Rolling in the deep

523 22 0
                                    

No puedo decir que nunca me he enamorado. Ni siquiera me atrevería a decir que fingí no estar enamorada después de todo lo que pasó entre él y yo.
«No eres tú, soy yo», me dijo. ¿Cuántas veces no hemos escuchado eso en películas o simplemente en la televisión? Esto ya se considera un cliché a nivel mundial. Yo lo considero como el cliché más grande de todos los clichés.
No sabría decir qué fue lo que acabó con lo nuestro. No puedo comprender qué fue lo que pasó. ¿A caso fue mi físico? De acuerdo, lo acepto, soy una chica de veintiún años, un poco pasada de peso, cabello castaño muy claro, de baja estatura -a comparación de las demás chicas inglesas-. Me miro en el espejo y sigo viendo mi mismo rostro, no hay nada que haya cambiado desde que salí de la adolescencia. Ojos verdes, mi a veces forzada pero característica sonrisa (debo admitirlo: cuando me presento ante las miles de personas que me apoyan en mi carrera de cantante, es cuando mi sonrisa es todo, menos forzada) con la cual mis grandes mejillas me distinguen, además de mi barbilla partida.
Cuando él me dejó tuve una sensación de vacío dentro de mí, y a la vez sentí como si hubiera nacido de nuevo, porque sentí un calor dentro de mi corazón, como si después de tanto tiempo hubiera comenzado a latir de nuevo. El calor era cómodo, pero poco a poco la temperatura fue elevándose hasta tal punto que me sentí muy diferente. Sentí que iba caminando hacia una salida después de la oscuridad a la que me sometió tras su partida.
-No tienes por qué amargarte la vida, Adele -me dijo Linda, una de mis amigas-. Es evidente que él no tenía bien claro qué es lo que quería.
-Por supuesto que no estoy amargada, solo que sigo sin comprender qué fue qué es lo que no pude darle -le respondí.
-Le doy la razón a Linda -terció Ellie, la otra chica con la que estaba reunida-. Yo también pienso que él sigue siendo un inmaduro. ¿No crees que es bastante extraño que un hombre de veintinueve años (casi treinta) siga viviendo con sus padres?
Escuchaba atentamente a cada una de ellas. Era cierto que él seguía viviendo con sus padres. Yo también lo hacía hasta hace dos meses, que pude terminar la casona en la que pudimos haber vivido juntos, en la que nosotros pudimos haberlo tenido todo.
(¡Vaya!, eso podría usarlo en una canción nueva.)
-Adele, querida, tienes que aprender a vivir sin él. Entiendo que sea difícil después de los años que pasaron juntos -comentó Libby, la tercera chica-. Tienes que demostrarle no te dolió en lo más absoluto. Vamos, eres una mujer fuerte y valiente. ¿Recuerdas la primera vez que te presentaste frente a tanta gente en tu primer concierto? Es prácticamente como eso, tienes que ser valiente sólo al principio y mientras más canciones vas cantando los nervios van desapareciendo.
Creo que estaba entendiendo por donde se estaba yendo Libby. Finalmente pude ver cómo era él. Así de inmaduro. No puedo creer que estuviera tan ciega como para no haberlo visto antes.
Mis amigas no dudaron que el hombre hubiera querido regresar después de que supo que mi casa había salido en la portada de una de las más famosas revistas de sociales en el Reino Unido. Todavía me es imposible creer que me subestimara tanto, pero al final se podría decir que le pagué con la misma moneda.
Cuando llegó a la puerta de la casa de mis padres, vestido de gala, con flores en una mano y chocolates en la otra, fue que me atreví a decirle:
-No soy yo, eres tú.
Hecho esto, me miró de repente con los que algún día me habían parecido unos penetrantes ojos verdes, y poco después vio a detalle la madera de la puerta, que ahora se encontraba a tres centímetros de su cara.
Supongo que en su imaginación vio cómo me fui alejando de él. No debería haberme subestimado de esa manera, pues no sabía lo que era capaz de hacer.
No puedo negar que lo que me hizo después de tanto tiempo de relación me dolió. Fue como recibir una puñalada bastante profunda, cuya cicatriz, después de tanto tiempo, me sigue doliendo y que me sigue dejando sin aliento; y la cual me sigue recordando que casi pudimos haberlo tenido todo. Pero al final todo se desmoronó justo frente a mis ojos y ahora quedó en lo más profundo de nuestra historia.
Bueno, justo ahora ya no tengo una "historia" que nos vincule a los dos, aunque, podría decirse que tengo una buenísima historia que podría hacer que se volviera loco y hará que piense en mí tanto como le sea posible.
Llegó el momento de que una nueva mujer salga, después de esa pequeña llama que se prendió dentro de su corazón. Porque renaceré como el fénix de sus cenizas.
-Juro que desearás no haberme conocido y tus lágrimas caerán en lo más profundo, junto a las cenizas que quedaron de nosotros - digo mientras me miro al espejo y me limpio el maquillaje corrido en mis mejillas.

21 [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora