Si dijera que el hombre me engañó estaría mintiendo. Pero tal era mi coraje todavía con él, que lo que más quería hacer en el mundo era quemarlo. Pero tampoco me podía arriesgar yo a estar en boca de todos.
Si aceptaba esa entrevista para hablar de mi siguiente disco, 21, y decía algo en ella que me comprometiera tanto como a el hombre, no sería el fin de mi carrera, pero sería la comidilla de todo el Reino Unido, y como ya soy conocida mundialmente, no solo mi país sabría de mi situación.
Sentía una frustración enorme al no poder hacer que el hombre se sintiera tan miserable o más de lo que yo me sentía, pues cuando me dejó por esa otra mujer yo sólo me sentí... nada. Sentí que ya no era nadie. Me sentí deshecha al faltarme él.
Cuando platiqué de mi ruptura con Libby, ella me dijo: «No sé por qué le das tanta importancia. Lo único que estás haciendo es que él se sienta más de lo que es, porque él todavía sabe que te duele que se haya ido. No dejes que él se sienta importante, porque aquí, la más importante y reconocida mundialmente eres tú.»
Mi amiga Libby era de las mejores dándome consejos. Y tenía mucha razón. Pero cuando una persona ama y estuvo perdidamente enamorada de alguien es muy complicado hacerla volver a la realidad, como a mí me estaba sucediendo.
Me acuerdo de cuando nos conocimos. Mi mundo era oscuro por completo, porque a penas estaba comenzando a vivir, y después con un sólo beso me hizo sentir como nadie lo había hecho. Yo siempre supe que soy una mujer fuerte, pero algo en el hombre hacía que mis rodillas comenzaran a temblarme, hasta que llegaba a tambalearme y nunca a caer porque él me sostenía en sus brazos.
Y no fue hasta hace poco que supe que el tenía. Tantas cosas que me decía, tantas cosas que me prometía, tantas rosas que me daba con cada «te amo» que me decía al oído... al final todo resultaba ser un teatrito bien montado en el que se supone que yo era una de las damiselas secuestradas, y a la cual le prometía el rescate. Sin embargo yo no era la única damisela en apuros. Al final, el hombre decidió rescatar a la que más le importaba. Después de tanta espera me tuve que rescatar sola.
Nunca me he considerado como una mujer vengativa, pero ahora quería saber lo que se sentía ver caer a alguien más conmigo. Sí, ya saben, usar esa frase que dice «Si me hundo, te hundes conmigo», pero no le sentía del todo valiente para hacerlo, siendo que no ganaba nada con hacérselo a el hombre. No ganaba más que estar en boca de todos y tener..., tener esa gran satisfacción de que logré verlo abajo.
De un momento a otro mi celular sonó. Alguien con un número privado me estaba marcando. Me aventuré a asegurar quien sería, pero no me vino a la cabeza nadie en especial.
—¿Hola?
—Soy yo.
Y de repente mi cerebro dejó de funcionar. Se incendió cuando escuchó esa voz que tanto me daba miedo escuchar.
—Hay que hablar.
Era en serio que me lo estaba pidiendo (o exigiendo, en realidad). No lo estaba soñando. Todo esto en realidad estaba pasando, pero debía estar segura. Me mordí un poquito la lengua antes de comenzar a hablar, haciendo que el dolor que me infligía yo misma me despertara (en caso de que fuera un sueño).
—¿Puedes oírme?
—Sí... Pero... Eee... —traté de que mi voz sonara firme, pero por más que lo intentaba no lo conseguía—. ¿Qué sucede?
—Quiero regresar contigo.
No sabía qué contestar a eso.
—Las cosas entre Georgie y yo ya no son las mismas. Por favor, quiero hablar contigo, tenerte cerca de nuevo. Que me cantes al oído. Recuerda todo eso.
¿Las cosas entre el hombre y Georgie no iban bien? No pudo haber llegado esta noticia en mejor momento. Me armé de coraje y reuní todo el que me había hecho mucha falta y de repente le solté:
—¿Sabes qué...? —estuve a nada de decir su nombre—, no lo creo. Las posibilidades de que regrese contigo son tan nulas como la de prenderle fuego a la lluvia. Así de imposible. Y si eso se pudiera te aseguro que me hubiera mojado o quemado en esa lluvia mientras lloraba por ti. Pero se acabó la mujer que te hacía un altar. No hay más mujer que bese el suelo por el que tú caminas.
"Hace tan sólo un tiempo pensé que, mejor que tú y yo, nada mejor podía haber, y si me hubieras marcado ayer, hoy ya estaría besándote de nuevo como una idiota. Pero no. Justo hoy me acordé de que tú eres un doble cara y que todas las cosas que decías eran mentira, siempre a ti conveniencia, y que siempre tú ganabas todas las riñas porque sabías muy bien cómo hacerte la víctima.
"No... El fuego que le prendí a la lluvia terminó con nosotros, porque de repente sentí algo morir y entonces supe que esa sería la última vez que jugaste conmigo así.
Y le colgué el teléfono antes de que el hombre pudiera responder. Respiré hondo y cerré los ojos. Me recosté en el sofá mientras escuchaba que una tormenta se acercaba de nuevo.
Dentro de mi sueño escucho que alguien llama a la puerta. La otra yo (la del sueño) se levanta, pero hay cientos de puertas a mi alrededor. No sé a cuál están llamando.
De repente escucho su voz diciendo mi nombre y me vuelvo loca de euforia. Entonces me pongo a buscarlo, aún sabiendo que todo esto ya está terminado.
Busco puerta por puerta, pero todo lo que veo del otro lado son nubes de color naranja, como las del crepúsculo, y pequeñas gotas de agua anaranjada. Microscópicas gotas de fuego.
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21 [CANCELADA]
Sonstiges"Pudimos haberlo tenido todo pero el rumor corría por ahí, es hora de cambiar las reglas. ¿O qué, no recuerdas? Mi amor por ti fue como un incendio apagado por la lluvia. Tú eras la lluvia. Sé que no te irás de mis pensamientos, pero puedes tomar t...