Capítulo 1: Magia.

591 45 2
                                    

   Odio este lugar. Aunque hay varias personas por las que vale la pena estar aquí, y por la comida, para ser una institución de mierda, tienen buena comida. Yo antes no acostumbraba a decir muchas groserías, pero aquí las costumbres son contagiosas.
   Llegué a este lugar por una confusión, no por las razones por la que lo hace la gran parte de la gente, es una especie de colegio que también es tu casa, nos permiten salir los fines de semana y volver antes del toque de queda, claro, eso siempre y cuándo no hayas cometido alguna estupidez para estar castigado. A todos siempre les pasa, a mí por primera vez.
   Es terrible tener que quedarme en el internado un día Sábado, no tengo nada que hacer en todo el día, no hay wi-fi y ya he leído todos los libros que me podrían interesar de la muy pequeña, diminuta biblioteca. Sólo me dejaron traer de mi casa un par de libros, elegí la saga The Maze Runner, con la falsa escusa de que son educativos. Los he leído un millón de veces.
    Tampoco puedo ir a mi casa, esto funciona como un reformatorio o como nosotros lo llamamos "La cárcel no cárcel", así que sólo nos dejan ir cada cierto tiempo. Es igual que estar en prisión, pero como no tenemos edad legal para estarlo, nos mandan a esta imitación barata que mezcla cárcel y escuela, con una pizca de manicomio.
     - ¿Qué vamos a hacer hoy, garrapata?- me dice Lía, mi primera amiga en este lugar, el apodo garrapata viene de cuando un profe estaba tan encabronado que comenzó a insultarnos, luego toda la clase repetía sus groserías frente a los inspectores, objetando que todo lo habíamos aprendido de él, después de una represalia el único insulto que podemos usar es "garrapata". Lo irónico es que por garrapatas nos quedamos sin salida.
     - No lo sé, que no nos pillen robando comida de nuevo, tal vez- me encojo de hombro, mientras entra a mi cuarto, Lía deja caer sus hombros hacia atrás y camina al igual que si estuviera derritiéndose, como si sólo escucharme la cansara.
      - ¡Bomba!- da un salto y se lanza a mi angosto catre, por suerte yo ya estaba de pie. Su cabello teñido por capas de amarillo, naranjo y rojo le cubre toda la cara cuando se sienta.
      - No es gracioso, te ves como la loca Tani.
      - Es porque estoy como ella- sacude la cabeza y se detiene haciendo una sonrisa psicópata, digna de un asesino. No me ha dicho la razón por la que está aquí, algo muy muy grave, nunca especifica.
     - No bromees con eso, ya sabes lo que le pasó.
     - Ah, eso, era una broma que te dije por tu novatada, Tani no existe- dice como si nada, y yo que creía que una tipa se aventó del último piso ya que estaba tan loca que se veía alas en la espalda-. Tani es tan real como esos tal Thomas y Ned de los que hablas.
    -¿Ned Flanders?
    - ¡NO! El chino que corre mucho.
    - Se dice Newt, N-E-W-T, y no es chino, es coreano y el que dices es Minho- digo riéndome, Lía me lanza una almohada, tiene las ojeras más marcadas de lo normal-. ¡Garlopa miertera!
    -¿QUÉ? ¿Qué dijiste de mi madre? ¡Nadie insulta a la madre de Willy!- sí, a Lía le gustan mucho Los Simpsons, tenemos una diminuta TV en el comedor donde los vemos, es como la única caricatura que ella conoce.
    - Te volviste crank- la mirada "¿que mierda dices?"-. Loca.
    - Como sea, igual no existen.
    - Te apuesto un ojo a que si lo son- bromeo.
    -Siempre he querido tener tres ojos- se encoje de hombros y se para-. Vamos a molestar a los viejos, tienen buenas historias.
    -No, nos meteremos en problemas.
    -Yo iré, nos vemos, aburrida- se va de mi habitación.
    -¡Espérame, garrapata!
    La alcanzo en la escalera. En una parte alejada de nuestra zona del viejo edificio hay un pequeño sector que funciona como asilo, nos tienen prohibido entrar, pero como es fin de semana, no ponen mucha atención. Hay ancianos de todo tipo, desde enfermos de alzaimer hasta genios.
    Corremos por los pasillos para entrar a la sala común que es mucho más pequeña que la nuestra, no hay nadie vigilando.
