si no fuera porque el chico anda asustado lo violaría ahora mismo, es increíblemente hermoso y dormido parece un frágil y lindo ser humano, un niño al que debo proteger.

¿Debo? Oh no Damian, haces esto porque quieres, a ti nadie te controla, de acuerdo, no hay ninguna razón más.

—Hey chico —le digo sacudiéndolo un poco.

El chico reacciona y me mira extrañado, como si olvidara como llego ahí, mira a todos lados y luego devuelta a mi.

—¿Hemos llegado?

—Si. Vamos sal del auto —le digo mientras abro mi puerta, y oigo como el hace lo mismo.

En silencio nos acercamos al ascensor, entramos y presiono el botón 17. Mientras subimos me fijo mejor en su aspecto. Lleva unas ropas, si se les puede llamar así, bastante sucias, una mochila la cual no ha soltado desde que le quite los tipos de encima y su cabello rubio largo despeinado le hace ver como un verdadero indigente.

¿En serio le he invitado a quedarse a mi casa? ¿Que si es un ladrón o un loco? Bueno, de serlo cualquier locura que intente lo detendría, soy mucho mas alto y fuerte que él, por lo que no debo preocuparme.
Aún así...

—Gracias de nuevo —dice tan bajito que no estoy seguro de si lo oí bien.

Las puertas del ascensor se abren y empiezo a caminar hacia la puerta atravesando un pequeño pasillo, cuando llego la abro y hago un gesto para que Javier entre. Es notable su vacilación al entrar pero al final lo hace, lo sigo dentro y enciendo las luces.

-------------------------------

Narra Javier

El lugar es increíble, nunca había estado en un sitio tan grande y limpio. Todo estaba tan ordenado y puesto en su lugar que no quería moverme a ningún lado para no ensuciar nada, ya que estoy completamente consciente de mis pintas.

FreedomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora