Aún no comprendo como caí en sus garras...
Su respiración estaba agitada. Tocó rápidamente cada parte de su cara,confirmando la sospecha de que estaba totalmente caliente y rojiza. -Damn it...Tengo que hacer algo. No podría estar allí mucho más tiempo,¿qué iba a decirles a los chicos al volver con ellos al salón? Poniéndose en pie,remojó su rojizo rostro en algo de agua fría. "Me estoy portando justo como un niño de 16 años. ¡El para nada piensa en ti de esa manera!" .Se miró a sí mismo en el espejo,ruborizándose de nuevo. ¿Y que importaba? -Como si a mi me importase en lo más mínimo...
El inglés trataba de autoconvencerse de que no había nada de aquellos viejos tiempos, donde todos vivían juntos, cuando el aguardaba en aquella coqueta casa de campo la llegada del francés junto con los niños , el olor de la comida recién hecha , su voz narrando dulces cuentos a los niños, que daban cabezadas...Y sobretodo aquella intimidad que compartían. Eran tiempos felices. Comenzó a presionar la mandíbula,e incluso una lágrima se escapó de sus ojos,recorriendo lentamente su mejilla hasta su labio inferior,humedeciéndolo,el cuál mordía fuertemente. Pero un segundo líquido comenzó a brotar de sus labios. -Oh,mierda... Al elevar la mirada hasta el espejo,vio un pequeño hilo de sangre recorriendo sus labios. Rabia,ira,tristeza.."¿Por qué simplemente todo no vuelve como antes...?" Extrañaba las noches románticas con él, sus cenas, cumplidos, halagos, su apoyo cuando algo le salía mal... Sus besos. Los echaba de menos. Los extrañaba con ansia. Sus labios eran pura adicción para él, pero no solo sus labios; él era su maldita droga. Y sin embargo allí estaba, tragándose todos sus sentimientos por orgullo. De pronto unas manos recorrieron su cintura con suavidad. Se asustó de golpe,y giró la cabeza , realmente sonrojado. -¡Frog!¿¡Qué haces a-...!? Cuando quiso darse cuenta , vio que no era Francis,si no Alfred. Claro,¿como iba él a ir a buscarlo? Pero se dio cuenta de algo. Incluso su subconsciente lo traicionaba. Y aunque al gritarlo le había maldecido con ese insulto...frog... Estaba ansioso de que fuera él y nada más que él. Apartó al menor a un lado,quien lo miraba con un gesto de preocupación.
-No viniste a recibirnos...¿Ocurre algo,Inglaterra?
El inglés le miró, impasivo. Quería acabar con aquello ,pero era demasiado orgulloso para admitirlo. Sólo unas simples palabras ,solo tenia que decir...Je t'aime...
Sus ojos se abrieron de golpe,pues lo escuchó desde la cocina. Se asomó apresurado, sólo para ver al francés con los brazos posados sobre las caderas del adorable canadiense. Justo como se lo hacia a él. Como se lo decía a él. No aguantaba más estar allí. Su orgullo era una cosa,y tener que aguantar la promiscuidad del francés otra. Sin esperar demasiado,tomó su abrigo y salió corriendo de allí,con los ojos ahogados en lágrimas. Esos recuerdos estaban clavados en su mente.
Je t'aime, je t'aime...
Je t'aime Artie...
Pateó una piedra del suelo, mientras con las manos en los bolsillos,dio un largo paseo por el parque, tratando de calmar su respiración. Desde el momento en el que lo llamó, supo que ir a esa maldita celebración seria mala idea. Aún recordaba aquella navidad donde Francis,o Frannie,como solía llamarle, acostó bien temprano a los pequeños Alfred y Matthew. Recordaba justo el momento en el que se sentó en el sofá,cansado de aquel día, y junto a él, sin decir palabra, se colocó el francés,mirándole con una gran sonrisa. Era una sonrisa cálida,tranquila,apaciguada,era como su esposo. Sí,su esposo,su marido,su pareja...No importaba cuantas veces lo pensase,así le veía ,aunque con la pequeña diferencia que sus cuerpos no se habían hecho uno por aquel entonces... Aún recordaba sus palabras. Las que pronunció mientras su mano tomaba el mentón del inglés, quien le miraba con un leve sonrojo y una sospecha de lo que se aproximaba a hacer.