    - Hola, Reina Isabel- Lía saluda a una anciana de cabello blanco en silla de ruedas, luego me susurra-. Síguele la corriente, me agrada.
    Lía le pide que me cuente su historia, al parecer ella cree ser la verdadera heredera al trono y que la intercambiaron al nacer. Me alejo un poco incómoda después de platicar, esto me apena, observo a las personas imaginando quienes eran antes de esto.
    - Niña- me llama otra anciana cubierta en un chal, me acerco por cortesía-. ¿Cómo te llamas?
    - Soy _______, ¿y usted?
    - Mi nombre ya no existe, ¿qué haces aquí?
    -Seguí a mi amiga...- me mira y sé que no puedo mentirle-. Y también tenía curiosidad.
    -Curiosidad, sentimiento de jóvenes, ¿no lo crees?
    -Creo que es para cualquiera que esté vivo.
    -Sí, tienes razón, niña- se calla por un momento-. ¿Te gusta leer?
    -Sí.
    -¿Crees en la magia?
    -No lo sé.
    -No lo sabes. Sabes que no existe pero quieres creer que sí lo hace. ¿Correcto?- no digo nada, no me da tiempo-. Te equivocas, puedo demostrarte que es real.
    -¿Cómo?- introduce su mano temblorosa en un bolsillo de su chal.
    -¿Te gustan los personajes o la realidad de los libros?- teniendo en cuenta que en mis libros favoritos el mundo es un caos, la respuesta es fácil.
    -Los personajes.
    -Eso pensé- sonríe y me tiende su puño-. Tómate una en frente del libro del personaje que quieras volver real y piensa en su nombre. Tenía que compartirlo con alguien.
    Le recibo las 5 cápsulas azules, no podría rechazar a una anciana por más loca que suene. No tengo tiempo de responderle, ya que Lía tira de mi brazo y me hace correr.
    -¡Viene la inspectora!
    Volvemos a mi cuarto, le cuento lo de la anciana y Lía cree que es droga, luego se va a buscar algo de comer. Y estoy tan loca y aburrida, que hago lo que me dijo la anciana. Me trago tres cápsulas frente al único libro que tengo a mano: Correr o morir.
    -Thomas, Newt y Minho- susurro, son mis favoritos, luego me río por lo ridícula que me siento.
    Me recuesto en mi cama y cubro mi cabeza con la almohada para dormir, no tengo nada más que hacer. Pasan unos quince minutos y escucho un ruido, ha de ser Lía.
    -Es una chica- dice una voz masculina.
    -Riot, te dije que no te metieras en mi cuarto sin tocar...
    -No hay ningún Riot aquí- dice otra voz, me quito la almohada de la cara y se me suelta la mandíbula, no tengo palabras. Me paro sorprendida.
    -¿Cómo llegamos aquí?- pregunta alguien que se parece mucho a Minho-. ¡Habla, garlopa!
    -¿Cómo te llamas?- pregunta un chico castaño, ¿Thomas? Le da un codazo al asiático. Me refriego los ojos como si así fuera a pasar el efecto de la droga.
    - Eh, _______.
    -Yo soy Thomas- mis ojos se abren mucho-. ¿_______, podrías decirnos dónde estamos?
    -En el reformatorio Santa Teresa- otra ironía a la lista.
    -¿Y cómo llegamos aquí?- habla el rubio por primera vez, ¿Newt?
    -Uh, no lo sé, ¿magia?- digo lo primero que me llega a la cabeza.
    -¿Nos estás tomando el pelo? Seguro eres uno de esos shanks de CRUEL que nos observaban...
    -Minho...- lo interrumpe Thomas, ¿cómo sucedió esto? ¿estoy alucinando con la droga de la anciana?
    -No. Me cansé de tu estúpida cortesía- Minho me agarra del cuello y me aprieta, es una alucinación, no puede hacerme daño, pero duele y tengo miedo-. ¡Habla! Te superamos en número.
    -Cómo va a hablar si la estás ahogando- la alucinación de Newt pone los ojos en blanco.
    -¿Tus amigos son retrasados, ________?- pregunta Lía, está acomodada en mi cama comiendo una bolsa de papitas, ni la vi entrar, es sigilosa como un gato. Minho afloja mi cuello para que pueda hablar.
   - Es por las pastillas- mi voz suena frágil.
   - Wow, entonces funcionó porque yo igual los veo- dice como si nada, me sorprende-. Debí adivinar que elegirías a estos personajes para salir de sus libros- traga una papita-. El chino que corre mucho, el preguntón que anda con todas y el cojo que se muere.

Chan chan chaaaan les dejo el suspenso -w-

Real Life - 2°temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora